viernes, 26 de mayo de 2017

Las misiones de las Fuerzas Armadas españolas como acción exterior del Estado y el combate al yihadismo.

La imagen de las Fuerzas Armadas españolas (en adelante FAS) ha mejorado exponencialmente en los últimos 25 años[1]. Tal y como apunta Puell de la Villa[2] durante el reinado del Rey Juan Carlos I surge un estamento militar distinto gracias a los cambios que se introducen desde la nueva administración, surgida en 1977, en una institución de corte decimonónico. La integración de España en organizaciones defensivas internacionales y estructuras supranacionales[3] erradicó la sempiterna intromisión de “lo militar” en la vida política nacional y provoca la normalización de unas relaciones complicadas en diferentes periodos históricos; ahora estas relaciones son siempre  jerárquicas y el poder ejecutivo ejerce el mando constitucional y democráticamente otorgado por el pueblo. En estos momentos históricos tenemos un ejército proyectado hacia el exterior, preparado para acciones conjuntas integradas por diferentes ejércitos y operando con una misión única en cuerpos supranacionales. Y este modelo de ejército es ampliamente aceptado por la población española, que en un 83,3% está de acuerdo con la participación de militares españoles en misiones internacionales de paz[4]. Además, el 56,8% opinó que este tipo de operaciones contribuía al prestigio internacional de España. Estos mismos estaban convencidos de que, gracias a la participación de nuestros militares en las Misiones Internacionales, aumentaba el peso de España en la política internacional (43,9%), se incrementaba la seguridad en España (41,7%), se acrecentaba la confianza internacional en nuestro país (45,9%), se prevenía el terrorismo internacional (41,8%) y se  ayudaba a mantener nuestra forma de vida y bienestar (33,4%)[5].

Si bien los Padres de la Constitución no imaginaron que la soberanía e integridad de nuestro país tendría que defenderse también fuera de nuestras fronteras,  la Carta Magna de 1978 da pie, gracias al artículo 8.1[6], a que la Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional, establezca con mayor claridad este tipo de misiones y en qué condiciones deben hacerse[7]; es un respaldo jurídico, emanado de nuestro poder legislativo, a que nuestras FAS puedan evacuar españoles en el extranjero cuando estén en riesgo su vida o sus intereses, tanto en operaciones de mantenimiento de la paz como de represión del terrorismo, y siempre a petición del Estado donde se desarrollarán las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (en adelante OMP) o PeaceKeeping,  y bajo los auspicios del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (en adelante CSONU), Organización del Tratado del Atlántico Norte (en adelante OTAN) o Unión Europea (en adelante UE). Es importante tener en cuenta, de la misma manera, que deben cumplirse en todo momento los fines defensivos, humanitarios y de construcción de la paz que establecen tanto el Derecho Internacional ,  la Carta de Naciones Unidas o los tratados internacionales que, gracias al artículo 96.1 de la CE, forman parte del ordenamiento interno y de nuestra legislación consolidada[8].

Tenemos, por un lado, unas FAS con altísimo respaldo ciudadano, que participan en OMP muy valoradas por la ciudadanía, y una legislación que nos permite, alienta y ordena dicha participación. Es ésta una de las acciones exteriores del Estado, de las que las FAS son una herramienta más, aunque muy útil, en el afán de conseguir mayor seguridad para nuestro país ante un elenco de riesgos y amenazas que aparecen perfectamente definidas en nuestra Estrategia de Seguridad Nacional de 2013[9] (en adelante ESN13). Es este otro de los documentos fundamentales para nuestra seguridad interior y, lógicamente, para nuestras FAS. Sin embargo, si nos atenemos al concepto del Realismo en relaciones internacionales, resulta difícil entender que en España no hubiera ningún tipo de documento o estrategia que explicitara nuestro concepto de Seguridad Nacional, así como los objetivos y amenazas,  hasta 2011. Si bien es cierto que existía mucha norma hasta el momento, también lo es que ésta nunca se había interrelacionado con el objetivo de dar a conocer a todos tanto las amenazas, como las directrices y los recursos dedicados a mantener nuestra Seguridad como País. Para Waltz y los realistas el único interés de los Estados es su supervivencia, y para ello buscan el equilibrio necesario para contraponer poderes, equilibrar  fuerzas, asociándose entre ellos con la voluntad de generar superestructuras geoestratégicas. Cuando Mearsheimer introduce la importancia de la tecnología militar a la teoría realista y tanto Keohane como Nye aseguran que los Estados sólo sobreviven gracias al mantenimiento de su soberanía por la fuerza (ya sea activa o pasiva), las denominadas Estrategias Nacionales de Seguridad proliferan en el mundo Occidental. Sin embargo el cambio de paradigma en las relaciones internacionales surgido con posterioridad a la caída del Muro de Berlín, junto con la globalización, han hecho emerger nuevos riesgos y amenazas inexistentes hasta ese momento a las que había que dar respuesta desde la seguridad nacional. De esta forma, también nuestro ejército tuvo que prepararse para enfrentar  riesgos y amenazas en un determinado momento, con las limitaciones propias del país y con las capacidades medidas para enfrentar dichas amenazas, y descubrimos que la participación en las OMP ayudaba, sobremanera, a combatirlas. De esta forma, también  hemos determinado cuál queremos que sea nuestra posición en el orden internacional, es decir, qué personalidad queremos exhibir ante el mundo.

Aunque debe quedar claro que la lucha contra estas amenazas no recae en las FAS exclusivamente, su participación en las misiones de la UE, OTAN y ONU coadyuvan de manera importante a alejarlas de nuestras fronteras. Ya sabemos que, tal y como señalamos anteriormente, es misión de las FAS garantizar la soberanía, independencia, integridad territorial y el ordenamiento constitucional de nuestro País, y en esa misión colaboran con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado[10].

Pretendemos vincular en el presente trabajo la importancia de la participación de nuestras FAS en las misiones internacionales en la contención de un fenómeno global como el yihadismo o la insurgencia yihadista. Es sobradamente conocido que el terrorismo en general, y el yihadista en particular, debilita nuestro Estado de Derecho. Debe tenerse en cuenta, por tanto, que aunque nuestros militares acuden a diferentes escenarios internacionales para contener el avance del terrorismo o insurgencia terrorista, entre otras misiones, lo hacen con la encomienda establecida en el ya conocido artículo 8.1 de nuestra CE. Este tipo de misión, fuera de nuestras fronteras,  ayuda a cerrar el círculo de la acción exterior del Estado con mayúsculas, siendo la diplomacia, la colaboración económica y sectorial, nuestra industria y tecnología, el emprendimiento o nuestros valores democráticos otros en los que el Estado se apoya en el desarrollo de su personalidad internacional.

Haciendo una retrospectiva[11], necesaria, sabemos que la primera misión de arbitraje del ejército español fuera de nuestras fronteras fue en Angola en 1989. Entre esta fecha y 1995 cerca de 300 profesionales militares participaron como Cascos Azules de la ONU en misiones de pacificación y desarme en varios países de Centroamérica[12] (ONUCA fue la primera misión ONU bajo el mando de un general español y la primera en la que el castellano es vía de comunicación preferente), Haití, Hungría, Irak, Mozambique, Namibia o Ruanda. Cabe destacar la participación en 1991en Irak, ayudando a los kurdos en su huída, y en 1992 la participación en la guerra de los Balcanes, concretamente en Bosnia, con la misión de escoltar uno de los pasillos de ayuda humanitaria, concretamente el que transitaba por la ruta del Neretva[13], o como integrantes de la misión de implementación IFOR OTAN primero, y fuerza de estabilización SFOR OTAN después, también en la ex Yugoslavia. En 1999 un contingente de 1.200 legionarios, sobre un total de 50.000,  se incorpora a la misión KFOR OTAN en Kosovo, con la misión de proteger a los refugiados, de varias etnias, en su regreso a Kosovo; esta misión se ha mantenido hasta 2009, habiendo participado 22.000 militares profesionales españoles[14]. En enero de 2002 comienza la participación española en la ISAF ONU de Afganistán, en apoyo del gobierno afgano tras la caída de los Talibán para la pacificación del país y de formación de la seguridad afgana; esta misión termina en 2004.

Aunque no sea útil para nuestro trabajo, conviene recordar que España participó de 1966 a 1971 en Vietnam, a requerimiento del gobierno estadounidense, con un destacamento sanitario y en Guinea Ecuatorial en 1979 con varios aviones para transportar ayuda humanitaria y un contingente para formación y reorganización del ejército de la antigua colonia española. En 1982 apoyamos con fuerza aérea la independencia de Namibia de la ocupación sudafricana.

Esta proyección externa, recuperada sobre todo a raíz del referéndum español sobre la integración en la OTAN y la pertenencia a la CEE en 1986, ayuda a neutralizar los riesgos derivados de cierta conflictividad que, aunque ocurre allende nuestras fronteras, pudiera afectar a nuestra seguridad nacional, y elevan la decrecida moral de nuestro ejército. Así, la ESN13 establece como prioridades de nuestra Seguridad las de proteger la vida, la libertad, la democracia, el bienestar y el desarrollo; también preserva la soberanía, la independencia, la integridad territorial, el ordenamiento jurídico y la seguridad económica. Hace suya la consecución de un entorno pacífico y seguro, la consolidación de la UE, la generalización del orden internacional estable, justo y democrático con respecto a la paz, la seguridad, la universalización de los derechos humanos y una relación constructiva de vecindad con los países limítrofes, especialmente Francia, Portugal y Marruecos. El multilateralismo, la legitimidad y la legalidad internacional y la construcción de la paz aparecen como frontispicio de nuestros anhelos, siendo el Mediterráneo, el Magreb (especialmente la relación de Ceuta y Melilla con Marruecos, África (Sahel, el Cuerno de África y el Golfo de Guinea especialmente), Asia (China e India), las zonas que más nos preocupan. La plena colaboración con la ONU, OTAN, OSCE y G20, trascendental para nuestros intereses, lo que nos “obliga”, en la mejor acepción de la palabra, a colaborar en cuantas misiones internacionales seamos invitados.

En cuanto al catálogo de riesgos y amenazas, los conflictos armados, el terrorismo, el crimen organizado, la inestabilidad económica y financiera, la vulnerabilidad energética, la proliferación de Armas de Destrucción Masiva, los efectos del cambio climático y los flujos migratorios irregulares son, quizá, los que condicionan nuestra participación. No se nos escapa que la determinación como riesgo y amenaza del terrorismo obliga a establecer líneas de actuación estratégica para combatirlo[15]. Más aún, otro tipo de amenazas, como el crimen organizado, los flujos migratorios irregulares, la proliferación de armas de destrucción masiva o los conflictos armados pueden formar parte de la estrategia terrorista o insurgente; sabemos,  además, que  existen factores que favorecen y agravan el terrorismo, tales como la pobreza, la desigualdad, la falta de acceso a los alimentos, los problemas climáticos o la actuación de agentes no estatales violentos (en adelante ANEV) en los denominados Estados Fallidos. Es por tanto el terrorismo una de las mayores amenazas existentes, actualmente, en el Orden Internacional, que contribuye con otras y hace de precursor de actitudes que suponen un claro peligro para la seguridad global y, por ende, la nuestra.

Llegamos a la conclusión de que existen misiones auspiciadas por diversos organismos internacionales porque es necesario afrontar riesgos y amenazas de carácter global que pueden acabar afectando a la seguridad nacional de los países; esos compromisos internacionales forman parte del acervo común, de los intereses comunes de los estados que conforman las superestructuras estatales, ya sean sectoriales, militares o geoestratégicas. Así, para la ONU se trata de unir fuerzas para el mantenimiento de la paz, para la UE la aplicación de su Política Común de Seguridad y Defensa (en adelante PCSD) con el fin de llevar los valores de la Unión al mundo, y la OTAN en la aplicación pura y estricta de seguridad, defensa colectiva y gestión de crisis. Sabemos, además, que los factores que afectan al futuro de estas misiones pasa por el interés estratégico internacional, la disposición nacional y de los aliados, la situación económica, la voluntad política, el respaldo social y las capacidades de nuestras FAS. Pero sin duda el factor que más predispone para formar parte de este tipo de misiones internacionales pasa por nuestra pertenencia a estructuras militares y supranacionales y el hecho de compartir valores que hay que defender en suelo ajeno al propio, con el fin de preservar nuestras naciones de los riesgos y amenazas antes citados. Tenemos claro, además, que el hecho de participar de estas misiones internacionales forma parte del cometido de nuestras FAS, que tienen legitimidad jurídica, legislativa y ejecutiva para desarrollar este tipo de misiones en aras a lo dispuesto en nuestra CE y demás ordenamiento jurídico.

En España, el concepto de ejército surge en el siglo XVI, y hasta la fecha,  ha habido cuatro modelos. El de Tercios españoles, modelo de los Austrias, entre 1521 y 1700. La protección de la Península Ibérica se hacía desde Nápoles, desde donde marchaban a proteger las posesiones españolas en Flandes. El ejército era mercenario, soldados pagados que no eran españoles (suizos, alemanes, walones, italianos...). En la península había unidades de ejército para facilitar el orden público pero de reducidas dimensiones.  Oficiales elegidos a dedo,  el oficial de mayor rango el noble de mayor prestigio de la zona y tan sólo 1/3 del total eran españoles.  De 1700 a 1840 se impone el modelo de los Borbones. Desaparecidas nuestras posesiones en Europa el ejército vuelve a la Península Ibérica, aunque se mantiene el envío de unidades a América, donde se acantonan diferentes secciones;  existen, también, unidades del ejército que salen de España rumbo a América para apoyar a los cantones y guerrear. En la península permanece un ejército nómada y sin guarnición fija, que va transitando de un sitio a otro permanentemente, donde comida, techo y acomodo es proporcionado, obligatoriamente, por los vecinos del lugar al que llegaban. No era un ejército permanente pero ya es profesional, siendo cerca del 70%  de nacionalidad española. Existe, por tanto, una milicia provincial  generada por sorteo entre la población de la provincia ocupándose exclusivamente de la protección de la misma,  y una milicia regular, el ejército profesional.  En 1840 y acabada la guerra carlista, gracias a Narváez se unen las milicias provincial y regular (1846). Empieza el modelo de ejército del Liberalismo. La oficialidad es al 100% profesional a través de Academia Militar. La tropa es de reemplazo que se adscriben en unidades estables en guarnición, por primera vez, que gracias a Mendizábal y su desamortización se establece en diferentes conventos y propiedades religiosas. A partir de 1975 comienza la actual época del ejército español que podemos denominar de la Democracia

Esta pequeña reseña histórica viene al caso para constatar que el esfuerzo realizado por nuestro país para adecuarse a los estándares establecidos de cara a su participación a las OMP ha sido de consideración. Históricamente acabamos de comentarlo. Pero la historia debe ir acompañada de actos legales refrendados en el Boletín Oficial del Estado.  Desde el punto de vista jurídico y normativo y hasta la vigente Ley 5/2005, de 17 de noviembre, de Defensa Nacional, se ha tenido que reformar el 100% de nuestro ordenamiento jurídico militar para adecuarlo primero a la CE[16] y después a las estructuras militares de nuestros aliados, eso sí, sin perder nuestra identidad; de esta forma la creación de un Ministerio de Defensa, la organización institucional de los poderes legislativo y ejecutivo con el Estado Mayor y los Cuarteles Generales de los tres ejércitos, la propia estructura de los ejércitos, el personal militar, las retribuciones, los honores y recompensas, las instalaciones militares o la disciplina han sido ordenados jurídicamente de acuerdo a nuestros preceptos constitucionales y con el máximo acuerdo político[17]. Hoy nuestros ejércitos no son una casta diferenciada, sino que forman parte de la Administración General del Estado. Para muchos autores, la desvinculación de lo castrense y lo político[18] ha sido también fundamental a la hora de poder confiar la seguridad de todos en las FAS. Fernando Puell de la Villa nos dice que en 1975 había tal diversidad de procedencias, ideologías y mentalidades en nuestro ejército que el alineamiento ético y moral con posiciones de la dictadura dificultaba el inicio de la transición militar[19]. En general, salvo los 208.273 militares en activo[20], poco conocemos de esta rápida e importante evolución. Otro debate puede ser si estos efectivos son suficientes para la defensa de nuestro país, al disponer únicamente de un ejército profesional y regular[21], pero lo que sí está claro es que nuestras FAS evolucionaron al ritmo que se les requería por parte de la sociedad española, dejando de ser un instrumento del régimen franquista para convertirse en una parte fundamental de nuestro sistema constitucional y democrático. No en vano, nuestras FAS forman parte activa de nuestra sociedad y gracias a los medios de comunicación conocemos lo que hacen y cómo lo hacen; también, en algunos casos,  las fatales consecuencias que puede tener el desempeño de su trabajo. Nos interesa, sin embargo, la defensa militar de la seguridad interior a través de la estabilidad y la paz en el exterior, nuestras misiones internacionales.

Hoy día entendemos la paz no sólo como la ausencia de guerra, siguiendo la teoría kantiana, sino también como la seguridad física de las personas, su bienestar, prosperidad, estabilidad y el libre ejercicio de sus derechos. Como ya hemos comentado para conseguir estos fines se impone el respeto a los derechos humanos, la erradicación de la pobreza, la cooperación al desarrollo, la lucha contra el Cambio Climático y la lucha contra la delincuencia, el crimen organizado y el terrorismo. Entre el denominado Soft Power y el Hard Power, es decir, entre la diplomacia o la cooperación,  y el empleo de la fuerza se impusieron las OMP, u operaciones de Peace-Keeping[22], Peace-making[23], Peace-Enforcement[24] o Peace-building[25],  que utilizan medios de ambos procedimientos. Pero la globalización y la participación de los diferentes estados en organismos supranacionales imponen la noción de seguridad colectiva, y ésta hay que buscarla en el origen de lo que provoca, o puede provocar, la amenaza nacional, aunque no se encuentre dentro de las fronteras de los países. El concepto, por tanto, es coadyuvante con el de Seguridad Nacional y del que la defensa se constituye como un medio para conseguirla. Así, mientras que la Seguridad Nacional debe ser siempre la misma, la política de Defensa puede variar, pero teniendo siempre presente el objetivo único de lo estipulado en la CE y nuestro ordenamiento jurídico. Además, es el nuestro un país en el que la Cultura de la Defensa ha llegado tarde, gracias al aislacionismo impuesto por la restauración canovista o la dictadura franquista; pero, desde mi punto de vista, desde 1975 hemos invertido en este concepto, y creo que lo ha hecho para quedarse, aunque no se comparta con el mismo entusiasmo por toda la población.

En la actualidad, los ejércitos del mundo están invirtiendo más tiempo en misiones internacionales de OMP que en labores propias de una guerra convencional. Afortunadamente diríamos. Pero aunque la habitualidad nos inunde, no debemos dejar de pensar en lo excepcional de este tipo de misiones para nuestras FAS o cualquier otro ejército bajo disciplina del CSONU, ya que nuestra pertenencia a diferentes organismos internacionales condiciona sobremanera nuestra participación en este tipo de misiones que se engloban dentro de lo que se denomina mantenimiento o restablecimiento de la paz y la seguridad internacionales.

De nuestra pertenencia a la ONU, OTAN o UE, además de las OMP, España participa de estructuras supranacionales de configuración permanente[26], que garantiza nuestra participación activa también en la toma de decisiones de carácter militar. Conviene recordar que las OMP no son operaciones exclusivamente militares, aunque en ellas predomine la participación de las FAS.

El mecanismo de activación de una misión internacional, de una OMP, comienza cuando se cumplen los requisitos de la Ley Orgánica de la Defensa Nacional (en adelante LOD) LO 5/2005, de 17 de noviembre; concretamente el artículo 19[27]. Tomada la decisión en el organismo supranacional, el gobierno lo pone en conocimiento del Jefe del Estado Mayor de la Defensa (en adelante JEMAD) quien con la ayuda de su Estado Mayor (EM), sobre todo el mando de operaciones y siempre dentro de las directrices del Ministerio de Defensa, estudia la composición del contingente de acuerdo a las capacidades requeridas y que serán proporcionadas por los Jefes de Estado Mayor de los tres ejércitos. Pero es el Congreso de los Diputados quien autoriza la participación en la misión internacional después de comprobar el despliegue, la disponibilidad y el presupuesto necesario. Autorizada ésta se participa en la conferencia de estados contribuyentes. Cuando está claro el número de efectivos definitivos y, por tanto, el presupuesto, el gobierno vuelve a enviar al Congreso la petición de participación en una misión fuera de las fronteras españolas, especificando tanto el total del contingente como los límites presupuestarios[28].  Una vez autorizado por el Legislativo, los Jefes de Estado Mayor de los tres ejércitos transfieren las unidades necesarias al JEMAD que se encarga de organizar el transporte y despliegue del contingente, a la vez que efectúa la Transferencia de Autoridad al nuevo mando multinacional. Toda misión de OMP requiere de un entrenamiento específico en función de las capacidades requeridas y del lugar del globo al que se acudirá; lógicamente también de acuerdo a las características de la misión la preparación será de una u otra manera, aunque las capacidades ya estarán predeterminadas.
Entrando en las misiones internacionales que nuestros soldados desarrollan por el mundo, nos interesan las que tienen como misión el combate del yihadismo y/o la insurgencia. Si tomamos como referencia lo escrito por David Rapoport en su ensayo Las cuatro oleadas del terrorismo moderno[29] nos encontramos con una última, la denominada oleada religiosa, que sucede a las oleadas anarquista, anticolonial y de la nueva izquierda, que viene estando presente en nuestra realidad desde finales del siglo pasado. Como breve introducción diremos que comienza en la década de los ochenta del siglo XX. En esta oleada la religión tiene un significado completamente distinto, proporcionando justificaciones y organizando los principios para el establecimiento de nuevos advenimientos, de corte divino, que afectan a la vida terrenal. El Islam es la religión más importante de esta oleada, pero otras religiones también han producido actos, atentados y terroristas[30].

Rapoport nos dice que tres sucesos del mundo islámico proporcionaron el punto de inflexión político, es decir, las condiciones necesarias para la nueva oleada. La revolución iraní[31], los sucesos de El Líbano,  donde los Chiíes introducen la bomba suicida, y el asalto a La Meca, secuestrando a cincuenta mil personas[32]. En todos ellos se consiguieron hitos que reforzaban a la religión como elemento unificador de una estrategia revolucionaria, que ganaba adeptos sobre todo entre las clases más empobrecidas.

El terrorismo suní, como religión contrapuesta a la chií,  apareció pronto en numerosos estados con amplias poblaciones musulmanas como Egipto, Siria, Túnez, Marruecos, Argelia, Filipinas o Indonesia. Los grupos suníes competían con la OLP en atentados contra Israel, gracias fundamentalmente a los veteranos afganos que regresan a sus casas con la voluntad y entrenamiento necesarios para dar comienzo a las operaciones terroristas contra unos gobiernos internos bastante débiles.

Los asesinatos y la toma de rehenes siguieron pero el atentado suicida, la inmolación era la innovación táctica más novedosa, muy efectiva. Se reafirma el martirio y tal y como nos recuerda Luis de la Corte “.../... una operación suicida requiere muchos menos recursos que una operación armada y anulan la necesidad de tener que preparar la fuga de los terroristas que cometen el atentado, lo que a su vez aumenta el abanico de situaciones posibles en las que se puede atentar”[33]. Los estadounidenses y sus intereses públicos o privados,  son el blanco más frecuente de estos grupos terroristas en esta cuarta oleada.

Esta oleada, siguiendo las disquisiciones de Rapoport,  ha producido dos organizaciones con un patrón de reclutamiento y una articulación únicos en la historia del terrorismo internacional. Estamos hablando de Al Qaeda, creada, financiada y dirigida por el saudí Osama Bin Laden hasta el pasado 1 de Mayo de 2011, fecha en que fue abatido por tropas estadounidenses en la localidad de Abbottabad, al norte de Islamabad (Pakistán). En la actualidad, Al Qaeda está dirigida por el médico egipcio Aymán Al Zawahirí.

La segunda organización es el DAESH, o Estado Islámico (ISIS, IS, ISIL), fundada Abu Musab Al Zarqawi y actualmente dirigida por Abu Bakr Al Baghdadí, que en la actualidad ocupa parte de los territorios de Siria e Irak, proclamando el Califato, aunque en franco retroceso.  

Otros autores han incidido en este postulado de Rapoport; André Malraux[34], político y ensayista francés fallecido en 1976 y gran conocedor del mundo oriental, predijo que “el siglo XXI será religioso, o no será”[35]. Su conocimiento del mundo oriental, junto con las experiencias de vivir el colonialismo, le hicieron concebir un mundo de “.../...sabiduría en Oriente en contraposición con la decadencia de Occidente”. Otros muchos autores lo han confirmado pero a diario podemos comprobar el peligro inminente que supone la insurgencia y/o el terrorismo de base yihadista. La presencia de dicha amenaza, entre otras, en las diferentes Estrategias de Seguridad de los diferentes países, nos da una idea de la dimensión global que tiene hasta el punto de que nuestro País, como otros muchos, tiene una política de seguridad y defensa concreta y bien definida ante la amenaza del terrorismo yihadista. No en vano el 37º Barómetro del Real Instituto Elcano aporta que, para los españoles, el terrorismo yihadista sigue siendo advertido como la principal amenaza que puede afectar a España desde el exterior, muy por encima de cualquier otro elemento de riesgo, percibiéndolo desde parámetros distintos y mencionados como Al Qaeda, terrorismo yihadista, islamismo o Estado Islámico[36]. Ocho ciudadanos sobre diez entienden que el combate al terrorismo yihadista es lo más importante de la política exterior española. Recordar que estamos en alerta 4 antiterrorista [37]no es baladí tampoco para justificar la implicación de nuestras tropas en las OMP.

