Europa ha vivido retos constantes desde su fundación como
CEE en 1958. Reconstruir Europa tras la 2ª Guerra Mundial fue el primero, pero
desde entonces hemos vivido 57 años de paz, cierta estabilidad y prosperidad.
Es cierto que la crisis económica ha condicionado los últimos 10 años y que
vivimos una guerra dentro de las fronteras europeas, pero podemos concluir que
en Europa existe un espacio de convivencia, gobernanza democrática y respeto a
los derechos humanos. La unión económica ha intentado convertirse en unión
política, pero no se ha conseguido aún. Es más, la influencia de la UE
disminuye en estos días, coincidiendo con la crisis de los refugiados que ha
puesto negro sobre blanco que la Unión no habla con una sola voz, sino con 28,
y que el actor global que debería ser consiente una crisis fronteriza sin
precedentes que genera inestabilidad e inseguridad. ¿Cómo actúa la UE en su
faceta de actor global sobre las diferentes dinámicas mundiales que le rodean?
Siguiendo el guión que nos muestra el monográfico El Mundo en Europa, editado por el CIDOB[1] en mayo
de 2015, coincidiendo con el Día de
Europa[2],
fronteras, terrorismo, soberanía nacional, refugiados y asilo, multipolaridad,
gobernanza económica y política, las armas de destrucción masiva, la energía,
el cambio climático y los valores de la UE son algunas de estas dinámicas
mundiales sobre las que se espera encontrar a la Unión.
Rusia y China, junto al resto de los países BRICS[3], suponen
una nueva manera de entender la geopolítica y la geoestrategia. Mientras que
Rusia parece haber heredado las formas de la extinta URSS en cuanto a su forma
de relacionarse con el resto del Mundo, China ha explotado un modelo económico creciente
que ha colonizado el orbe. Ambos
países, que rivalizan estratégicamente con la UE, han hecho de la
multipolaridad el común denominador de nuestros días. Rusia defendiendo un área
geopolítica proclive a sus interese que ha motivado la crisis ucraniana, con la
anexión de Crimea, y que ha derivado en
sanciones muy importantes de la UE y EE.UU; Rusia por su parte ha vetado
diferentes productos de la UE. China expandiendo su potencial económico hacia
estados que tradicionalmente acordaban o se asociaban con la UE pero que no
exigen la puesta en marcha de los valores propios de Occidente. La UE, mientras
tanto, debate si continuar con las sanciones, ya que no existe consenso en los
28 al respecto. Y los países del entorno, que conocen esta dificultad en cuanto
la PESC de la UE, se aprovechan de ella.
El terrorismo yihadista y la insurgencia también exigen
firmeza en cuanto a las políticas se refiere. Y la UE tiene en la fronteras Sur
y Este un grave problema de crisis humanitaria provocada por estas causas. Hoy
yihadismo e insurgencia significan también inestabilidad, estados fallidos y
crimen organizado; tráfico de armas, drogas y de personas cuestionan una y otra
vez la ausencia de una política exterior común, de seguridad y defensa. Por el
contrario, determinados intereses en la zona, de Francia o Italia, condicionan
la acción exterior de la UE. Sabemos que la insurgencia del DAESH se financia,
entre otros métodos, con droga que llega
del otro lado del Atlántico; Marruecos y
Argelia siguen enfrentados por la cuestión saharaui; Libia continua teniendo
dos gobiernos estables y reconocidos y el Sahel es campo de entrenamiento de
buena parte de los grupos terroristas que operan en el mundo. En este asunto no
basta con una política de seguridad común, que no existe, sino una intervención
regional que se ha visto lastrada con la incorporación de nuevos actores
regionales como China, que ha firmado acuerdos y comprado o condonado deuda en
8 países africanos[4],
además de haber llegado a importantes convenios con los países africanos
productores de petróleo[5] (China
es el gran país importador de energía mundial) a cambio de no interferir en sus
disputas regionales. La UE pierde protagonismo, también, en esta zona. En
cuanto a la prevención de llegada de europeos al DAESH, los conflictos
turco-kurdos en la frontera con Siria han posibilitado nuevos fracasos. Se
calcula que han sido 6.000 los europeos que se han enrolado en el DAESH o
Al-Nusra[6]. Una vez
más los intereses particulares de los estados miembros de la UE han provocado
no hablar desde una única voz, sino que son las estrategias unilaterales de
seguridad las que se aplican.
La UE ha dejado de prevenir (y reprimir) estos
conflictos, y la zona MENA[7] se ha
convertido en un auténtico problema para la UE y para el mundo, ya que se es la
zona más radicalizada, más pobre y con serios problemas de gobernanza
democrática. Siria e Irak, o lo que es lo mismo, DAESH contra Al-Nusra, o
Suníes contra Chiíes, representan la otra cara de la moneda[8].
