El 10 de agosto de 2003
el diario El País[1]
entrevistaba a Christoph Bertram. En dicha entrevista el Director de la
prestigiosa Fundación alemana Ciencia y
Política expresó lo que ha venido a ser el leitmotiv más recurrente de
los últimos 15 años: “La Unión Europea
es un gigante económico pero un enano estratégico.../...”. Y esta expresión
se repite como un mantra en cuanto a la dimensión política de la Unión Europea
(en adelante UE) se refiere, en cualquiera de sus facetas, interesándonos hoy
lo que sucede en cuanto a sus relaciones con los denominados BRICS[2], sobre
todo en lo referido a la Política Exterior y de Seguridad Común (en adelante
PESC), la Política Europea de Seguridad y Defensa (en adelante PESD) y a toda
su Acción Exterior (en adelante AE) que, como sabemos, son ámbitos específicos
de la UE sometidos a un funcionamiento distinto del resto de las políticas
comunitarias. Lógicamente, la dinámica económica es la salsa que condimenta
todas estas relaciones, puesto que no podemos olvidar que estos cinco países
representan el 40% de la población mundial, el 25% del PIB mundial y que entre
2005 y 2015 supusieron el 50% del crecimiento económico global. Porque los BRICS cuestionan el poder
establecido. El Nuevo Banco de Desarrollo[3],
el banco de los BRICS, nació en julio del año pasado con una dotación de
100.000 millones de $ por país y para el quinquenio 2015-2020, especialmente
destinado para atender las necesidades de reservas internacionales en periodos
de crisis[4]
disputando el poder al Fondo Monetario Internacional (en adelante FMI) y al
propio Banco Mundial, planteándose, incluso, acuñar su propia moneda. No
podemos olvidar los factores geográficos y demográficos comunes a las cinco
economías emergentes. Además mantienen esta actitud ante los graves problemas
geoestratégicos y geopolíticos internacionales actuales: ninguno de los BRICS condenó la anexión rusa
de Crimea en su conflicto con Ucrania[5], se
abstuvieron (junto a Alemania) en marzo de 2011 en la votación de la resolución
1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas[6] (en
adelante ONU) sobre una zona de exclusión aérea en Libia solicitando más
diálogo entre las partes, y manifestaron una postura distinta sobre Siria que
el resto de la comunidad internacional. India mantiene un contencioso con la
región de Cachemira; China con las islas Spratly, Paracelso y Taiwán.
Sin duda, los BRICS han
venido para quedarse y quieren manifestar, con rotundidad, su opinión en el
escenario internacional haciendo valer sus intereses tal y como dictan los
preceptos de las teorías del Realismo
(el estado es lo más importante y su supervivencia – seguridad - está por encima de todo) y del Neorrealismo
defensivo (el equilibrio del poder garantiza la seguridad de los estados,
consiguiéndolo gracias a los pactos y acuerdos con otros países). Son países,
como ya hemos dicho, con un nivel de
crecimiento por encima del 4%, con una clase media al alza y un gran consumo
interior, es decir, cuentan con la receta
para convertirse en una potencia regional comercial y económica, en asociación
con otras que les catapultan a la situación de ser tenidos en cuenta.
Y en esta situación la UE
se mueve con dificultad. En la mayor parte de las veces por la inexistencia de
una política exterior común a los 28. Y es que la UE se esfuerza en ser más que
un socio económico, pero no lo consigue. Consolidar una gobernanza global
inclusiva que conlleve a la formación de un verdadero sistema internacional en
este siglo es el propósito. Y para ello en cualquier marco de asociación o
convenio la UE pretende que los otros firmantes compartan sus valores,
reflejados en los artículos 3.5[7] y 21.1[8] del
Tratado de la Unión Europea (en adelante TUE), no siendo posible en todas las
ocasiones. Algunos países, incluso de los BRICS, se mueven mal en el denominado
Soft Power[9] y no
entienden la insistencia de la UE en unos términos que le son ajenos, en parte
o completamente, impidiendo avanzar en unos acuerdos más allá de los meramente
económicos o comerciales. Esta sería una de las primeras conclusiones a las que
llegamos leyendo el libro que ha coordinado Antonio Blanc Altemir[10] y que
reflexiona sobre la relación entre la UE y Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica,
los denominados BRICS; algunos países consideran injerencia pronunciarse sobre
su situación interna e impide poder avanzar en acuerdos de carácter
estratégico. A China le resulta incómodo hablar en lo que a democracia y
derechos humanos se refiere; Brasil tiene dificultades en cuanto a la
corrupción; Rusia quiere volver al establishment de superpotencia en un mundo
multipolar y, en la actualidad, con sanciones internacionales, e India tiene
1/3 de la pobreza mundial además de una sociedad divida (injustamente) en
castas y una profunda desigualdad de género. Todos, salvo Sudáfrica, tienen
instituciones poco sólidas en lo que a democracia se refiere y todos forman
parte de la Organización Mundial de Comercio (en adelante OMC). Los estados que
forman parte de los BRICS no ven en la UE una estructura política potente con
la que poder asociarse, sino un mercado económico en el que poder comprar
(incluso deuda soberana de los estados) y, sobre todo, vender (energía
fundamentalmente). Para la UE no es una opción no tener acuerdos estables con
los BRICS que, en muchos casos, jugando a ser actores globales, ponen las cosas
muy difíciles a la UE. Salvo Sudáfrica, el resto de los países emergentes no
dispone de un acuerdo de asociación que satisfaga a la UE[11], unas
veces por problemas de adaptación normativa con los valores de la UE y otras
por dificultades geopolíticas en clave regional (Cachemira es un conflicto que
afecta a la India con China y Pakistán; anexión de Crimea por parte de Rusia
afecta a EE.UU y a la UE o los problemas del Mar de la China Meridional antes
mencionados, entre otros). También es cierto que para ninguno de estos cinco
países emergentes la UE supone amenazas a su seguridad. Todo lo contrario. Así,
los acuerdos económicos garantizan una relación estable pero no suficiente para
todos los BRICS, especialmente Brasil[12] e India[13] que ya
han solicitado un sillón permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU con el
fin de afianzar su papel de actores globales y consolidar su influencia. Sudáfrica
también ha solicitado jugar un papel más determinante en la ONU. Rusia apoya, inicialmente, estas solicitudes
de sus socios BRICS, en una acción que acarrearía más peso político a los
países emergentes y que favorecería al grupo; incluso otros actores europeos
como Francia, Alemania y Reino Unido podrían apoyar, pero la actitud negativa de
China paraliza dicha entrada[14]. Los
acuerdos de asociación estratégica no son óbice para la firma de acuerdos
bilaterales más específicos entre ambas partes, aunque no son los que desearían
ni la UE ni los países BRICS, especialmente los primeros.
Pero no podemos olvidar
que “desde su
institucionalización en el 2006, los BRICS, se han perfilado como un bloque de
gran poder económico, con una importante contribución a la demografía mundial y
al suministro de recursos naturales, lo que le dota de una gran capacidad para
influir en la geopolítica mundial”[15].
El Servicio Europeo de
Acción Exterior (en adelante SEAE) de la
UE, dependiente de la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y
de Seguridad, mantiene abiertas 139 delegaciones en el mundo, además de en
organismos regionales e internacionales de distinta índole, y participa en las
reuniones del G-7, G-8 y G-20. Y aunque mantiene delegación del SEAE en los
cinco países BRICS, y acuerdos comerciales o de asociación con alguno de ellos,
la UE como superestructura no tiene acuerdos con la entidad supranacional que
representan los BRICS. Mientras que para la UE lo importante es la
multilateralidad, para los BRICS lo es la multipolaridad. Quizá un acuerdo
grupo-grupo facilitara el camino para los ansiados acuerdos de asociación
estratégica entre la UE y las economías emergentes.
Los BRICS, en lo económico, representan la
integración vigilada de los mercados financieros clásicos y el comercio mundial tradicional. Son países
que han tenido un recorrido distinto en la crisis económica actual y desean mantener
controles nacionales estatales en una economía globalizada. Desde luego, no
confían en las instituciones multilaterales mundiales para gestionar crisis
financieras y monetarias y prefieren crear estructuras que si bien no son
paralelas, hacen la competencia a golpe de activos financieros y monetarios. No
podemos olvidar que el Parlamento Europeo auguró en 2012 que China sería la
primera potencia económica mundial en 2020. En lo político solicitan
desarrollo sostenible, seguridad energética y alimentaria. Sin embargo China es
el principal receptor de cualquier tipo de energía que permita hacer funcionar
sus industrias y calentar a sus 1.300 millones de habitantes, siendo el primer
emisor del mundo de gases de efecto invernadero[16].
La Unión Europea enfoca su política
exterior en las relaciones globales, como ya dijimos, incluyendo la confianza
en la democracia como instrumento de paz entre las naciones, además de la
promoción de los intercambios económicos. El Estado de Derecho y sus
instituciones garantizan la legalidad internacional. Y esta filosofía se
practica gracias a la Política Exterior de la Unión Europea afianzada en la
multilateralidad. Los valores compartidos en la acción exterior desde el
Tratado de Lisboa (en adelante TL) consiente que la UE exponga sus
potencialidades como actor internacional en base a unos valores compartidos por
la vieja y la nueva Europa. Lógicamente, esta nueva realidad desde 2007 aunque
arraigada en el TUE de Maastricht en 1992, hace que la UE no pase inadvertida
para ningún estado ni para las asociaciones regionales o internacionales, ya
sean de tipo económico, político o militar. También, al contrario, hace que
para la UE resulte de todo punto de vista imprescindible asociarse
estratégicamente con los países emergentes en lo económico, además de aquellos
con los que conseguir seguridad a través de alianzas colectivas; no en vano
desde 1999 el territorio formado por la UE es un espacio de paz, prosperidad,
solidaridad y democracia, y el anhelo último de la UE, a través de lo dictado
en el TUE o el TL, es que estos valores se generalicen en las regiones y países
del mundo.
Como ya hemos dicho, en ningún momento la
UE quiere acercarse a los BRICS como grupo. Las relaciones bilaterales con los
cinco países a través de asociaciones estratégicas siguen estando cuestionadas,
sobre todo los resultados, dado que son elementos más políticos que jurídicos.
El objetivo sigue siendo el mismo: la consecución de una gobernanza mundial
inclusiva en países que representaban no solo una cualidad económica, sino que representaban
un nivel de influencia de primer orden en las diferentes regiones de los países
BRICS[17].
Tal y como nos dice S. Gratius[18],
la UE plantea el denominado “multilateralismo eficaz”, a través de estrategias
bilaterales no solo con los BRICS, sino con los países denominados “socios
especiales”[19]
con el objetivo ya conocido de alcanzar la gobernanza global.
No podemos obviar que aunque a los países
emergentes les una su condición de economías en crecimiento, les separan
importantes cuestiones políticas y sociales. Éstas, además, no pueden ser eludidas
ni siquiera en los planteamientos comunes de política exterior que suelen
adoptar los BRICS. Ya hemos hablado de la heterogeneidad
de sistemas políticos que gobiernan los
5 estados emergentes (férreos regímenes autoritarios y democracias, más o menos,
estables); de hecho la asociación estratégica más sencilla y fructífera para la
expansión de los valores de la UE es la que se mantiene con Sudáfrica, donde se
han desarrollado “.../... instituciones democráticas sólidas y ha introducido
mejoras como el saneamiento y el acceso a la educación del sector de la
sociedad excluido tradicionalmente[20].”
Como ya hemos advertido, la UE favorece con acuerdos y convenios aquellos
países que adoptan la democracia como sistema político y la economía social de
mercado como medio de interrelacionar bienes y servicios entre los países,
regiones y continentes del mundo.
Para la UE no es suficiente con un
diálogo permanente con los BRICS. La gobernanza política y financiera es el
objetivo, y éste aportará prosperidad a todo el mundo globalizado. Hoy día los
riesgos son muchos y están interconectados. Tomando como ejemplo la Declaración conjunta de la Cumbre
UE-India, celebrada en Lisboa el 28 de junio de 2000, la UE recurre, de
nuevo, al Soft Power para vincular sus
valores a las políticas que promueve en virtud del TUE y el TL. En este sentido
la gobernanza global y el estado de derecho se consiguen gracias al trabajo
conjunto y bilateral de “.../...
cooperación en paz y seguridad internacionales, protección de los derechos
humanos (a través de la firma de los tratados internacionales
correspondientes), la lucha contra el terrorismo, contra el tráfico de drogas,
la erradicación de armas químicas y biológicas.../..[21].”
A estas prioridades debemos sumar las del Tratado de No Proliferación Nuclear,
ya que tenemos entre los cinco BRICS
tres estados nucleares (China, Rusia e India); Brasil no ha firmado el Tratado
de No Proliferación (sí lo ha ratificado en 1998) pero no renuncia a tenerlas
en un futuro[22].
Y también la lucha contra el Cambio Climático y sus efectos devastadores en lo
que supondrá ausencia de seguridad
energética y alimentaria, fundamentalmente.
Democracia y estado de derecho aportan
seguridad, qué duda cabe, pero no todos los estados la conciben igual. También
lo es que la UE no ha sido reconocida de manera homogénea por los BRICS como actor global; en concreto
sobre seguridad (fuera del territorio UE) Rusia, China e India han cuestionado
los parámetros comunitarios. Y la UE no puede soslayar el hecho de que, en un
momento determinado, los BRICS dejen de ser un acrónimo para convertirse en una
asociación real más allá de lo económico, copiando, anexionando o ingresando en estructuras ya existentes tales como la
Organización de Cooperación de Shangai (de la que ya forman parte China, Rusia
e India) o la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, que pivota
entorno a Rusia y del que forman parte 5 repúblicas ex soviéticas, además de
Irán, Afganistán y Serbia.
La UE debe caminar hacia la unificación
política, con una política exterior y de seguridad y defensa común a los 28, no
la suma de las 28 políticas de los estados UE. Sólo de esa forma el enano político se convierta en un actor
internacional de primer orden en todos los sectores de la geopolítica y la economía
internacional. Aunque las relaciones internacionales son complejas, el mundo
camina hacia la multipolaridad, con líderes regionales claros e influyentes en
su entorno. La UE no debe dejar de ser uno de ellos.
[1] Entrevista a Christofh Bertram, Director de la Fundación Ciencia
y Política de Alemania. http://elpais.com/diario/2003/08/10/domingo/1060487556_850215.html
[2] Acrónimo ideado por el
economista Jim O´Neill en 2001 para agrupar a los principales mercados
emergentes, siendo estos Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
[3] BRICS inauguran su nuevo banco de desarrollo. http://eleconomista.com.mx/sistema-financiero/2015/07/21/brics-inauguran-su-nuevo-banco-desarrollo
[4] Blanc Altemir, Antonio.
“La Unión Europea y los BRICS”. Thomson Reuters Aranzadi. Navarra. 2015. Página
13.
[5] BRICS siguen apoyando a
Rusia para equilibrar el poder mundial http://www.lagranepoca.com/archivo/33422-brics-siguen-apoyando-rusia-para-equilibrar-poder-mundial.html
[7] Artículo 3.5 TUE. “En sus
relaciones con el resto del mundo, la Unión afirmará y promoverá sus valores e
intereses y contribuirá a la protección de sus ciudadanos. Contribuirá a la
paz, la seguridad, el desarrollo sostenible del planeta, la solidaridad y el
respeto mutuo entre los pueblos, el comercio libre y justo, la erradicación de
la pobreza y la protección de los derechos humanos, especialmente los derechos
del niño, así como al estricto respeto y al desarrollo del Derecho
internacional, en particular el respeto de los principios de la Carta de las
Naciones Unidas.”
[8]
Artículo 21.1.
TUE. “La acción de la Unión en la escena internacional se
basará en los principios que han inspirado su creación, desarrollo y ampliación y
que pretende fomentar en el resto del mundo: la democracia, el Estado de
Derecho, la universalidad e indivisibilidad de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales, el respeto de la dignidad humana, los principios de igualdad
y solidaridad y el respeto de los principios de la Carta de las Naciones Unidas
y del Derecho internacional. La Unión procurará desarrollar relaciones
y crear asociaciones con los terceros países y con las organizaciones
internacionales, regionales o mundiales que compartan los principios
mencionados en el párrafo primero. Propiciará soluciones multilaterales a los
problemas comunes, en particular en el marco de las Naciones Unidas.”
[9] Término acuñado por Joseph Nye en 1990,
perfeccionado en 2004, dentro del campo de las relaciones internacionales, que
define la capacidad de un actor político y su influencia en otro actor
(generalmente un estado) para incidir en él utilizando medios culturales e
ideológicos como complemento de los diplomáticos. Se contrapone con el
denominado Hard Power, relacionado
con las capacidades militares de los estados.
[10] Ibídem nota 4.
[11] China e India mantienen acuerdos de asociación con la UE,
firmados en 2003 y 2008 respectivamente http://www.europarl.europa.eu/atyourservice/es/displayFtu.html?ftuId=FTU_6.6.6.html
Brasil mantiene un acuerdo de asociación firmado en 2007 http://www.europarl.europa.eu/atyourservice/es/displayFtu.html?ftuId=FTU_6.6.2.html Rusia lo firmó en 2009 http://www.comercio.gob.es/es-ES/comercio-exterior/politica-comercial/relaciones-bilaterales-union-europea/europa/cei/Paginas/rusia.aspx
y Sudáfrica en 2011.
[12] Ibídem nota 4. Pág. 51.
Consuelo Ramón Chornet “Las relaciones UE-Brasil”.
[13] Ibídem nota 4. Pág.
139. Bénédicte Real. “Las relaciones UE-India: un potencial aún por
desarrollar”.
[14] Ibídem nota 4. Pág. 140.
[15] María del Mar Hidalgo García.
“La cuarta cumbre de los BRICS”. Documento informativo ieee.es número 19/2012.
Instituto español de estudios estratégicos.
[16] China emitió 13.000 millones de toneladas de CO2 que no reflejó
en sus informes http://www.abc.es/sociedad/abci-china-emitio-13000-millones-toneladas-no-registro-informes-201511042016_noticia.html
[17] “.../... Tales
relaciones condicionan, en buena parte, el futuro democrático de Rusia y la
estabilidad en Europa.”. Ibídem nota 4.
Pág. 62. “.../... Por eso, por el papel que Brasil juega como estabilizador
político regional.../...” Ibídem nota 4
Pág. 32. “.../... Sin duda alguna la UE no puede ignorar New Delhi.../...
India es hoy día un país con un desarrollo económico prometedor que podría
llegar a superar económicamente la hegemonía China en 2050.../... Ibídem nota 4 Pág. 118. “El rápido
ascenso de China a la condición de actor global, especialmente desde los años
noventa.../...” Ibídem nota 4. Pág. 147.
“.../... Desarrollar una asociación estratégica.../... con el país africano,
que tuviese en cuenta el papel a nivel regional, continental y mundial.../... A
nivel multilateral se reconocía el protagonismo sudafricano en la
región.../...Convirtiéndose en una potencia económica regional y global
entrando en el grupo de los BRICS como representante africano.”. Ibídem
nota 4. Págs. 208, 209 y 212.
[18] Suzanne Gratius.
¿Profundizar el multilateralismo a través de las Asociaciones Estratégicas de
la UE? Documento de Trabajo número 109 (septiembre 2011) del FRIDE.
[19] Los BRICS más EE.UU.,
Canadá, Japón y Méjico.
[20] Ibídem nota 4. Pág. 212.
[21] Ibídem nota 4. Pág.
123.
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