La interpretación que se hace de los textos coránicos hace justificar el concepto de guerra santa islamista. La interpretación, que no el Corán, aunque en Occidente se mantiene la creencia de que es el texto sagrado quien incita al yihad. Pero cuando hablamos de yihadismo nos referimos a organizaciones criminales, bandas organizadas de integristas islamistas, concretamente salafismo y chiismo con raíces apocalípticas, que pretenden la vuelta a lo que consideran la pureza del Islam del siglo VII. Realizan un terrorismo asimétrico, tal y como hemos visto en la definición de Rapoport, a veces público y a veces secreto, buscando atentados que tengan gran repercusión mediática. Lobos solitarios, combatientes retornados, captación y adoctrinamiento han llevado a los CFSE a detener, hasta ahora, a más de 600 personas en nuestro país.

El terrorismo y/o la insurgencia yihadista es una amenaza para España. Y están definidos los escenarios nacionales e internacionales en los que se busca la defensa de España ante este riesgo global. Nuestra estrategia coincide con la de la UE en esta materia, así como con los parámetros emanados del CSONU. Conviene recordar que tanto la Estrategia Española de Seguridad de 2011[38], auspiciada por el Presidente Rodríguez Zapatero, como la Estrategia de Seguridad Nacional de 2013[39], del Presidente Mariano Rajoy, establecen como finalidad y prioridad: proteger la vida, la libertad, la democracia, el bienestar y el desarrollo; también la soberanía, la independencia, la integridad territorial, el ordenamiento jurídico y la seguridad económica. La consecución de un entorno pacífico y seguro, la consolidación de la UE, la generalización del orden internacional estable, justo y democrático con respecto a la paz, la seguridad, la universalización de los derechos humanos y una relación constructiva de vecindad con los países limítrofes, especialmente Francia, Portugal y Marruecos. Conceptos como multilateralismo, la legitimidad y la legalidad internacional y la construcción de la paz son piedra angular. El Mediterráneo, el Magreb (especialmente la relación de Ceuta y Melilla con Marruecos, África (Sahel, el Cuerno de África y el Golfo de Guinea especialmente), Asia (China e India) las zonas prioritarias de atención, y los medios para reducir las amenazas contemplan la plena colaboración con la ONU, OTAN, OSCE y G20, siendo la referencia supranacional la UE, de la que formamos parte y cuyos valores compartimos y cultivamos.

En este escenario complejo interactuamos. Las amenazas y riesgos se mezclan y retroalimentan, trascendiendo fronteras. Terrorismo, crimen organizado, tráfico de drogas, trata de seres humanos, prostitución e inmigración ilegal son anverso, reverso y exergo de una misma moneda. Es sobradamente evidente que los Agentes No estatales Violentos (ANEV) y grupos armadas, incluidos los insurgentes y/o yihadistas, se benefician de la impunidad de una amplia gama de economías criminales. Por eso las respuestas, las militares también, deben ser globales, como lo es el terrorismo, integrando las esferas nacionales, europeas e internacionales; en este escenario las FAS son, como ya sabemos, herramienta más que eficaz en la seguridad de los diferentes estados. Sólo así entendemos cómo, desde 1990,  política de defensa española lleva a nuestras tropas a lugares lejanos, fuera de nuestras fronteras, donde se incuba el huevo de la serpiente[40].

Haciéndolo atendemos a nuestros intereses más específicos, porque son ámbitos que, como ya sabemos, nos interesan sobremanera. Así, como veremos un poco más adelante, Mediterráneo y zona MENA[41], incluyendo las peligrosas zonas del Sahel, Golfo de Guinea y Cuerno de África son objeto de OMP donde participamos. Hablábamos al principio de este trabajo de los Realistas al referirnos a la teoría sistémica de Waltz en cuanto al interés de los estados en sobrevivir. Si la política, la guerra o la economía es un sistema, la seguridad también lo es, y el propio Waltz diseñó el denominado Neorrealismo defensivo al observar que, cuando no se tienen las condiciones para ganar, conviene hacer el juego del equilibrio de poder; es decir, buscar aliados y acuerdos para igualar el poder de otros. Por eso nos hacemos más fuertes en superestructuras políticas como la UE o de defensa colectiva como la OTAN; nuestros intereses están mejor salvaguardados cuanto mayor sea nuestra capacidad de establecer relaciones, ya sean multi o bilaterales con estados con los que compartimos vecindad, modo de vida, valores o estructuras económico-políticas. Podemos decir con claridad que nuestro país ha abordado la amenaza del terrorismo y/o insurgencia yihadista a través de una acción de coordinada de seguridad interior con política exterior, en el ejercicio obligatorio que tienen nuestras FAS de la defensa de nuestro País en los parámetros de la CE o de la LOD.

¿Dónde están interactuando nuestras FAS? A noviembre de 2016, estamos presentes en 16 misiones en el exterior[42], con un despliegue de 2.235 militares desplegados[43]; en misiones en apoyo a África son 9 las misiones, con 705 militares desplegados en operaciones de reforma del sector seguridad y de protección. Es importante tener el dato de que España es el único estado miembro de la UE que ha participado en todas las operaciones y misiones desde su inicio en 2003, siendo actualmente el segundo contribuyente de fuerzas. Este conjunto de OMP hace efectiva la determinación de nuestra política de Defensa para hacer frente a la amenaza yihadista, ya que éstos están presentes en el 95% de los países en los que existen contingentes internacionales. Ayudando a estos países a combatir el terrorismo yihadista que asola su territorio estamos evitando que llegue hasta nuestro país, siendo entorno a mil los militares españoles que participan en misiones contra el terrorismo.


Estas son la EUTM Malí, con 109 efectivos, misión de la UE de ayuda al país para mejorar sus capacidades militares y evitar que  convierta en rogue state o estado fallido. Para ello se asesora y adiestra en sector seguridad a su ejército nacional. La misión parte del hecho de que una paz duradera en Malí es esencial para la estabilidad del Sahel, hervidero de campamentos yihadistas; lógicamente África y Europa se verán libres de esta amenaza controlando la actividad terrorista en el denominado cinturón del hambre africano. El gobierno malí lo solicitó y el CSONU, así como la UE (es una misión PCSD), autorizaron misiones de adiestramiento.  No es una misión ejecutiva, es decir, que los militares españoles no participan en actividades de combate. Nuestros soldados entrenarán, asesorarán e impartirán enseñanza de tipo militar a las Fuerzas Armadas Malienses, bajo el control de sus autoridades civiles, para restituir su capacidad militar y recuperar la integridad de su país, neutralizando la amenaza terrorista. Está autorizada la ampliación de la misión hasta 2018.

Irak Inherent Resolve, con 307 efectivos, en misión de adiestramiento del ejército iraquí como parte de la coalición internacional de lucha contra el DAESH. Pero no ha sido la única en la que nuestras FAS han participado. ONU y la Unión Europea Occidental (UEO), tras la invasión de Saddam Hussein en agosto de 1990, aprobó seis resoluciones declarando nula la anexión iraquí de Kuwait autorizando el empleo de la fuerza para restituir la situación. España participó en la operación de bloqueo y embargo con navíos propios vigilando los estrechos de Tirán, en el Mar Rojo, y de Ormuz en el Golfo Pérsico. En 1991, en plena operación Tormenta del Desierto, nuestros buques siguieron dando apoyo a la provisión de las fuerzas aliadas. Provide Confort, operación Alfa-Kilo e Iraqi Freedom son algunas en las que hemos participado. Pero a día de hoy mantenemos activa Irak Inherent Resolve, donde se combate al DAESH a raíz de la decisión de la OTAN en su cumbre de Gales de 2014,  amparada en dos resoluciones del CSONU y con el apoyo expreso de la UE. El Congreso de los Diputados otorgó autorización el 22 de octubre de 2014. El autodenominado Estado Islámico es, quizá, la amenaza más cierta, junto con los efectos del Cambio Climático, que estamos sufriendo en la actualidad. La invasión de Irak y la proclamación del Estado Islámico de Iraq y Siria provocaron una reacción internacional tardía pero efectiva, aunque desde mi punto de vista, insuficiente para la grave amenaza que supone este tipo de insurgencia yihadista.

La misión OTAN Afganistán Resolute Suport, con 20 efectivos que se encuentran en el Cuartel General de Kabul, aunque durante los 13 años que dura la misión han pasado por Herat y Qala-e-Naw cerca de 13.700 soldados españoles luchando contra la insurgencia yihadista. Ahora la misión es de adiestramiento y asesoramiento de las fuerzas de seguridad afganas. A raíz de los atentados del 11S, la OTAN reclamó por primera vez en su historia el artículo 5 del Tratado de Washington[44]. La ONU aprobó la resolución 1378/2001 de ayuda a la población afgana de tal forma que la misión internacional se aprueba en la cumbre de Bonn de diciembre de 2001. Esta última misión de adiestramiento fue aprobada por el Congreso de los Diputados el 18 de diciembre de 2014. La misión Resolute Suport sustituyó a la ISAF de apoyo al gobierno provisional de Afganistán. La lucha contra la insurgencia y la ayuda a la reconstrucción del país se ha llevado por delante la vida de 102 militares en accidentes y atentados de los Talibán, facción político-militar fundamentalista islámica, que utilizando el procedimiento de guerrilla ha perfeccionado el sistema del denominado asesinato selectivo y el atentado terrorista. En Afganistán surgió Al Qaeda y hoy día se mantiene cierta la afirmación de una conexión entre los Talibán y la facción terrorista, con lo que un correcto adiestramiento repercutirá en la inhibición de los islamistas en su actividad terrorista global.
En el Mediterráneo destacan varias misiones.

Active Endeavour, con 63 efectivos en el submarino Galerna, una fragata, un buque de apoyo de combate, un patrullero de altura y aviones de patrulla marítima  para el control del yihadismo y el terrorismo internacional en las aguas mediterráneas. Se le denomina también el dispositivo naval de la OTAN.  Se trata de una operación de defensa colectiva de la Alianza Atlántica por aplicación del artículo 5 del Tratado de Washington tras los atentados del 11S, aunque está respaldada también por el CSONU. Esta operación que comenzó para nosotros como vigilancia del tránsito en el Estrecho de Gibraltar acaba extendiéndose a todo el Mediterráneo. La extensión de la red yihadista, tanto de Al Qaeda como del DAESH, así como la comisión de actos delictivos en cuanto a la inmigración ilegal o el tráfico de drogas hacen de esta misión una de las más importantes de cara a la vigilancia de la frontera sur de la UE, es decir de España entre otros países. No podemos olvidar que las redes yihadistas se financian con todo tipo de actividades ilegales que necesitan tránsito para poder generar los beneficios necesarios para mantener un ejército y producir mártires para la causa.

La misión PCSD de la UE EUNAVFOR MED SOPHIA se encarga de la lucha contra el tráfico de seres humanos previniendo la muerte de inmigrantes en el Mediterráneo. El objetivo, por tanto, intenta interrumpir el negocio de redes de contrabando y de inmigración ilegal que tantas muertes está provocando en el intento de llegar hacia Europa. 252 militares españoles se encargan de participar en esta misión de prevención y rescate en el Mediterráneo central y meridional. La legalidad está aportada por la Resolución 2240/2015 del CSONU. El pasado 20 de junio se prorrogó esta misión un año más.

Un total de 117 efectivos en Senegal, 41 en labores de instrucción del ejército senegalés contra el terrorismo yihadista originario de Malí,  y 55 efectivos en Dakar con el destacamento aéreo Marfil en labores contribución de transporte estratégico de las capacidades militares de los países AFISMA, fuerza militar conjunta africana contra el terrorismo yihadista. Es decir, labores de asesoramiento al ejército senegalés y ofreciendo capacidades en materia de seguridad cooperativa.  La proximidad a Malí y al Sahel, hacen del Senegal un país propicio para la instalación de los ANEV y las redes insurgentes y/o yihadistas.

En Turquía tenemos 149 profesionales en la misión de la OTAN Active Fence donde una batería Patriot española protege a la población turca de posibles ataques de misiles del DAESH desde Siria. Otra vez el DAESH siendo vigilado por la Alianza Atlántica. La misión es defensiva, en una muestra de que el sistema de defensa colectiva atlántica funciona. El Consejo de Ministros aprobó el 11 de diciembre de 2015 la prórroga que venció en diciembre de 2016.

La misión UE EUMAM RCA de República Centroafricana, 22 militares españoles en labores de asesoramiento del sector seguridad y de formación de las fuerzas armadas del país africano. República Centro Africana es clave en la seguridad subsahariana. Además se interviene en la pacificación de la guerra civil entre la milicia Seleka, de creencia musulmana, y la cristiana anti-balaka. Los españoles no intervienen en ninguna misión de combate. Además de impedir el “acercamiento” de ANEV a un país con una guerra civil en marcha, a través de la invitación de las autoridades centroafricanas se decide intervenir para prevenir el genocidio de la población civil. También participan como apoyo aéreo de la operación Sangaris (a Francia) 45 militares españoles.

Un total de 14 militares en la EUMT Somalia, adiestrando al ejército somalí en una misión de la UE para combatir el terrorismo yihadista de Al-Shabaab, además de la piratería. Es, también una misión de cooperación entre la ONU y la Unión Africana (UA). Esta misión complementa la EUNAVFOR ATALANTA, de lucha contra la piratería en el Océano Índico  de protección del programa de alimentos de la ONU, donde participamos con 151 militares españoles. El 21 de enero de 2009 el Congreso de los Diputados autorizó esta misión dentro de la PCSD de la UE.

Y la misión en MAURITANIA, con 16 efectivos, adiestramiento de tropas en un país clave en el contexto del Sahel y la lucha contra los tráficos ilícitos de armas y droga de los que se aprovecha el terrorismo yihadista en la zona, además de frenar el avance de los insurgentes en su apuesta africana.

Las misiones de seguridad y defensa encomendadas a las FAS tienen la aceptación de la ciudadanía, que valora muy positivamente la participación de nuestros militares en OMP. Así se consolida una cultura de la defensa que necesita de todos para que exista una política española de defensa. Siendo conscientes de los riesgos y amenazas seremos partícipes de las soluciones que se deben plantear, estando las OMP entre las primeras que debemos seguir dando. Nuestro modo y calidad de vida está en juego.



[1] Estudio E2998 del Instituto Español de Estudios Estratégicos. Septiembre 2013. Informe de resultados del 10º estudio del CIS “Defensa Nacional y Fuerzas Armadas”. Pág. 107 y ss. http://www.ieee.es/Galerias/fichero/ESociologicos/2014/X_ENCUESTA_CIS_MAR14.pdf
[2] Puell de la Villa, F. Historia del Ejército en España. Capítulo 5. Página 1.
[3] Nos referimos a la OTAN, UEO (hasta su disolución), OSCE, UE (antes CEE) y ONU, fundamentalmente. http://www.defensa.gob.es/defensa/seguridaddefensa/ 
[4] Ibídem nota 1, página 119 y 120.
[5] Ibídem nota 1, páginas 121 y 125.
[6] Artículo 8.1. Constitución Española: “Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”.
[7] Artículos 15.4, 16.b, 16.c, 16.d, 19.a, 19.b y 19.c de la LO 5/2005, de 17 de noviembre.
[8] Artículo 96.1 de la CE: “Los tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España, formarán parte del ordenamiento interno. Sus disposiciones sólo podrán ser derogadas, modificadas o suspendidas en la forma prevista en los propios tratados o de acuerdo con las normas generales del Derecho internacional”.
[9] Estrategia de Seguridad Nacional del Reino de España de 2013. Capítulo 3 Los riesgos y amenazas para la Seguridad Nacional.
[10] Policía Nacional y Guardia Civil. Algunos autores consideran que también forman parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad las policías autonómicas y la policía local.
[11] Recogida de libro de Puell de la Villa, F. Ibídem nota 2, páginas 7 a 9.
[12] Los gobiernos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua solicitan al Secretario General de la ONU (Pérez de Cuéllar) que supervisase el proceso de implantación de los acuerdos de paz de 1987.
[13] El País, 27 de mayo de 1995. “Mostar: la trampa de los Cascos Azules españoles”. http://elpais.com/diario/1995/05/27/internacional/801525611_850215.html
[14] Ministerio de Defensa. Misión KFOR OTAN en Kosovo. http://www.defensa.gob.es/misiones/en_exterior/historico/listado/kosovo.html
[15] Ibídem nota 8. Capítulo 3, página 25, y capítulo 4, página 41.
[16] Puell de la Villa, F. La Transición Militar. Colección Testimonios. Documento de trabajo 6/2012. Ed. Fundación Transición Española. Página 24.
[17] Código de Leyes Administrativas de la Defensa en España. Boletín Oficial del Estado. https://www.boe.es/legislacion/codigos/codigo.php?id=2&modo=1&nota=0&tab=2
[18] Ricardo Martínez Isidoro. General de División. Las misiones en las Fuerzas Armadas. Revista Atenea. 6 octubre 2011.
[19] Ibídem nota 16. Páginas 19 y 20.
[20] A fecha 7 de septiembre 2016, las Fuerzas Armadas Españolas contaban con un total de 208.273 efectivos, incluyendo el personal en la situación administrativa de activo y de reserva, además de 20.000 civiles. No tenemos datos del personal administrativo ni de reserva pero sí para los efectivos militares gracias a la Resolución 430/38001/2016, de 7 de enero. https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2016-212
[21] Vicente Ferrer. Alférez de Infantería de Marina. ¿Tenemos unas FAS profesionales? Revista Atenea. 3 octubre 2011.
[22] Dirigidas a la contención, moderación y finalización de hostilidades entre o dentro de Estados para tutelar y facilitar la implantación del acuerdo de paz. Suelen comprender empleo de contingentes armados y observadores militares.
[23] Dirigidas a apoyar el cese de hostilidades. Suelen ser fuerzas de interposición entre dos o más facciones, además de suponer operaciones de estabilización.
[24] Operaciones de imposición de la paz. Es la operación que más se parece, de inicio, al combate habitual en un conflicto armado.

[25] Las fuerzas armadas participan garantizando o apoyando la seguridad.
[26] Euro cuerpo en Estrasburgo, la Brigada Franco-Alemana, la EUROFOR en Florencia, la EUROMARFOR, la fuerza anfibia hispano-italiana, la iniciativa anfibia europea, el grupo aéreo europeo, el centro de coordinación de movimiento en Europa o la fuerza de gendarmería europea. Para ampliar esta participación consultar el Documento de Seguridad y Defensa Nº 33 del CESEDEN El futuro de las fuerzas multinacionales europeas en el marco de la nueva política de Seguridad y Defensa. Capítulo 2. Páginas 32 y ss. Las fuerzas multinacionales europeas. José Enrique de Ayala Marín.
[27] Artículo 19 Ley Orgánica 5/2005, de la Defensa Nacional.
Condiciones. Para que las Fuerzas Armadas puedan realizar misiones en el exterior que no estén directamente relacionadas con la defensa de España o del interés nacional, se deberán cumplir las siguientes condiciones:
a) Que se realicen por petición expresa del Gobierno del Estado en cuyo territorio se desarrollen o estén autorizadas en Resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o acordadas, en su caso, por organizaciones internacionales de las que España forme parte, particularmente la Unión Europea o la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en el marco de sus respectivas competencias.
b) Que cumplan con los fines defensivos, humanitarios, de estabilización o de mantenimiento y preservación de la paz, previstos y ordenados por las mencionadas organizaciones.
c) Que sean conformes con la Carta de las Naciones Unidas y que no contradigan o vulneren los principios del derecho internacional convencional que España ha incorporado a su ordenamiento, de conformidad con el artículo 96.1 de la Constitución.
[28] Artículo 4 Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional.
Las Cortes Generales.
1. A las Cortes Generales les corresponde: a) Otorgar las autorizaciones previas para prestar el consentimiento del Estado a obligarse por medio de los tratados y convenios internacionales, así como las restantes autorizaciones previstas en el artículo 94.1.b) de la Constitución. b) Aprobar las leyes relativas a la defensa y los créditos presupuestarios correspondientes. c) Debatir las líneas generales de la política de defensa. A estos efectos, el Gobierno presentará las iniciativas correspondientes, singularmente los planes de reclutamiento y modernización. d) Controlar la acción del Gobierno en materia de defensa. e) Acordar la autorización a que se refiere el artículo 63.3 de la Constitución.
2. En particular, al Congreso de los Diputados le corresponde autorizar, con carácter previo, la participación de las Fuerzas Armadas en misiones fuera del territorio nacional, de acuerdo con lo establecido en esta Ley.
[29] David Rapoport es catedrático emérito de ciencia política en la universidad de California (UCLA). Su teoría de las cuatro oleadas del terrorismo moderno está explicada por el propio autor en el libro de Fernando Reinares y Antonio Elorza “El Nuevo Terrorismo Islamista”. Temas de Hoy. Madrid. 2004.

[30] Los sijs buscaron un estado religioso en el Punjab; los terroristas judíos intentaron volar el templo más sagrado del Islam en Jerusalén; un colono religioso asesinó en 1994 a veintinueve devotos en la tumba de Abraham en Hebrón y en 1995 un fundamentalista asesinó al primer ministro israelí, el socialdemócrata Isaac Rabin. En 1995, Aum Shinrikyo, un grupo que mezclaba elementos religiosos budistas, cristianos e hindúes, soltó gas nervioso en el metro de Tokio, haciendo ver a la comunidad internacional que el control de armas biológicas era más que necesario, ya que su uso, junto al químico y el nuclear, contaban las víctimas por miles.
El terrorismo católico, fundamentado en las interpretaciones radicales de la biblia, apareció principalmente en el Movimiento de la Identidad Cristiana norteamericano. Las comunas rurales armadas formadas por familias, se apartaron del estado para esperar sucesivos advenimientos con un funcionamiento interno nada alejado al de los movimientos sectarios.

[31] La revolución iraní o revolución islámica de 1979, fue el proceso de movilizaciones que desembocó en el derrocamiento del Sha de Persia Mohammad Reza Pahlevi y la consiguiente instauración de la República Islámica actualmente vigente en Irán. Por ello, suele calificarse a la revolución de islámica, aunque en realidad fue un movimiento amplio y heterogéneo que progresivamente fue siendo dirigida por el clero chiita bajo el liderazgo férreo del Ayatolá Jomeini.
[32] El salafista suní Al Utaybi y quinientos  seguidores  asaltaron la gran mezquita de La Meca durante los primeros minutos del nuevo siglo, el 20 de Noviembre de 1979,  secuestrando a las cincuenta mil personas que allí estaban. El desenlace del suceso, varios días después, se saldó  con un resultado de más de mil víctimas, aunque no existen datos oficiales, silenciados por el gobierno saudí.
[33] Luis de la Corte Ibáñez. Ibídem nota 2. Página 273.
[35] Anna Erelle. En la piel de una yihadista. Editorial Debate. Barcelona. 2015. Página 45.
[36] 37 Barómetro del Real Instituto Elcano (BRIE). Enero de 2016. Encuesta telefónica sobre 1.000 individuos. http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/web/rielcano_es/encuesta?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/barometro/oleadabrie37
[37] El nivel 4 lleva implícito la advertencia a las Fuerzas Armadas. Aunque las principales tareas corresponden a la Policía y a la Guardia Civil, el Ejército también recibe la comunicación del nivel de alerta para que incremente el nivel de protección sobre sus instalaciones. Además, en el caso de que los agentes de las Fuerzas de Seguridad tuviesen problemas para cubrir todos sus objetivos, los militares tendrían que colaborar en estas tareas. http://www.interior.gob.es/prensa/nivel-alerta-antiterrorista
[40] Interpretando el título de la película de Ingmar Bergman, de 1977, y con referencias al Berlín de los años 20 del siglo pasado, donde la sociedad va gestando las condiciones que permitirán el ascenso del nazismo sólo una década después.
[41] Acrónimo de Middle East and North Africa (Oriente Medio y Norte de África).
[42] Ministerio de Defensa. Misiones en el exterior. http://www.defensa.gob.es/misiones/en_exterior/
[43] 63% del Ejército de Tierra, 23% de la Armada, 10% del Ejército del Aire, 3% cuerpos comunes y un 1% a la Guardia Civil. http://www.elmundo.es/espana/2015/10/01/560d5fb2ca4741cf2a8b4590.html
[44] “.../... Las partes convienen en que un ataque armado contra una o contra varias de ellas, acaecido en Europa o en América del Norte, se considerará como un ataque dirigido contra todas ellas y, en consecuencia, acuerdan que si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva, reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, asistirá a la parte o partes así atacadas, adoptando seguidamente, individualmente y de acuerdo con las otras partes, las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada, para restablecer y mantener la seguridad en la región del Atlántico Norte”.