jueves, 31 de diciembre de 2015

¡Feliz año 2016!



El equipo de Soy Resilente, el Blog de Seguridad y Defensa, les desea un feliz año 2016

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miércoles, 23 de diciembre de 2015

Feliz Navidad y Felices Fiestas


Desde Soy Resilente, Blog de Seguridad y Defensa, les deseamos una feliz Navidad y unas felices fiestas. 


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viernes, 18 de diciembre de 2015

Acuerdo en la COP21 de París

HISTÓRICO ACUERDO SOBRE EL CLIMA


En París todo es posible. 

Desde 1992 han sido muchas las conferencias: Río de Janeiro (Brasil), Kioto (Japón) en 1997, Washington (USA) en 2001, Bali (Indonesia) en 2007, Copenhage (Dinamarca) en 2009, Cancún (Méjico) en 2010, Durban (Sudáfrica) en 2011 y París 2015. 

Los 195 países reunidos firman un histórico acuerdo para limitar el aumento de la temperatura del planeta. Nunca por encima de los 2º. Además, los países presentaran sus objetivos de reducción de emisiones cada 5 años, se crean inventarios para hacer seguimiento de los programas nacionales de reducción, se crea un mecanismo de compensación a los estados más afectados por el Cambio Climático y los países desarrollados movilizarán 100 mil millones de dólares al año en apoyo a los países con menos recursos. 

Éste, el primer acuerdo universal sobre el clima en la historia, será además vinculante jurídicamente, y deberá ser ratificado por los estados en la próxima primavera. 
El texto del acuerdo es un éxito, sin duda, de todos y para todos. Pero, sobre todo, para las generaciones futuras, que dispondrán de un mejor planeta. Aunque tarde, damos la bienvenida a este acuerdo que supone esperanza y oportunidades. Ahora a vigilar el cumplimiento del acuerdo, empezando por invertir nuestro modelo productivo. No será inmediato, pero cuanto antes empecemos, mejor para el planeta y para todos y todas. 

Sin duda, esta es una muy buena noticia. Enhorabuena a todos y todas. 


viernes, 11 de diciembre de 2015

Escuelas y Teorías en Relaciones Internacional (y 4)

CONSTRUCTIVISMO






El constructivismo se ocupa principalmente de entender cómo el rol de las ideas modela el sistema internacional. Por "ideas", los constructivistas se refieren a los objetivos, amenazas, temores, identidades, y otros elementos de la realidad percibida que influencian a los estados y a los actores no estatales dentro del sistema internacional. Los constructivistas creen que estos factores ideacionales pueden tener efectos de alto alcance, y que pueden triunfar sobre asuntos materialistas del poder. Por ejemplo, los constructivistas observan que un incremento en la capacidad armamentista estadounidense es comúnmente más vista como un tema de preocupación por Cuba, antagonista tradicional de los Estados Unidos, que por Canadá, un aliado cercano al país norteamericano. Los constructivistas también creen que las normas sociales modelan y hacen variar la política exterior a lo largo del tiempo de modo más efectivo que la seguridad que los realistas citan. En síntesis, el tema central del constructivismo es la mutua constitución de las estructuras sociales y los agentes de las Relaciones Internacionales, y se analizan identidades e intereses de los actores. Esto es una síntesis de teorías reflexionistas, racionalistas, neorealistas y neoliberales. Todo se interelaciona, pero no es un proceso súbito. Este es un enfoque cuyo punto de vista es la superación, no es un debate.

Richard Price y Cristian Reus-Smit (1998) definen al constructivismo a partir de la selección de tres presupuestos ontológicos centrales que esta teoría asume sobre la vida social y su impacto sobre aspectos de la política internacional: a) la importancia de las estructuras normativas o ideacionales al igual que las estructuras materiales; b) las identidades como constitutivas de los intereses y las acciones, de manera que entender cómo están constituidos los intereses es la clave para explicar una amplia gama de fenómenos internacionales que los racionalistas han malinterpretado o ignorado; y c) los agentes y las estructuras están mutuamente constituidos, pero a pesar del poder constituyente de las estructuras, estas no existen independientemente de las knowledgeable practices (conocimientos desde la práctica) de los agentes sociales.


viernes, 4 de diciembre de 2015

Escuelas y Teorías en Relaciones Internacional (3)

INSTITUCIONALISMO





Un grupo de teorías de las relaciones internacionales que combinan varias aproximaciones del funcionalismo, el neofuncionalismo, la teoría de los regímenes (regime theory) o la teoría de los cárteles de Estados (state cartel theory) pueden calificarse de "institucionalistas" porque ponen el énfasis en el estudio de las "instituciones", que definen de forma diferente, dependiendo de la teoría concreta. Pueden englobar reglas y normas, formales e informales, así como organizaciones políticas (Estado, ONG y otros agentes de las relaciones internacionales).

Las teorías funcionalistas está representada por la obra de David Mitrany, mientras que la neofuncionalista lo está por los partidarios de una aproximación supranacional al modelo de integración europea desarrollado por Jean Monnet.

Varias formas de institucionalismo y neoinstitucionalismo, particularmente en la teoría de la elección racional y en el institucionalismo histórico explican el comportamiento de los actores de la escena internacional, bien en la dimensión racional de sus elecciones, o bien en el contexto histórico. La obra de Theda Skocpol efectúa un análisis comparativo de las políticas adoptadas por Suecia y el Reino Unido para enfrentarse a la Gran Depresión, mostrando cómo el contexto histórico institucional influenció las diferentes opciones que tomaron. El institucionalismo histórico, o su versión neo-institucionalista, pone el acento en la noción de path dependence ("dependencia de la vía") para mostrar cómo las decisiones pasadas influyen en la toma de decisiones presentes.

El institucionalismo neoliberal o transnacionalismo es una aproximación teórica a las relaciones internacionales que da gran importancia a las instituciones en el seno del sistema internacional, es decir, a los actores trnasnacionales (ONGs, terrorismo, flujos de todo tipo), concretamente a todos lo que no son Estados. Desarrollado en los años 1970 por Robert Keohane y Joseph Nye en reacción al neorrealismo, esta teoría recurre a la teoría de juegos (como el neoliberalismo económico, con el que, no obstante, no debe confundirse).

Tenía una orientación descriptiva y usaba el razonamiento inductivo. Considera a las instituciones como reglas de funcionamiento de la sociedad. Describe a las instituciones como acción de gobierno en los campos organizacionales. Las instituciones son puntos focales para la cooperación, son recursos de los agentes y actores racionales para obtener el logro de sus objetivos. Los institucionalistas analizan el conflicto, el poder y la política en el cambio institucional. Hay una cooperación entre las esferas pública y privada, entre lo administrativo y lo político.
La teoría institucional analiza la divergencia de las capacidades de poder de los estados sobre las instituciones. Esta teoría sugiere que la creación de nuevas instituciones, es la mas efectiva estrategia para cosechar relaciones de confianza entre partes en conflicto. Los estados crean las instituciones con el fin de solucionar problemas de acción  colectiva, reducir costos de transacción, disminuir incentivos de corrupción, etc.




viernes, 27 de noviembre de 2015

Escuelas y Teorías en Relaciones Internacionales (2)

LIBERALISMO



Durante muchos años, los países comunistas no mantuvieron una dinámica de libre comercio con los países considerados capitalistas, de tal forma que el libre mercado no podía llevarse a cabo entre todas las naciones del mundo, sino sólo entre las que creían que el liberalismo económico era la mejor manera de relacionarse en el sistema internacional. Pero ¿Qué pasa una vez que los países deciden integrarse a esa dinámica de intercambio comercial y mínima intervención del Estado en los procesos económicos? Entonces, sucede que estas naciones comienzan a parecerse entre sí -o al menos, eso es lo que los liberales quieren hacernos creer- pues sus sistemas políticos se transforman con el fin de que se permita el intercambio económico y comercial que ya hemos mencionado. Aunque es natural en estos tiempos globalizados que los países tengan modelos económicos mas o menos parecidos, habrá otra complejidad que requiere resolver la teoría liberal: los países que sean liberales también deben ser democracias (Snyder, 2004).