Insurgentes y terroristas hacen suya Siria, dejándola a punto de convertirse en
estado fallido, y provocan la mayor hégira de personas desde la segunda
guerra mundial. Este conflicto, el sirio, ha provocado que más de 626.000
personas soliciten asilo político en la UE. Mientras que la UE vende democracia
y respeto a los derechos humanos por el mundo, hasta ahora ha sido incapaz de
responder con una única voz a este dramático acontecimiento provocado por la
guerra, donde uno de cada cuatro refugiados es un menor de edad. La UE aprobó
diferentes resoluciones sobre el asilo pero ningún país miembro lo ha
traspuesto a su normativa. Este asunto ha provocado una pérdida de credibilidad
de la UE ante el mundo. Así la UE, que ha estado de perfil en esta crisis, se
ha visto obligada a actuar por el avance del DAESH hacia la frontera turca.
Pero mientras unos pocos países han participado en la campaña militar liderada
por EE.UU[9], otros
se han limitado a suministrar armas y entrenamiento a las fuerzas peshmerga kurdos. España, por ejemplo,
ha hecho lo propio con el suministro de armas y entrenamiento a los iraquíes.
Una vez más vemos cómo la UE no actúa con una sola voz y sufre, como nadie, las
consecuencias de unos terribles atentados contra la población civil en España,
Reino Unido, Francia o Bélgica.
Hasta ahora la UE era considerada un gigante económico. El
mercado y la moneda única fueron un éxito sin precedente. Pero también han
surgido competidores y los BRICS, encabezados por China, han creado el
denominado Banco de Desarrollo[10] con
100.000 millones como fondo de reserva, y que se ha convertido en una
alternativa al Fondo Monetario Internacional. Los rescates a Grecia, Irlanda,
Portugal y España por parte de la UE han provocado un airado debate en el seno
de la Unión sobre la conveniencia de seguir perteneciendo al club de los 28
(Reino Unido, Austria y República Checa, sobre todo). Incluso en el terreno
económico, que todo el mundo reconoce como muy positivo, la UE hace aguas y
hace vulnerable a una región que necesita, ante todo, de energía, ya que, al
menos, 14 estados dependen de la energía generada en Asia y África. Éste se
convierte en asunto de primer nivel ya que la seguridad en la zona MENA u
Oriente Próximo significa tranquilidad energética para la mitad de los europeos.
Pero cuando hablamos de seguridad no lo hacemos exclusivamente desde el punto
de vista de la conflictividad militar, sino que hablamos, también, de la seguridad energética, sanitaria y
alimentaria, que pueden verse agravadas por los efectos del Cambio Climático.
En tanto en cuanto que la UE provee de instrumentos para paliar sus efectos o
revertirlos, la meta de conseguir que el calentamiento global no llegue a los
2º centígrados con respecto de la era preindustrial es vital, sobre todo en los
países que dependen de los combustibles fósiles. Después de los históricos
acuerdos de la COP-21[11] de
París, la UE debe seguir jugando un papel dinamizador, preventivo y vigilante
de los mismos. Hoy tenemos acuerdo, máximo histórico de países firmantes,
financiación para los estados menos desarrollados, pero nos faltan instrumentos
independientes con capacidad de sanción para vigilar que el acuerdo se cumpla.
Europa
no tiene estrategia de seguridad común, ya que ésta es la suma de las 28
estrategias nacionales. Tampoco de defensa ni de política exterior. El gran
reto europeo en este siglo es convertir a la UE en una unión política efectiva,
como ya lo es en la economía. Si no es así la UE perderá poder en el nuevo
orden multilateral regional que gobierna, de facto, la geoestrategia internacional.
[1]
El Mundo en Europa. Varios autores
coordinados por Pol Morillas. CIDOB. Colección Monografías. Barcelona 2015.
[2]
Se celebra cada 9 de mayo conmemorando el célebre discurso del ministro de Asuntos
Exteriores francés Robert Schumann.
[3]
Brasil, India y Sudáfrica.
[4]
La polémica por la ayuda exterior de China y sus efectos sobre África. http://blog.africavive.es/2015/10/ayuda-exterior-china-efectos-africa/
[5]
Sudán, Angola, Chad y Nigeria.
[6]
Ibídem nota 1. Moussa Bourekba. Prevenir el extremismo violento.
[7] Acrónimo de Middle East and North
Africa.
[8]
No quisiera dejar pasar esta oportunidad para denunciar el genocidio que los
insurgentes del DAESH están cometiendo contra los integrantes (sobre todo
mujeres) del credo yazidí.
[9]
Reino Unido, Francia, Holanda, Bélgica y Dinamarca. Ibídem nota 1. Eckart Woertz.
Estabilizar Siria e Irak.
[10]
China impulsa su propio Banco de Desarrollo en Asia http://economia.elpais.com/economia/2014/10/24/actualidad/1414160534_926968.html
[11]
La Cumbre de París cierra un acuerdo histórico contra el Cambio Climático http://internacional.elpais.com/internacional/2015/12/12/actualidad/1449910910_209267.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario