Recuperamos este artículo de Jon Faus publicado el pasado 15 de marzo de 2016 en El País con el fin de ir comparando los estilos presidenciales de los gabinetes del Presidente Obama y del Presidente Trump. En este caso nos ocupamos de los ejes de las relaciones internacionales del gabinete del ya expresidente Barack Obama.
La doctrina exterior del Presidente Obama en 11 claves.
Barack Obama ha estudiado la historia de Estados Unidos: sus aciertos y errores. Su política exterior se basa en un principio: actuar según los intereses estratégicos de la primera potencia mundial.
La revista The Atlantic publica en su último número un extenso artículo sobre la doctrina de Obama. El periodista Jeffrey Goldberg entrevistó en los últimos meses varias veces a Obama y sus asesores. Goldberg se sumerge en la mente del mandatario y esboza el perfil más completo sobre su visión en política exterior.
Estas son las claves:
1. Internacionalista e idealista
Obama sostiene que hay cuatro grandes teorías de política exterior: aislacionismo, realismo, intervencionismo liberal (que en EE UU se entiende como progresista) e internacionalismo.
Se define como un internacionalista idealista. Defiende la promoción de valores democráticos, pero con pragmatismo: “Para avanzar tanto nuestros intereses de seguridad como los ideales y valores que nos importan, tenemos que ser testarudos y actuar al mismo tiempo con un gran corazón, escoger y seleccionar nuestros lugares, y reconocer que habrá momentos en que lo mejor que podremos hacer es poner el foco en algo que es terrible pero sin creer que podremos solucionarlo automáticamente”.
2. Multilateralismo contra arrogancia
Obama defiende que otros países asuman más responsabilidad en vez de esperar que EE UU siempre tenga la iniciativa. El presidente no rehúye del liderazgo estadounidense. Dice que es imprescindible pero defiende que sea compartido: “El multilateralismo regula la arrogancia”.
3. Contra el “manual de Washington”Los abusos y errores del pasado explican la cautela de Obama: “Tenemos una historia en Irán, en Indonesia y Centroamérica. Así que tenemos que ser conscientes de nuestra historia cuando empezamos a hablar de intervenir, y entender el origen de las suspicacias de otra gente”.
Obama se distancia del llamado “manual de Washington” y lo que él denomina el “establishment de política exterior”, que define el consenso sobre las respuestas adecuadas a las crisis geopolíticas. El presidente lamenta que las respuestas de estos expertos suelen ser militares: “Cuando América está amenazada directamente, el manual funciona. Pero el manual puede ser también una trampa que puede llevar a malas decisiones”. Y añade: “En medio de un desafío internacional como Siria, eres juzgado duramente si no sigues el manual, incluso si hay buenas razones”
4. Orgulloso de la política con Siria
“Estoy muy orgulloso de ese momento”, dice Obama sobre sudecisión en septiembre de 2013 de dar a última hora marcha atrás a un plan de bombardeos contra posiciones del régimen sirio por el uso de armas químicas contra civiles. El presidente había asegurado que el uso de esas armas era una “línea roja” que alteraría su estrategia con relación al presidente sirio, Bachar el Asad.
Obama defiende que no atacar fue una “decisión correcta”. El principal motivo fue la percepción de que los ataques no podrían eliminar las armas químicas y la posibilidad de que El Asad saliera “fortalecido” por poder esgrimir que había sobrevivido y desafiado a EE UU.
5. El ISIS y la metáfora de Batman
Obama sostiene que el Estado Islámico no es una “amenaza existencial” para Estados Unidos. Compara al grupo yihadista, al que EE UU bombardea en Irak y Siria, con el Joker de la película de 2008 de Batman El Caballero Oscuro. Como el personaje de ficción, el ISIS “tiene la capacidad de incendiar toda la región” y “por eso tenemos que combatirlo”, ha dicho a sus asesores.
6. El error de Libia y los oportunistas
El presidente admite que la campaña de bombardeos en 2011 contra el régimen de Muamar el Gadafi “no funcionó” y que Libia es ahora un “desastre”. Defiende los motivos que llevaron a EE UU a participar, pero lamenta que otros países hicieran menos de lo prometido y se atribuyeran méritos inmerecidos.
Los denomina free riders, que en español podría traducirse como oportunistas. En esa categoría, sugiere, están Francia y Reino Unido por su papel en la campaña libia. El presidente explica que “tenía más fe en que los europeos, dada la proximidad de Libia, invertirían en el seguimiento” de la situación en el país tras la intervención.
En la entrevista, el presidente rechaza favorecer a Irán frente a su rival saudí, pero reniega de la percepción de los países del golfo Pérsico de que Teherán es el origen de todos los males de la región. Insta a Arabia Saudí e Irán a hallar una “forma efectiva” de compartir pacíficamente la región en una suerte de “guerra fría”.Obama se muestra muy crítico con Arabia Saudí, uno de los aliados estratégicos de EE UU en Oriente Medio con el que las relaciones se han enfriado en los últimos años. En conversaciones privadas, citadas en el artículo, deplora que haya financiado la propagación de visiones radicales del Islam y sostiene que “un país no puede funcionar en el mundo moderno cuando reprime a la mitad de su población”.
8. Cansado de Oriente Próximo, elogioso con Asia
Obama expone su hartazgo con el caos en Oriente Medio y por el hecho de que le haya consumido, a su pesar, tanta energía en política exterior, cuyo objetivo estratégico es dar prioridad a Asia.
Sobre Oriente Medio, afirma: “Tienes a países que están fracasando en ofrecer prosperidad y oportunidad a su gente. Tienes ideologías extremistas, violentas, que son propulsadas por las redes sociales. Tienes a países con muy pocas tradiciones cívicas, por lo que cuando los regímenes autocráticos empiezan a debilitarse, los únicos principios organizativos son sectarios”.
El presidente lo compara con otras regiones. “Contrasta esto con el Sudeste asiático, que todavía tiene grandes problemas -enorme pobreza y corrupción- pero está lleno de gente esforzada, ambiciosa, energética que están cada día desgarrándose para construir empresas, recibir educación, encontrar empleo y construir infraestructura”. La analogía la extiende a los jóvenes africanos y latinoamericanos: “No están pensando en cómo matar a americanos”.
9. Paciencia en América Latina
Obama defiende haber evitado la confrontación con la Venezuela de Hugo Chávez al principio de su mandato en 2009. La decisión se basó en la percepción de que Chávez, junto a otros líderes izquierdistas críticos con EE UU, “no era una amenaza” para Washington.
El presidente destaca que esa actitud pasiva ha apaciguado el antiamericanismo y ha aumentado la influencia estadounidense en Latinoamérica. Eso se debe también en parte, dice Obama, al restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba anunciado en diciembre de 2014.
10. Realismo ante China y Rusia
Obama también es prudente sobre China. “Tenemos más a temer de una China debilitada y amenazada que de una China exitosa y creciente”, dice. El presidente cree que la relación con Pekín es el mayor desafío para Washington. Esgrime que si China mantiene su “crecimiento pacífico” será un socio para EE UU. Si China no satisface a su población, rehúye de su responsabilidad internacional y ve el mundo “solo en términos de esferas de influencia regional”, Obama ve un “potencial” conflicto con China y una mayor dificultad para abordar desafíos globales.
11. El temor del cambio climático
Preguntado por qué asuntos le preocupan más cuando ceda la presidencia en enero de 2017, Obama manifiesta una preocupación “profunda” por el cambio climático si sus efectos se acentúan. Alega que el calentamiento global es una “potencial amenaza existencial” para todo el mundo si no se actúa. Lamenta que no parece una amenaza inminente. Eso, esgrime, “repele la intervención de gobiernos”.
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