El pasado 11 de marzo vivimos el 13º aniversario del peor atentado en suelo español de la historia. Tan es así que el 11M supone poner nuestro reloj a cero, homenajear a las víctimas, solidarizarnos con sus familias y recordar para que no vuelva a ocurrir. A continuación reproduzco un magnífico artículo de Óscar López Fonseca, publicado en El País el pasado 11 de marzo, donde se analiza la evolución que han sufrido nuestros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad en la lucha contra el yihadismo.
La mutación del yihadismo: del 11-M al terrorismo en red.
La guerra de Siria, el apogeo del Estado Islámico y la eclosión de las redes sociales obliga a la policía a readaptar de manera continua la lucha contra el islamismo radical.
Todos los jueves, responsables de la Policía, la Guardia Civil y el CNI se reúnen en el discreto edificio de una localidad del extrarradio de Madrid que sirve de sede al Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) del Ministerio del Interior. Un encuentro semanal que se mantendrá mientras la alerta antiterrorista siga en el nivel cuatro —de cinco existentes—. Su objetivo: intercambiar las últimas novedades, por mínimas que sea, de una amenaza tan cambiante que poco tiene que ver con la que hace ahora 13 años provocó la mayor masacre terrorista de la historia de España. La guerra de Siria, el apogeo del autodenominado Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) y la eclosión de las redes sociales ha modificado toda la escena.
"Nada de a lo que hoy nos enfrentamos es equiparable con lo que hubo detrás del 11-M y, mucho menos, con la actividad de grupos como ETA". Quien habla así es el comisario jefe de la división antiterrorista del CITCO, que pide mantener el anonimato. Por sus manos pasan todos los datos para realizar los análisis que deben ayudar a dar el siguiente paso para evitar un atentado. Entre ellos, el número de españoles o residentes en nuestro país que se han desplazado a zonas de conflicto para combatir en las filas del ISIS. Según el último recuento, han sido 208. De ellos, 32 han retornado a Europa, 21 son mujeres y 4 menores de edad. A otros 46 se les da por fallecidos, pese a lo cual sus identidades siguen figurando en la lista.
El motivo de esta inclusión no es otro que detectar si algún otro yihadista utiliza su documentación para volver a Europa, ya que el Estado Islámico acostumbra a retirar los pasaportes a los combatientes según se incorporan a sus filas. "Los retornados son una de las tres principales amenazas", destaca una de las analistas del CITCO. "Por un lado tienen experiencia en el manejo de armas y explosivos; por otro, son vistos como héroes, lo que les convierte en poderosos instrumentos de radicalización", añade.
Los otros dos colectivos que preocupan a los expertos antiterroristas son los radicales asentados en España y los "frustrados", aquellos que intentaron llegar al territorio controlado por el ISIS y que su fracaso les puede llevar a que intenten hacer la yihad en sus lugares de residencia. "Pero una persona puede pasar por todos los perfiles. Por tanto, hay que ser prudente al tratar de teorizar algo que es complicado de categorizar", matizan fuentes de la Jefatura de Información de la Guardia Civil.
Desde el CITCO reniegan del término "lobo solitario" que durante un tiempo se utilizó para definir aquellos yihadistas locales que aparentemente habían decidido actuar sin recibir instrucciones ni órdenes. Para los expertos antiterroristas es más ajustado a la realidad hablar de "dirigidos", "incitados" e "inspirados". Los primeros son los únicos que forman células complejas, compuestas en la mayoría de los casos por retornados de zonas de conflicto que se apoyan en radicales asentados en el país para cometer atentados complejos como los de París y Bruselas, muchas veces con varias acciones simultáneas. Los segundos mantienen una comunicación con miembros destacados de la organización, pero nunca han llegado a desplazarse hasta el territorio controlado por el ISIS. "Una simple comunicación los puede activar como terroristas", señalan los expertos consultados. Finalmente, los "inspirados" consumen la propaganda y, pese a no recibir ninguna instrucción o indicación, pueden dar el paso en cualquier momento de atentar.
A todo ello se añade que se han empezado a detectar cada vez mayores conexiones con grupos de delincuencia organizada, sobre todo del narcotráfico.
Siria lo cambia todo
Las fuerzas de seguridad españolas, que han detenido a 687 personas acusadas de yihadismo desde el 11-M, apuntan a la guerra de Siria y el auge del ISIS como los grandes factores que cambian la escena internacional. "Nunca un grupo terrorista había tenido una capacidad de propaganda similar a la del Estado Islámico", señalan fuentes del instituto armado. Sus vídeos —muchos en alta definición, con cámaras subjetiva y un "montaje de Hollywood"— se han convertido en un producto de alto consumo entre sus seguidores de todo el mundo. También, por supuesto, en España. "A los jóvenes les resultan muy atractivos. Hemos detectado que todo este material ha provocado un repunte de las acciones vinculadas al yihadismo, como el enaltecimiento", resaltan las mismas fuentes.
A ello se suma la eclosión de las redes sociales. Estas, por un lado, facilitan a los captadores contactar con sus posibles objetivos y, por otro, permite a los iniciados acceder a propaganda y tutoriales para, por ejemplo, fabricar explosivos.
"El ISIS ha usado esta propaganda también para vender que ya existe ese futuro Califato que proclamaba Al Qaeda. Y que está en el territorio que controla", remachan fuentes de la lucha antiterrorista: "Quieren dar la sensación de que allí se puede vivir. Y lo hacen con la intención de atraer a grupos que necesita para asentarse allí: como médicos, profesores o mujeres". En ese sentido, Interior ya alertó a finales de 2015 de un repunte en la captación en España de chicas jóvenes para integrarse en el Estado Islámico. Su papel allí, principalmente, consiste en ejercer como madres y esposas. Aunque también se ha detectado que algunas ejercen un rol de policía religiosa.
En este contexto donde la comunicación juega un papel fundamental, las menciones a España en la propaganda terrorista experimentaron un alza en 2016. El investigador Manuel Torres, profesor de la Universidad Pablo de Olavide y miembro del Grupo de Estudios de Seguridad Internacional, contabilizó el pasado año hasta 33 referencias, frente a las 21 de 2015 y las 10 de 2014. Los analistas del CITCO restan, sin embargo, trascendencia a esta reiteración de menciones, aunque sí les preocupa cuando los vídeos tienen locuciones en castellano. "Lo más recurrente es que se refieran a Al-Andalus con carácter reivindicativo y en tono de amenaza", apunta Torres, que añade: "También aparece el 11-M. Ellos venden ese atentado como un ejemplo de cómo derribar un Gobierno enemigo".
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