Los cambios bruscos del tiempo meteorológico, el aumento de la temperatura global, el deshielo de los polos, la pertinaz sequía en África... pocas dudas pueden quedar sobre la existencia del Cambio Climático. Y también conocemos sus causas. Pero nunca está de más volver a recordarlo para, entre todos, prevenir este cambio de ciclo global y mundial. En este caso a través del Portal de la Labor del sistema de NACIONES UNIDAS contra el Cambio Climático.
Las causas del cambio climático
La vida tal como la conocemos — Un manto natural de gases de efecto invernadero en la atmósfera mantiene suficientemente calentado al planeta de por vida como tal, a la confortable temperatura de 15°C de hoy. Las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por los seres humanos han hecho más denso ese manto, lo que ha atrapado el calor y causado el calentamiento del planeta. Los combustibles fósiles son la mayor causa de esas emisiones antropógenas de gases de efecto invernadero.
Regulan el clima en la Tierra —Pero la prosperidad misma de nuestra civilización entraña el peligro de alterar el clima que tanto beneficio nos ha proporcionado hasta el momento. El «manto» de gases de efecto invernadero que se deposita de manera natural en la troposfera, y representa menos del 1% de toda la atmósfera, desempeña la vital función de regular el clima del planeta. Cuando la energía solar, en la forma de luz visible choca con la Tierra, calienta la superficie. Por ser más fría que el Sol, la Tierra reemite esta energía al espacio en la forma de radiación infrarroja o térmica. Los gases de efecto invernadero bloquean la salida directa al espacio de la radiación infrarroja. El «efecto natural de invernadero » resultante mantiene al planeta unos 30°C más caliente de lo que de otra forma estaría, lo cual es esencial para la vida tal como la conocemos.
Cambios drásticos en la atmósfera — La temperatura media de la Tierra parece haberse mantenido increíblemente estable durante los últimos 10.000 años, con una variación de menos de 1°C, lo que permitió a la civilización humana prosperar en lo que hoy son unos confortables 15°C.
El problema que tenemos delante ahora es que, desde que comenzó la revolución industrial hace unos 250 años, nuestras emisiones de gases de efecto invernadero han hecho más denso ese manto a un ritmo sin precedentes. Esto ha causado el cambio más espectacular en la composición de la atmósfera desde hace al menos 650.000 años. A menos que hagamos grandes esfuerzos para reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, el clima mundial seguirá calentándose rápidamente en los próximos decenios y más adelante.
Efecto invernadero intensificado —La razón por la que estas emisiones «artificiales » son un problema de tal envergadura es que, a la larga, la Tierra tiene que liberar energía al mismo ritmo que la recibe del Sol. Dado que un manto de gases de efecto invernadero más denso contribuye a reducir la pérdida de energía al espacio, el régimen climático debe ajustarse de alguna manera para restablecer el equilibrio entre la energía entrante y la saliente. El resultado se conoce como «efecto invernadero intensificado ».
Complicadas interacciones — El clima se ajusta a ese manto más denso de gases de efecto invernadero en gran parte mediante un «calentamiento general » de toda la superficie de la Tierra y un descenso de la atmósfera. Este aumento de la temperatura va acompañado de otros cambios, por ejemplo, en la capa de nubes y el régimen de vientos. Algunos de estos cambios pueden aumentar más el calentamiento (reacciones positivas), mientras que otros pueden contrarrestarlos (reacciones negativas). Estas distintas interacciones complican los esfuerzos de los científicos para determinar con precisión cómo cambiará el clima en los decenios por venir.
Emisiones de gases de efecto invernadero — Los combustibles fósiles constituidos por plantas y animales extintos hace muchísimos años son la fuente principal de las emisiones de gases de efecto invernadero de la humanidad. La quema de carbón, petróleo y gases naturales libera miles de millones de toneladas de carbono todos los años que de otra manera habrían permanecido ocultas en las entrañas de la Tierra, así como grandes cantidades de metano y óxido nitroso. Cuando se talan árboles, y no se resiembra, se libera más dióxido de carbono.
Por otra parte, las manadas masivas de animales emiten metano, al igual que los arrozales y los vertederos de desechos. El uso de fertilizantes produce óxido nitroso. Los gases de larga duración, como los CFC, HFC y PFC, utilizados en equipos de climatización y refrigeración fabricados por la industria, al fin y al cabo, van a parar a la atmósfera. Muchas de estas actividades emisoras de gases de efecto invernadero son ahora esenciales para la economía mundial y constituyen una parte fundamental de la vida moderna
Evaluación de la ciencia: El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático— Las Naciones Unidas, por medio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Organización Meteorológica Mundial, establecieron el IPCC en 1988 con el mandato de investigar y analizar los mejores datos científicos publicados sobre esta cuestión. Desde 1990, el IPCC ha publicado informes fidedignos cada cinco o seis años en los que evalúa el estado de la ciencia mediante observaciones y predicciones de futuras tendencias.
Evaluación de la ciencia: El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático — El IPCC no realiza nuevas investigaciones, pero su mandato es, más bien, hacer evaluaciones de interés para la política acerca de los materiales publicados en todo el mundo sobre los aspectos científicos, técnicos y socioeconómicos del cambio climático. Los informes del IPCC se basan en la labor de miles de expertos de todas las regiones del mundo.
El cuarto Informe de evaluación se publicó en 2007, en cuatro volúmenes, cada uno preparado por un grupo de trabajo distinto.
Resultados principales — En la preparación de los informes, se distribuyen borradores a especialistas con conocimientos importantes y a publicaciones en esta esfera. Sus observaciones se envían a los redactores del IPCC quienes, a su vez, preparan una segunda versión para los gobiernos y para todos los autores y revisores especializados. Los gobiernos y los revisores especializados pueden aportar sus observaciones que se restringen a la exactitud y exhaustividad del contenido científico/técnico/socioeconómico y al equilibrio general de los proyectos de informe. El documento final recoge opiniones divergentes que se apoyan en datos científicos o técnicos.
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