Generalmente, cuando quieres que alguien compre el producto que hiciste será mejor que no estés peleado con tus potenciales clientes. Lo mismo pasa con el intercambio internacional de bienes y servicios. Si Estados Unidos y México tuvieran una relación conflictiva, aparte de que nuestro país sería muy distinto, no podríamos intercambiar productos con ellos con la “facilidad” con la que lo hacemos hoy en día. Es por esto que los liberales sostienen que su teoría ofrece una alternativa al pesimismo anárquico de los realistas bajo la siguiente premisa: Si hay intercambio económico bajo las libertades que ofrece un sistema político democrático, no habrá guerra entre los países.

La premisa anterior tiene su origen en la obra de Kant. En años recientes el ex presidente George Bush sostenía que este era el modelo que debería seguir el sistema internacional (BBC News, 2004). Sin embargo, el razonamiento de cada uno de los pensadores que ha defendido la idea de que la democracia evita la guerra es muy distinto. Kant, por ejemplo, explicó que los países con sistemas democráticos no se atacarán entre ellos dada la resistencia que ejerce la población de dichos países sobre sus gobiernos ante el prospecto de la guerra. Pero el mismo Bush desacreditó esta idea con la decisión de iniciar la Guerra en Irak y Afganistán después de los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Dentro del liberalismo hay diferencias, y de hecho muchas; algunas de éstas provienen de la pretensión de esta teoría por explicar como interaccionan los Estados. Para explicar la relación entre las naciones se insiste en la efectividad del derecho internacional producido en diversas organizaciones internacionales. El ejemplo más conocido son los tratados que dan fuerza a la Organización de las Naciones Unidas. Es difícil pensar en la actualidad en una sola de las actividad de los Estado sin que ésta cuente con un órgano internacional capaz de regularla. No obstante, no todos los Estados se someten a las recomendaciones de las instituciones internacionales, esto genera tensiones y conflictos entre países. El mismo Bush quien defendió la democracia a capa espada (al menos discursivamente) ignoró el rechazo del Consejo de Seguridad de la ONU a la intervención de EEUU en Medio Oriente.

A pesar que la mitad de los países del mundo entraron a la dinámica capitalista poco después de la caída del régimen soviético, el mundo sigue pasando guerras. Y no han sido pocas. Así que, en realidad, el liberalismo ofrece una explicación por la cual los Estados probablemente evitan entrar en conflicto, pero no ha alcanzado a explicar la dinámica conflictiva de los últimos años.

Entonces, ante el déficit de la teoría liberal en relaciones internacionales, algunas de las ideas del realismo parecen resolver de manera más clara las preguntas que se hacen los académicos acerca del comportamiento y motivaciones de los Estados. Los defensores del liberalismo también olvidan que los procesos para instaurar democracias generalmente son violentos y son impuestos en una sociedad determinada. Por otro lado ¿Cuántas democracias del mundo han logrado alcanzar ese estatus sin un ejército y sin mantener a su milicia? Aunque hay una realidad global en la que la cooperación entre naciones y la ausencia de guerra son realmente necesarias para resolver crisis humanitarias y la escasez de recursos, el panorama parece cada vez menos propicio para que esto suceda.

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viernes, 20 de noviembre de 2015

Escuelas y Teorías en las Relaciones Internacionales (1)

REALISMO



El Realismo toma como punto de partida la presunción que la comunidad internacional existe en un estado de anarquía, y que no existe otro mecanismo de regulación mas que el poder. En otras palabras, según el realismo, el estado es el actor principal, y la interacción entre naciones ocurre por medio del estado, no por medio de instituciones internacionales u otro tipo de organizaciones. Según este modelo, cada estado es responsable por su propio bienestar y su supervivencia; de esta manera, el poder se convierte en el elemento central de interés para cada estado. Por poder se entiende en este caso capacidad militar, preponderancia económica, capacidad de movilización política, y percepción internacional entre otras. Por esta razón, es la responsabilidad de cada estado obtener tanto poder le sea posible, incluso si es necesario hacerlo a cuesta de otros.
En tal estado de anarquía, el orden es establecido por un balance de poder: los estados menos poderosos crean un alianza contra los mas poderosos, de tal manera que si el estado mas poderosos del sistema (conocido como el poder hegemónico) intenta atacar o anexar alguno de los estados menos poderosos, la alianza de estos estados contraataca; así, la amenaza de retaliación mantiene un orden y establece ciertos limites. Igualmente, otros estados se alinean con el poder hegemónico en caso de conveniencia, usualmente para protegerse de otros estados hostiles. De esta manera, las alianzas cambian de acuerdo a las circunstancias, manteniendo siempre un balance de poder.
Usualmente se requiere de un conflicto bélico de alta magnitud que desgaste al poder hegemónico de tal manera que le resulte imposible impedir a otro estado asumir la posición de hegemonía. Históricamente, se pueden identificar algunos ejemplos, tales como la guerra entre Roma y Cartago, la cual consolidó a Roma como poder hegemónico. En ciertos casos, sin embargo, si un poder hegemónico se expande más allá de su capacidad, puede colapsar por si mismo. El último fue el caso de Inglaterra, que tras el desplome de su imperio le dio el paso libre a los Estados Unidos para asumir la posición de poder hegemónico. Como resultado, las reglas del sistema internacional tienden a reflejar los intereses del estado hegemónico. Tucídides identificó este principio hace mas de dos mil años con aquella frase célebre que dice, los vencedores hacen lo que pueden, y los perdedores hacen lo que tiene que hacer.
Fuente, pinchar aquí

viernes, 13 de noviembre de 2015

¿Qué es el PeaceBuilding?


La configuración del concepto de construcción de la paz ha ido muy ligado a la propia noción de paz y conflicto y al análisis de sus causas. Tradicionalmente la paz se ha entendido como la ausencia de violencia directa o guerra. Esta noción tiene su origen en la pax romana en su doble dimensión de imposición del orden interno por una parte y por otra la disuasión hacia el exterior a partir del poder militar, en la conocida máxima si quieres la paz, prepárate para la guerra. En la década de los sesenta, con la aparición de la investigación para la paz como disciplina, algunos académicos, investigadores y activistas avanzaron hacia un concepto más amplio de paz que la relacionaba con la justicia social, la igualdad, y el diálogo (Lederach, 1995; 1998; Galtung, 1969). Frente a la paz negativa entendida como ausencia de violencia, se propuso la paz positiva como un proceso complejo, de medio y largo plazo que se relaciona con los derechos humanos, el desarrollo y el respeto del medio ambiente. Se consideraba el conflicto como un elemento constitutivo de toda sociedad, que se produce en situaciones en la que las personas o grupos sociales buscan o perciben metas opuestas, afirman valores antagónicos o tienen intereses divergentes. El conflicto no es positivo ni negativo en si mismo, lo que es importante es la forma en que se regulan o transforman estas incompatibilidades, si es de una forma destructiva o constructiva. A lo largo de la historia los conflictos han sido una de las fuerzas motivadoras del cambio social y un elemento creativo esencial en las relaciones humanas. La paz es un proceso encaminado a promover formas constructivas de resolver los conflictos.

En la década de los sesenta, autores como Johan Galtung, Kenneth and Elsie Boulding abordaron la construcción de la paz desde una perspectiva centrada en las causas estructurales de los conflictos y en los enfoques de abajo arriba (bottom up approaches), que parten del individuo y de sus necesidades en la sociedad. Uno de los aportes más relevantes fue el de Johan Galtung (1969) y sus conceptos de violencia directa, violencia estructural y violencia cultural. La violencia directa se relaciona con la agresión y su máxima expresión es la guerra; la violencia estructural es aquella que procede de las estructuras sociales, políticas y económicas opresivas, que impiden que las personas se desarrollen en toda su potencialidad: por ejemplo, la pobreza, el hambre, la falta de acceso a la educación o la salud son formas de violencia. Y la violencia cultural que procede de la imposición de unos valores o pautas culturales, negando la diversidad cultural y legitimando el uso de la fuerza como forma de resolver los conflictos. Por lo tanto, construir la paz es un proceso encaminado a reducir todas estas formas de violencia, sea esta directa, estructural o cultural.

Posteriormente, Johan Galtung establece una relación entre las tres manifestaciones de la violencia, con las llamadas 3 R, la Reconstrucción tras la violencia, las Reconciliación de los actores enfrentados y la Resolución del conflicto subyacente. Esto le permite abordar la reconstrucción como un proceso que abarca cuatro formas de acción simultáneas: la rehabilitación que aborda la curación a corto plazo y la abolición de la guerra a largo plazo; la reconstrucción económica y física que tiene en cuenta el desarrollo humano, social y cultural a partir de un diálogo que incluya a la ciudadanía; la reestructuración que implica construir nuevas estructuras y eliminar las viejas, sobre la bases de una democracia que tenga legitimidad y esté basada en la participación de la sociedad civil; y la reculturización que permita introducir conocimientos y destrezas básicas sobre la resolución de los conflictos en todos los niveles educativos.

Asimismo, Galtung aborda la reconciliación en dos dimensiones. La primera relacionada con la conducta, en el sentido de evitar que se reabran las hostilidades. La segunda se relaciona con la actitudes y con la curación, en el sentido de que las personas sean rehabilitadas. Y por último, Galtung sugiere dos enfoques para abordar la resolución de incompatibilidades, el que se realiza dentro de las estructuras democráticas (el enfoque parlamentario) y el que se realiza en la sociedad, a partir de medidas no violentas ( el enfoque extraparlamentario).

Otro de los autores que han sido claves en la definición del concepto de construcción de paz, ha sido Jean Paul Lederach que plantea que:

(..) un concepto global que abarca, produce y sostiene toda la serie de procesos, planteamientos y etapas necesarias para transformar los conflictos en relaciones más pacíficas y sostenibles. El término incluye, por lo tanto, una amplia gama de actividades y funciones que preceden y siguen los acuerdos formales de paz. Metafóricamente, la paz no se ve solamente como una fase en el tiempo o una condición; es un proceso social dinámico y como tal requiere un proceso de construcción, que conlleva inversión y materiales, diseño arquitectónico, coordinación del trabajo, colocación de los cimientos y trabajo de acabado, además de un mantenimiento continuo.

Jean Paul Lederach plantea que el conflicto pasa por diversas etapas (de la confrontación por las incompatibilidades, a la negociación y resolución) y que se transforma. En este sentido la construcción de la paz supondría el paso de la confrontación, a la transformación del conflicto en relaciones pacíficas y sostenibles. Estos enfoques holísticos planteados desde la investigación para la paz, marcaron los orígenes del concepto de construcción de la paz. Posteriormente ha ido adquiriendo más relevancia un enfoque más operativo centrado en las acciones, programas y políticas específicas necesarias para resolver los conflictos civiles y crear las condiciones necesarias para una paz sostenible.

El concepto de construcción de paz, como tal, fue asumido en el discurso oficial de Naciones Unidas, con Boutros-Ghali, Secretario General de la Institución cuando en junio de 1992, emitió el informe Una Agenda para la Paz (A/47/277, S/24111). En este informe introdujo una taxonomía de conceptos y enfoques que desde entonces han sido una referencia clave en este ámbito: la diplomacia preventiva, las operaciones de mantenimiento de la paz (peace-keeping), las operaciones de imposición de la paz (peace-making) y la construcción de la paz, o Peace-Building. La diplomacia preventiva abarca las medidas destinadas a evitar controversias entre dos o más partes, y a impedir que las tensiones existentes devengan en conflictos violentos: las operaciones de mantenimiento de la paz (peace-keeping), que se refieren a la presencia de Naciones Unidas o de otra fuerza militar sobre el terreno, con el consentimiento de las partes interesadas y que normalmente suponen el despliegue de personal militar o policial; las operaciones de imposición de la paz (peace-making), que abarcan todas las acciones para detener las hostilidades y/o lograr que las partes hostiles lleguen a un acuerdo, esencialmente por medios pacíficos como los previstos en el capítulo VI de la Carta de las Naciones Unidas; y la construcción de la paz (peace-building), un concepto más amplio que abarca todos las anteriores y que se refiere a las acciones para alcanzar una paz estable y duradera, una vez que las hostilidades han terminado. Este informe proporcionó un importante impulso a los argumentos a favor de la adopción de una política global de prevención de conflictos y construcción de la paz por parte de la comunidad internacional.

Los elementos relacionados con la construcción de la paz, tal y como fue concebida por Boutros Ghali incluían el desarme de los actores armados, restaurar el orden, la eliminación de la armas, la repatriación de los refugiados, el apoyo y asesoramiento para la formación de los cuerpos de seguridad, el seguimiento de las elecciones, el desminado y otras formas de desmilitarización, proveer de asistencia técnica, avanzar en los esfuerzos para la protección de los derechos humanos, reformar y fortalecer las instituciones de gobernanza y promover la participación formal e informal en el proceso político. También incluía proyectos orientados a la creación de un nuevo entorno político, económico, social, seguridad, con los recursos e instrumentos necesarios para resolver las tensiones e incompatibilidades existentes de forma pacífica. En definitiva, Naciones Unidas juega un papel clave en ofrecer instrumentos y en apoyar a aquellos países asolados por la guerra para el establecimiento de las condiciones de una paz sostenible y duradera.

Otras contribuciones posteriores como los de la Comisión Carnegie para la Prevención de conflictos letales, el informe Brahimi, el Informe del Secretario General sobre Prevención de Conflictos (2001), las propuestas de la Unión Europea en el marco de su Política Exterior y de Seguridad Común, así como diversas iniciativas de la sociedad civil han ido ampliando el enfoque de construcción de paz.

Todos estos aportes han ido conformando el marco de la construcción de la paz, que abarca todas aquellas iniciativas que apoyan estructuras sostenibles y procesos, que fortalecen las perspectivas de una coexistencia pacífica e implican objetivos de medio y largo plazo de carácter político, económico, social y cultural. Se sustenta en tres ejes principales:


1. la prevención de los conflictos, que implica un análisis de las raíces y causas de la violencia, así como la definición de estrategias para intervenir cuando la escalada de tensión puede devenir en guerra. Esto supone abordar la multicausalidad de los conflictos actuales, que tiene sus raíces en desigualdades socioeconómicas, en la apropiación de recursos, en agravios históricos y étnicos, en factores políticos relacionados con la fragilidad de los Estados, entre otras. Y desarrollar estrategias en el medio y largo plazo que permitan que las tensiones existentes se resuelvan a partir de la diplomacia, la negociación y los mecanismos de alerta temprana.


2. la gestión del conflicto que se refiere a todas aquellas iniciativas que se adoptan durante el conflicto armado, como la negociación, la mediación, así como las acciones de diplomacia paralela que pueden contribuir a desactivar la escalada de la violencia, o la protección de los civiles a partir de misiones internacionales.


3. la rehabilitación posbélica que implica una serie de medidas en el corto plazo, encaminadas a superar las heridas de la guerra y a reconstruir las infraestructuras y las instituciones que permitan el funcionamiento del país, a impulsar procesos de Desmovilización, Desarme y Reintegración (DDR) de los ex combatientes. Y medidas de medio y largo plazo que implican abordar las causas que originaron el conflicto armado y sentar las bases sociales, políticas y económicas para lograr una paz sostenible y duradera. En este sentido, la rehabilitación posbélica es también una forma de prevenir los conflictos y las fronteras que separan la rehabilitación de la prevención son difusas y es necesaria enmarcarlas en el proceso conjunto de la transformación de los conflictos.

La amplitud de concepto construcción de paz permite abordar los conflictos armados actuales desde un enfoque holístico que considera en conflicto en su conjunto y por lo tanto la prevención, la gestión y rehabilitación del conflicto forma parte del mismo proceso. Esto resulta muy positivo porque plantea que todas las fases o momentos del conflicto son importantes y que es preciso contar con una visión global del conflicto, independientemente de la dimensión en la que se actúe. Al mismo tiempo plantea algunas dificultades a la hora de operativizar el concepto. Por una parte, por la amplitud del marco de acción y la multiplicidad de actores que intervienen. Algunos de ellos son: Naciones Unidas y los organismos regionales como la Unión Africana, la Organización de Estados Americanos; las Instituciones Financieras Internacionales, la Unión Europea, los gobiernos, las Fuerzas Armadas, las ONG internacionales, así como las organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación. Cada uno de estos actores responden a unos objetivos y fines determinados, no siempre coincidentes entre si, lo que puede plantear serios problemas de coordinación y gestión. Por otra, por la complejidad para diseñar una marco de acción común que sea capaz de integrar a todos los actores, en el ámbito local, nacional e internacional. Pero incluso aunque se lograse técnicamente conciliar los intereses y propuestas de los distintos actores, nos encontraríamos con la falta de voluntad política para actuar en marcos de supranacionales que permitiese abordar el conflicto más allá de los intereses nacionales que puedan existir. Y además, esto resulta particularmente complejo en un mundo en el que se carece de marcos de gobernación global para abordar los conflictos de forma holística. Es por esto, que la construcción de la paz es un marco de acción que se irá conformando en función de cómo vaya evolucionando el sistema internacional.

Artículo extraído de la web de la cooperación internacional en red. 



viernes, 6 de noviembre de 2015

Medio Ambiente y Conflictos Armados


Aunque la humanidad siempre ha contado sus víctimas de guerra en términos de soldados y civiles muertos y heridos, ciudades y medios de vida destruidos, con frecuencia el medio ambiente ha sido la víctima olvidada. Los pozos de agua han sido contaminados, los cultivos quemados, los bosques talados, los suelos envenenados y los animales sacrificados para obtener una ventaja militar.
Para concienciar sobre este asunto, la Asamblea General declaró el Día Internacional para la prevención de la explotación del medio ambiente en la guerra y los conflictos armados, el cual se celebrará el 6 de noviembre de cada año. 
Las Naciones Unidas concede gran importancia a garantizar que la actuación sobre el medio ambiente es parte de la prevención de conflictos, del mantenimiento de la paz y de las estrategias de consolidación de la paz, porque no puede haber paz duradera si los recursos naturales que sostienen los medios de subsistencia y los ecosistemas son destruidos.Además, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente señala que en los últimos 60 años al menos el 40% de los conflictos internos han tenido alguna relación con la explotación de los recursos naturales, tanto por ser considerados de «mucho valor», como madera, diamantes, oro, minerales o petróleo, como por ser escasos, por ejemplo, la tierra fértil y el agua. Cuando se trata de conflictos relativos a los recursos naturales se duplica el riesgo de recaer en el conflicto.
La ONU está redactando Guías para la mediación de los recursos naturales en las situaciones de conflictos, y ha elaborado un  Informe preliminar sobre la protección del Medio Ambiente en relación con los Conflictos Armados, sin duda muy interesantes para trabajar en la construcción de la paz. 




viernes, 30 de octubre de 2015

Derecho Internacional Humanitario

¿Qué es el DIH?



Como continuación de nuestro particular Glosario de Términos, hoy nos ocupamos del Derecho Internacional Humanitario. 

El DIH es un conjunto de normas internacionales de origen convencional y consuetudinario, específicamente destinado a ser aplicado en los conflictos armados, internacionales o no, que limita, por razones humanitarias, el derecho de las partes en conflicto a elegir libremente los métodos (modos) y medios (armas) de hacer la guerra y que protege a las personas y los bienes afectados o que puedan resultar afectados por ella.

Inicialmente, estaba compuesto por dos ramas distintas, el Derecho de la Haya y el Derecho de Ginebra. La primera comprende las normas que regulan los medios y métodos de combate mientras que la segunda son las normas dirigidas a la protección de las víctimas de los conflictos armados. Es a partir de 1968, con la Resolución 2444 de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el respeto de los Derechos Humanos en los conflictos armados, y especialmente con la aparición de los Protocolos Adicionales a los Convenios de Ginebra en 1977, cuando se produce una convergencia entre ambos grupos de normas al ponerse de manifiesto que para proteger con mayor eficacia a las víctimas (los heridos, enfermos, náufragos, prisioneros de guerra, población civil y, por extensión, los bienes culturales, los bienes indispensables para la supervivencia de la población civil y el medio ambiente natural) es preciso limitar el uso de la fuerza estableciendo reglas sobre la conducción de las hostilidades.

Tradicionalmente, se le ha llamado derecho de la guerra pero la evolución histórica de estas normas ha hecho que su contenido y su finalidad sean mucho más amplios de lo que lo eran inicialmente. Actualmente puede denominarse Derecho Internacional Humanitario (DIH) como término equivalente de gran tradición y aceptación universal que tiene como referencia inmediata la protección de las víctimas. También puede utilizarse el término Derecho Internacional de los Conflictos Armados (DICA).

La guerra no es un ámbito ajeno a la regulación por el derecho y la comunidad internacional, frente a los conflictos armados, reacciona en dos direcciones muy distintas que son importantes definir, ya que el ámbito del Derecho Internacional Humanitario pertenece a la segunda:

a) Prohibiendo la agresión o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales (artículo 2.4 de la Carta de las Naciones Unidas). Se admiten como únicas excepciones el ejercicio individual o colectivo de la legítima defensa (artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas), la aplicación del sistema de seguridad colectiva del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas (la acción de la ONU) y el derecho de la libre determinación de los pueblos. (IUS AD BELLUM o Derecho a hacer la guerra).

b) Una vez iniciado el conflicto armado, aplicando el DIH con igual obligatoriedad a todas las partes implicadas en el conflicto, con independencia de que parte fuera la responsable de haberlo iniciado o de la conformidad de éste con el ius ad bellum. (IUS IN BELLO o Derecho aplicable en los conflictos armados).


viernes, 23 de octubre de 2015

Insectos y Seguridad Alimentaria

Los insectos representan más de un tercio de la totalidad de las formas de vida existentes en la tierra. Están, además, en todos los ambientes terrestres. Conocemos de su hábitos destructivos, cuando arruinan cosechas intentando alimentarse, pero también sabemos cuál importante es su ayuda para la polinización. Hoy, además, nos encontramos con un interés creciente en tanto pueden ser el alimento del futuro. Si bien es cierto que ya forma parte de la dieta de buena parte de países asiáticos, nos estamos refiriendo a formar parte fundamental de la alimentación del resto del mundo. No en vano, más de un tercio de los insectos conocidos son comestibles. Ya hemos hablado en este Blog de la importancia de la Seguridad Alimentaria, uno de los efectos del Cambio Climático que ya está provocando hambrunas y movimientos de la población buscando zonas ricas en provisiones. En este artículo ponemos "sobre la mesa" un debate que ya está instalado en los "briefings" de cualquier organismo internacional con competencias en la materia, es decir, todos los que conocemos. Si la población no está alimentada, los problemas no tardarán en llegar, y parece que, volviendo la vista a nuestro pasado, hemos encontrado una rica fuente de proteínas, de grasas poliinsaturadas, sales minerales, vitamina B... Os dejo el artículo de Xosé Hermida. 



Apreciamos como un manjar las centollas, una especie de arañas marinas gigantes, recubiertas de pelo y con un caldo excrementicio. Tapeamos con pulpo, tentacular y repleto de ventosas y gelatina. Pero la idea de comer saltamontes, hormigas o gusanos nos parece repugnante, pese a que casi un tercio de la población mundial los consume habitualmente, una dieta que viene de los albores de la civilización y que arraigó en grandes zonas de Asia, África y Latinoamérica. La FAO, agencia alimentaria de la ONU, ya señaló en 2013 los insectos como despensa del futuro ante el riesgo de una hambruna por el aumento exponencial de la población en el planeta. Ahora la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) acaba de dar el primer paso con vistas a regular la comercialización de invertebrados terrestres para consumo humano.


Las hamburguesas, los nuggets o los patés de insectos han aparecido en los supermercados belgas. En ese país y en la vecina Holanda ya está regulada la producción y venta de estas nuevas exquisiteces, una medida que Francia tiene en estudio y que en Reino Unido se aplica en la práctica. Los belgas hasta han patentado un nuevo electrodoméstico: el criadero de larvas de mosca. En España, sin embargo, la Agencia de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) resolvió el pasado marzo, por “principio de precaución”, prorrogar otro acuerdo de dos años antes y seguir prohibiendo este comercio gastronómico. Fuentes del Ministerio de Sanidad, del que depende Aecosan, apuntaron que están esperando a conocer una norma sobre nuevos alimentos que Bruselas prevé aprobar en un mes.

Eduardo Galante ha probado el sabor de las larvas de picudo rojo, de las orugas y de las crisálidas del gusano de seda. “Y están riquísimas. Si comemos arroz con gambas, ¿por qué no con saltamontes?”, propone este catedrático de Zoología Animal, presidente de la Asociación Española de Entomología, quien en su facultad universitaria de Alicante había instaurado la costumbre, “con gran éxito”, de una degustación anual de insectos. Este año ha desistido, después de conocer una prohibición que deplora: “Es fruto de la ignorancia. Los insectos se comen desde la prehistoria, y si están criados y envasados con garantías, su consumo no supone ningún riesgo. Pero a los europeos nos resulta repulsivo y parece que la Aecosan se ha dejado llevar por eso”.

Los propagandistas de esta dieta esgrimen argumentos nutritivos y ambientales. Los insectos tienen un alto valor en proteínas y sus grasas son más saludables. La cría de invertebrados consume menos materias primas y no produce gases de efecto invernadero como las granjas de ganado. Argumentos similares fueron esgrimidos por la FAO hace dos años en un informe —completado con un congreso en 2014— que alertaba de la amenaza de crisis alimentaria a mediados de siglo, cuando el planeta alcance una población de 9.000 millones, y señalaba los insectos como posible solución. El siguiente paso lo dio la Comisión Europa al encargar a la EFSA el informe de evaluación de riesgos, hecho público el pasado día 8, paso previo habitual en Bruselas antes de dar vía libre a un producto. Los expertos en seguridad alimentaria detallan una serie de peligros potenciales que se pueden prevenir con medidas muy similares a las aplicadas a otros alimentos: controles higiénicos en los criaderos, condiciones correctas de envasado o información detallada sobre la cadena de comercialización. Las reacciones alérgicas o de intolerancia tampoco son mayores que en otro tipo de carnes.

El restaurante mexicano Cantina Machito de Barcelona ha estado diez años sirviendo platos con insectos: chapulines (saltamontes), ahuautles (larvas de mosquito, el “caviar mexicano”), jumiles (chinches del monte), hormigas chicatanas y escamoles (larvas de hormiga). Los jumiles, con sabor a canela, preparados con guacamole eran el plato más caro de toda la carta. “Importábamos de una empresa mexicana. Venían deshidratados, tostados en algunos casos y envasados al vacío con todas las garantías”, explica Angelina Urreta, encargada del restaurante. “Los insectos forman parte de la gastronomía mexicana desde tiempos precolombinos. Y están en la cocina gourmet porque son muy adecuados para fusiones de sabores”. Los platos con bichos desaparecieron del menú en abril de 2014 por orden de las autoridades catalanas, que años antes ya habían clausurado un puesto de venta en el mercado de La Boquería.

La granja que la francesa Laetitia Giroud montó hace tres años en Coín (Málaga) no solo no ha tenido problemas con Sanidad sino que incluso ha recibido una subvención pública. Pero no puede vender en España. Cría grillos, larvas de mosca y gusanos de harina para Bélgica, Francia y Reino Unido destinados a alimentación humana y animal. “Trabajamos tres personas y aún no somos rentables”, admite Giroud. “El problema es el vacío legal”. Su caso se complica por las normas que impuso la UE para restringir el uso de piensos de origen animal tras la crisis de las vacas locas. “Las harinas de insecto sirven perfectamente para alimentar a cerdos y pollos”, defiende la dueña de la granja Insagri, una vegetariana que una o dos veces a la semana completa su dieta con carne de insectos: “Algún bizcocho, una empanada... O en omelette. Y, por supuesto, en tortilla española”.

Para ver el artículo publicado en El País, pinchar aquí


viernes, 16 de octubre de 2015

¿Alguien duda aún de la existencia del Cambio Climático?

Los cambios bruscos del tiempo meteorológico, el aumento de la temperatura global, el deshielo de los polos, la pertinaz sequía en África... pocas dudas pueden quedar sobre la existencia del Cambio Climático. Y también conocemos sus causas. Pero nunca está de más volver a recordarlo para, entre todos, prevenir este cambio de ciclo global y mundial. En este caso a través del Portal de la Labor del sistema de NACIONES UNIDAS contra el Cambio Climático

Las causas del cambio climático

Las ovejas en un prado
La vida tal como la conocemos — Un manto natural de gases de efecto invernadero en la atmósfera mantiene suficientemente calentado al planeta de por vida como tal, a la confortable temperatura de 15°C de hoy. Las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por los seres humanos han hecho más denso ese manto, lo que ha atrapado el calor y causado el calentamiento del planeta. Los combustibles fósiles son la mayor causa de esas emisiones antropógenas de gases de efecto invernadero.
Regulan el clima en la Tierra —Pero la prosperidad misma de nuestra civilización entraña el peligro de alterar el clima que tanto beneficio nos ha proporcionado hasta el momento. El «manto» de gases de efecto invernadero que se deposita de manera natural en la troposfera, y representa menos del 1% de toda la atmósfera, desempeña la vital función de regular el clima del planeta. Cuando la energía solar, en la forma de luz visible choca con la Tierra, calienta la superficie. Por ser más fría que el Sol, la Tierra reemite esta energía al espacio en la forma de radiación infrarroja o térmica. Los gases de efecto invernadero bloquean la salida directa al espacio de la radiación infrarroja. El «efecto natural de invernadero » resultante mantiene al planeta unos 30°C más caliente de lo que de otra forma estaría, lo cual es esencial para la vida tal como la conocemos.
Cambios drásticos en la atmósfera — La temperatura media de la Tierra parece haberse mantenido increíblemente estable durante los últimos 10.000 años, con una variación de menos de 1°C, lo que permitió a la civilización humana prosperar en lo que hoy son unos confortables 15°C.
El problema que tenemos delante ahora es que, desde que comenzó la revolución industrial hace unos 250 años, nuestras emisiones de gases de efecto invernadero han hecho más denso ese manto a un ritmo sin precedentes. Esto ha causado el cambio más espectacular en la composición de la atmósfera desde hace al menos 650.000 años. A menos que hagamos grandes esfuerzos para reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, el clima mundial seguirá calentándose rápidamente en los próximos decenios y más adelante.
Plantas y los cables de alimentación
Efecto invernadero intensificado —La razón por la que estas emisiones «artificiales » son un problema de tal envergadura es que, a la larga, la Tierra tiene que liberar energía al mismo ritmo que la recibe del Sol. Dado que un manto de gases de efecto invernadero más denso contribuye a reducir la pérdida de energía al espacio, el régimen climático debe ajustarse de alguna manera para restablecer el equilibrio entre la energía entrante y la saliente. El resultado se conoce como «efecto invernadero intensificado ».
Complicadas interacciones — El clima se ajusta a ese manto más denso de gases de efecto invernadero en gran parte mediante un «calentamiento general » de toda la superficie de la Tierra y un descenso de la atmósfera. Este aumento de la temperatura va acompañado de otros cambios, por ejemplo, en la capa de nubes y el régimen de vientos. Algunos de estos cambios pueden aumentar más el calentamiento (reacciones positivas), mientras que otros pueden contrarrestarlos (reacciones negativas). Estas distintas interacciones complican los esfuerzos de los científicos para determinar con precisión cómo cambiará el clima en los decenios por venir.
Emisiones de gases de efecto invernadero — Los combustibles fósiles constituidos por plantas y animales extintos hace muchísimos años son la fuente principal de las emisiones de gases de efecto invernadero de la humanidad. La quema de carbón, petróleo y gases naturales libera miles de millones de toneladas de carbono todos los años que de otra manera habrían permanecido ocultas en las entrañas de la Tierra, así como grandes cantidades de metano y óxido nitroso. Cuando se talan árboles, y no se resiembra, se libera más dióxido de carbono.
Por otra parte, las manadas masivas de animales emiten metano, al igual que los arrozales y los vertederos de desechos. El uso de fertilizantes produce óxido nitroso. Los gases de larga duración, como los CFCHFC y PFC, utilizados en equipos de climatización y refrigeración fabricados por la industria, al fin y al cabo, van a parar a la atmósfera. Muchas de estas actividades emisoras de gases de efecto invernadero son ahora esenciales para la economía mundial y constituyen una parte fundamental de la vida moderna
Evaluación de la ciencia: El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático— Las Naciones Unidas, por medio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Organización Meteorológica Mundial, establecieron el IPCC en 1988 con el mandato de investigar y analizar los mejores datos científicos publicados sobre esta cuestión. Desde 1990, el IPCC ha publicado informes fidedignos cada cinco o seis años en los que evalúa el estado de la ciencia mediante observaciones y predicciones de futuras tendencias.
Evaluación de la ciencia: El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático — El IPCC no realiza nuevas investigaciones, pero su mandato es, más bien, hacer evaluaciones de interés para la política acerca de los materiales publicados en todo el mundo sobre los aspectos científicos, técnicos y socioeconómicos del cambio climático. Los informes del IPCC se basan en la labor de miles de expertos de todas las regiones del mundo.
El cuarto Informe de evaluación se publicó en 2007, en cuatro volúmenes, cada uno preparado por un grupo de trabajo distinto.
Resultados principales — En la preparación de los informes, se distribuyen borradores a especialistas con conocimientos importantes y a publicaciones en esta esfera. Sus observaciones se envían a los redactores del IPCC quienes, a su vez, preparan una segunda versión para los gobiernos y para todos los autores y revisores especializados. Los gobiernos y los revisores especializados pueden aportar sus observaciones que se restringen a la exactitud y exhaustividad del contenido científico/técnico/socioeconómico y al equilibrio general de los proyectos de informe. El documento final recoge opiniones divergentes que se apoyan en datos científicos o técnicos.

viernes, 9 de octubre de 2015

De Al Qaeda al Estado Islámico

Que Fernando Reinares es un gran investigador y experto en terrorismo internacional es algo sabido por todos y todas. Por eso, cuando tenemos oportunidad de poder dar relevancia a sus artículos, lo hacemos, aunque sea a través de este modesto Blog. En este caso, y utilizando su soporte habitual en el Real Instituto Elcano, nos ofrece una retrospectiva de los ultimos años de terrorismo global para entender un poco mejor la estrategia de DAESH. 

Tema
Un año después de que el denominado Estado Islámico impusiera su dominio sobre amplias zonas de Siria e Irak, proclamando un califato que ha ido expandiendo, evidencia capacidades y recursos para la acción terrorista fuera de esos países comparables si no ya superiores a los acumulados por al-Qaeda la pasada década.



Resumen

El yihadismo global ha entrado en el tercer período de su evolución desde que al-Qaeda fuese establecida en 1988. La gran novedad de este tercer período no es otra que la irrupción, en junio de 2014, del denominado Estado Islámico (EI). Ambas, al-Qaeda y el EI, en tanto que matrices distintas del yihadismo global con liderazgo y estrategias diferenciadas, rivalizan en la actualidad por hegemonizarlo pero no cabe descartar una futura cooperación entre ambas organizaciones. Así, dicho fenómeno se encuentra más extendido que nunca antes, pero escindido y con formas nuevas que se suman a las ya existentes. Al tiempo, su constitutiva amenaza terrorista cuenta con nuevos focos, registra una tendencia al alza y denota especial complejidad, añadida a la marcada diversidad que la venía caracterizando anteriormente.

Análisis

En las mutaciones por las que han atravesado tanto el yihadismo global como la amenaza terrorista inherente al mismo pueden distinguirse tres períodos. Un primer período es el que se inicia en 1988 con la formación de al-Qaeda como núcleo fundacional y matriz de referencia del terrorismo global propiamente dicho para concluir, 13 años más tarde, con los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EEUU y sus inmediatas repercusiones. El segundo período que se abrió entonces terminó en 2011 con el abatimiento de Osama bin Laden y el comienzo de las convulsiones políticas en algunos países del mundo árabe, a lo largo del cual al-Qaeda se descentraliza y el yihadismo global adquiere los rasgos de un fenómeno polimorfo. En el tercer período, el actual, el yihadismo global se encuentra más extendido que nunca antes pero dividido, al menos inicialmente, pese a lo mucho que sin embargo tienen en común, entre sus ahora dos matrices de referencia, es decir, al-Qaeda y, desde junio de 2014, el denominado EI.

Orígenes y consolidación de al-Qaeda

Durante algo más de un cuarto de siglo, hablar de terrorismo global era hacerlo de al-Qaeda. Fue en 1988, en las postrimerías de la contienda que la invasión soviética desencadenó en Afganistán a lo largo de ese mismo decenio y cuyo desenlace supuso el éxito de una operación encubierta de los servicios de inteligencia estadounidenses, cuando Osama bin Laden, junto a Abdullah Azzam y Ayman al-Zawahiri –saudí, palestino y egipcio, respectivamente– fundaron, por paradójico que parezca, dicha organización inspirada en las actitudes y creencias propias del salafismo yihadista. Esta ideología, una variante del salafismo de acuerdo con la cual el concepto religioso de yihad debe ser entendido exclusivamente en su acepción belicosa, justifica moral y utilitariamente la violencia terrorista con el objetivo último de instaurar un califato o suerte de imperio panislámico de orientación fundamentalista. Un califato que incorpore la totalidad de los territorios sobre los cuales ha existido dominio musulmán –al-Ándalus incluido– y se imponga sobre la totalidad del género humano.

Los dirigentes de al-Qaeda adoptaron para ello una estrategia dual, dirigida tanto contra el denominado enemigo cercano como contra el llamado enemigo lejano. Es decir, por una parte contra los regímenes de países con poblaciones mayoritariamente musulmanas, cuyos gobernantes son tildados de apóstatas por los yihadistas debido al carácter secular de las políticas que desarrollan, al margen de cuáles sean el tipo de estructura y distribución del poder o de la legitimación en que se sustente. Por otra parte, dirigida contra las sociedades que desde una misma perspectiva islamista son descritas como propias de infieles, principal aunque no exclusivamente del mundo occidental. En la lógica inherente al yihadismo global, menoscabar mediante la violencia terrorista a ciudadanos e intereses de las sociedades abiertas sirve, de modo específico, para erosionar la propia estabilidad de los gobiernos del mundo islámico que son tenidos por heréticos.

Al-Qaeda se consolidó durante la primera mitad de los años 90, gracias a la tolerancia de las autoridades de Pakistán, donde mantuvo ininterrumpidamente facilidades para movilizar recursos humanos y materiales, al igual que a la protección ofrecida por los gobernantes islamistas de Sudán, que apenas se habían hecho con el poder en ese actualmente escindido país, a los dirigentes y buena parte de los cuadros iniciales de aquella organización yihadista. Entre 1991 y mediados de 1996, al-Qaeda desarrolló una incipiente actividad terrorista en distintos países de la Península Arábiga y el Este de África, mientras establecía vínculos con entidades yihadistas por entonces emergentes en el Magreb o el Sudeste Asiático, al mismo tiempo que se introducía en naciones de Europa Occidental como el Reino Unido, Alemania, Italia y España. En 1994 fue cuando empezó a articularse en este último país una célula de al-Qaeda, cuyos integrantes residían sobre todo en Madrid y Granada, muy bien conectada con el directorio de dicha organización yihadista y con los seguidores de la misma que por entonces se desenvolvían en Londres, Hamburgo y Milán.

Aprovechándose del santuario que obtuvo en Afganistán desde que en 1996 los talibán se hicieron con el control de Kabul, así como de la facilidad con que sus miembros cruzaban fronteras a lo largo y ancho del planeta, al-Qaeda empezó a idear, planificar, preparar y ejecutar atentados espectaculares y altamente letales contra significados blancos occidentales. Los primeros que recabaron una muy especial atención por parte de los gobiernos en todo el mundo y que por añadidura obtuvieron una inusual cobertura en los medios de comunicación internacionales fueron los atentados de carácter suicida perpetrados en agosto de 1998 junto a las embajadas estadounidenses en Nairobi y Dar es Salaam, como consecuencia de los cuales perdieron la vida más de 220 personas, en su inmensa mayoría habitantes de esas dos capitales africanas que se encontraban cerca de dichas sedes diplomáticas.

Pero los atentados cuyos catastróficos resultados, entre ellos casi 3.000 muertos, vinieron a alterar en profundidad la visión de la amenaza inherente al terrorismo global relacionado con al-Qaeda, ocurrirían poco más de tres años después, concretamente el 11 de septiembre de 2001 y no fuera sino dentro del propio territorio continental de EEUU. Ese día, como es bien sabido, 19 terroristas de al-Qaeda, en su mayoría de nacionalidad saudí, lograron secuestrar y estrellar dos aeronaves comerciales contra las Torres Gemelas de Nueva York y otra más contra un ala del Pentágono en Washington. Un cuarto avión, que los terroristas no consiguieron pilotar hacia la Casa Blanca o más probablemente el Capitolio, debido a la reacción de los ciudadanos que iban a bordo del aparato, se precipitó en un descampado de Pensilvania.

Conviene no olvidar, con todo, que EEUU era y sigue siendo blanco preferente de al-Qaeda pero en modo alguno el único en el mundo occidental. No en vano, los máximos dirigentes de la organización terrorista habían auspiciado, en febrero de 1998, la constitución, junto con algunas otras entidades de su misma orientación ideológica pero de ámbito operativo más circunscrito, del llamado Frente Islámico Mundial para la Yihad contra Judíos y Cruzados. Nueve meses antes del 11-S, una efectiva actuación de los servicios de seguridad de al menos cuatro países europeos hizo posible desbaratar un atentado muy cruento que, planificado en el Reino Unido y preparado en Alemania, iba a ser ejecutado en Francia en diciembre de 2000, concretamente en un concurrido mercado navideño cercano a la catedral de Estrasburgo, por una célula terrorista directamente relacionada con el directorio de al-Qaeda.

En cualquier caso, como consecuencia de la reacción estadounidense al 11-S, al-Qaeda perdió el santuario del que venía disfrutando en Afganistán. No pocas de sus organizaciones afines quedaron también privadas de las infraestructuras que mantenían al amparo de los talibán. Otras con bases fuera de ese país surasiático se vieron asimismo afectadas, aunque en relativa menor medida, por las iniciativas antiterroristas que adoptaron numerosos gobiernos del mundo. Pero, al contrario de lo que muchos estudiosos y comentaristas dieron por descontado, al-Qaeda continuó existiendo como organización yihadista. Reubicada desde 2002 en las zonas tribales de Pakistán, cobijada por los talibán paquistaníes, mostró una sobresaliente capacidad de adaptación y resiliencia que en gran medida se explica precisamente por su jerarquizada y sólida articulación organizativa.

En primer lugar, al-Qaeda optó por descentralizarse, estableciendo algunas extensiones o ramas territoriales subordinadas, aunque en diverso grado dependiendo del modo como se produjera su formación y del tipo de liderazgo instaurado en ellas. En segundo lugar, fomentó relaciones de asociación con organizaciones de similar orientación basadas en distintas regiones del mundo islámico y la aparición de nuevas entidades afines, siempre inspiradas en la ideología común del salafismo yihadista. Finalmente, desarrolló una extraordinaria campaña de propaganda, sobre todo a través de Internet. Entre tanto, la guerra de Irak, iniciada en 2003, favoreció extraordinariamente la recuperación de al-Qaeda. De un lado, gracias a que empezaron a revertirse las desfavorables circunstancias a las cuales hacía frente en suelo afgano. De otro lado, debido a la amplia movilización de recursos humanos y materiales que la contienda iraquí canalizó en su favor, especialmente hasta 2007.

Extensión y diversificación del yihadismo

En la década posterior al 11-S el terrorismo yihadista se diversificó y extendió. Tres grandes componentes interrelacionados fueron configurando la urdimbre mundial del yihadismo. Por una parte, al-Qaeda en tanto que estructura terrorista global, incluyendo a su núcleo central en Pakistán y a las ramas territoriales que sucesivamente consiguió establecer entre 2003 y 2007, es decir al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), al-Qaeda en la Tierra de los Dos Ríos (AQTDR) –desde 2006 conocida como Estado Islámico de Irak (EII)– y al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Por otra parte, un heterogéneo y variable conjunto de organizaciones asociadas con al-Qaeda central o sus extensiones, entre cuyos más notables exponentes cabe mencionar a Yemaa Islamiya (YI), Therik e Taliban Pakistan (TTP), al-Shabab (AS), el Emirato del Caúcaso (EC) y más tardíamente Boko Haram (BH). Por último, un magmático elenco de individuos y células independientes, inspirados por la ideología y las directrices de al-Qaeda como matriz del yihadismo global.

La amenaza terrorista inherente a este movimiento adquirió así una naturaleza variada, a menudo incluso compuesta, en la que se mezclaban actores individuales y colectivos correspondientes a dos o más de esos tres componentes del yihadismo global. En zonas donde la actividad terrorista se inscribía en el repertorio de violencia propio de una verdadera insurgencia yihadista, como ya entonces ocurría en Afganistán, las áreas tribales de Pakistán e Irak, lo habitual era que desde el directorio de una organización dominante se ideara, planificara y encomendara la ejecución de atentados a los miembros de la misma. Pero en modo alguno era infrecuente que los talibán afganos y los paquistaníes, por ejemplo, colaborasen en esos propósitos con la matriz de al-Qaeda u otras entidades afines, de la misma manera que lo hacía AQTDR con formaciones yihadistas activas en su mismo ámbito iraquí. Al-Qaeda y la YI cooperaron, por ejemplo, en la planificación y preparación de los atentados perpetrados en la isla indonesia de Bali en octubre de 2002, cometidos por integrantes de la última.

La matanza del 11 de marzo de 2004 en Madrid, con 191 víctimas mortales, reveló con particular complejidad esta evolución de la amenaza terrorista pero en el interior de las sociedades occidentales. Alrededor de 30 individuos integraron la red del 11-M, parte de ellos movilizados de entre el remanente de la célula de al-Qaeda en España –la conocida como célula de Abu Dahdah– desmantelada en noviembre de 2001, otros desde las estructuras europeas del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) y los demás a partir de una banda de delincuentes magrebíes tornados en yihadistas. Empezó a formarse en marzo de 2002, una vez tomada en diciembre de 2001 en Karachi la decisión de atentar en España, ratificada en febrero de 2002 en Estambul durante una reunión de organizaciones yihadistas norteafricanas y aprobada por los dirigentes de al-Qaeda hacia finales del verano o inicios del otoño de 2003. La red del 11-M estuvo conectada con la matriz de al-Qaeda en Pakistán mediante Amer Azizi, adjunto a su jefe de operaciones externas y antiguo destacado miembro de la célula de Abu Dahdah.

Ni el abatimiento de Osama bin Laden, en mayo de 2011, por unidades especiales de las Fuerzas Armadas estadounidenses, una vez que la inteligencia norteamericana diese con su escondite en Abbottabad, ni la mal llamada –por inadecuadamente interpretada, concediendo preeminencia al deseo sobre el entendimiento– Primavera Árabe, significaron el colofón de al-Qaeda o la decadencia del yihadismo global. Aun cuando este fenómeno y la propia al-Qaeda estuviesen atravesando por una crisis de legitimación entre su población de referencia, pues la gran mayoría de las víctimas que ocasionaban eran musulmanes y esta realidad había afectado severamente a su imagen entre las opiniones públicas de los países del mundo islámico. Pero al-Qaeda en tanto que estructura terrorista global se ha servido de la progresiva inestabilidad en Oriente Medio y el Norte de África para incrementar su actividad y tratar de reforzarse, especialmente en casos como los de Siria y Malí.

AQMI, desde su base en territorio de Argelia y sus refugios al sur de este país, junto al Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO) y a Ansar al-Din (AD), consiguieron instaurar temporalmente, a lo largo de 2012, un verdadero condominio yihadista en el norte de Malí. Esas tres organizaciones, pese a las diferencias que tienen entre sí y a su tamaño relativamente reducido, sometieron durante meses a la población de Tombuctú, Gao, Kidal y otras localidades en la misma zona central del Sahel, que cerca estuvo de convertirse en un foco múltiple de amenaza terrorista para África Septentrional y Europa Occidental. Hasta que una decidida intervención militar de Francia –el país con más intereses en la región–, iniciada en enero de 2013 a requerimiento de las autoridades de Bamako y ampliamente apoyada por la comunidad internacional, puso fin a la situación. Mientras tanto, otras nuevas organizaciones yihadistas se articulaban en Egipto, Libia, Túnez y Siria.

Precisamente en Siria e Irak como escenario común de insurgencia yihadista se observan dos facetas claves de la actual transformación del terrorismo global. Por una parte, dicha insurgencia ha suscitado una movilización yihadista sin precedentes entre jóvenes musulmanes dentro y fuera del mundo islámico. Por otra parte, ahora hay dos entramados yihadistas de proyección internacional con sus respectivas matrices. El nuevo se ha formado desde el EII, antes una extensión iraquí de al-Qaeda. Después de implicarse en el conflicto sirio y adoptar en 2013 el nombre de Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL), Ayman al-Zawahiri, emir de al-Qaeda, lo desposeyó de aquella condición. Antes, Abu Bakr al-Baghdadi, líder del EIIL, se había negado a confinar sus actividades dentro de Irak y a reconocer al Frente al Nusra como rama exclusiva de al-Qaeda en Siria. Esta ruptura ha desatado una pugna por la hegemonía en el yihadismo global entre dos organizaciones que comparten en lo fundamental doctrina y fines pero discrepan en tácticas y estrategia.

En el contexto de dicha competición, el EIIL anunció el 29 de junio la proclamación de un califato, la designación de Baghdadi como califa y que la organización pasaba a denominarse Estado Islámico (EI) sin más. Esta iniciativa y la evidencia de controlar amplias zonas de Siria e Irak contrastaban con los resultados mostrados por al-Qaeda. Así, el EI ha recabado apoyo de diversas entidades yihadistas, provocando fracturas en otras asociadas con al-Qaeda y galvanizando a una mayoría de los musulmanes radicalizados en el seno de las sociedades abiertas, incluida España. No sólo ha mantenido sus posiciones sino que se ha expandido hacia zonas de Libia y Nigeria, Esa competición puede o no derivar en cooperación, pero la rivalidad entre el núcleo de una urdimbre de terrorismo global existente y la matriz de otra emergente, unida a la insólita movilización yihadista estimulada por los acontecimientos en algunos países del mundo árabe, implica que la amenaza terrorista para Occidente va a persistir y al alza, si bien con variaciones significativas en sus principales actores y escenarios.

Pugna por la hegemonía del yihadismo global

Desde que en 2013 se produjo la ruptura entre al-Qaeda y una de sus dos ramas territoriales en Oriente Próximo, la organización yihadista cuyos antecedentes se remontan a 2004 y que en junio de 2014 adoptó el nombre de EI, ésta última sobrepasa con creces a la primera en la movilización de seguidores y el reclutamiento de militantes o colaboradores, dentro y fuera de aquella región del mundo. Tanto en países con poblaciones predominantemente musulmanas como entre las colectividades islámicas que existen en el seno de las sociedades occidentales. No es un fenómeno que se observe sólo en redes sociales y canales de Internet. Una gran mayoría de los varios miles de yihadistas extranjeros procedentes del norte de África o de Europa Occidental que se encuentran actualmente en el escenario común de insurgencia que forman Siria e Irak está a las órdenes de Abu Bakr al-Baghdadi, el líder del EI, en lugar de estarlo a las de Abu Muhammad al-Julani, subordinado de Ayman al-Zawahiri como dirigente del Frente al-Nusra, la filial en Siria de al-Qaeda.

Más aún, en la rivalidad que mantiene en estos momentos con al-Qaeda por la hegemonía del yihadismo internacional en su conjunto, el EI ha conseguido recabar la complacencia y el apoyo, cuando no el juramento de fidelidad hacia Baghdadi por parte de sus respectivos líderes previo a una fusión de hecho, de organizaciones yihadistas de relativa reciente aparición, como Ansar al-Sharia en Túnez, Ansar al-Sharia en Libia y Ansar Bayt al-Maqdis en Egipto, o de más larga trayectoria, casos de Abu Sayaf en Filipinas y de Boko Haram en Nigeria. Además, ha provocado significativas quiebras en extensiones territoriales de al-Qaeda tan afianzadas como al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) o al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), de la que surgieron en Argelia los llamados Soldados del Califato (SC), e incluso escisiones en entidades asociadas con la matriz de esa estructura terrorista de la importancia de Therik e Taliban Pakistan (TTP).

Sin embargo, el EI y al-Qaeda comparten ideología y fines. A ambas es común el salafismo yihadista, aunque en el caso del EI adquiere una connotación profética y apocalíptica que es menester subrayar. Ambas coinciden en un mismo objetivo último: el de extender por la fuerza la observancia del credo islámico, en su expresión más excluyente y rigorista, sobre el conjunto de la humanidad y reinstaurar el califato sobre la totalidad de los territorios en los que rigen o han regido alguna vez, desde el siglo VII, las estipulaciones del Corán. Pero ante una misma población de referencia, el EI presenta como resultados lo que para al-Qaeda siguen siendo aspiraciones. Mientras que el EI controla amplias franjas de Siria e Irak, al-Qaeda central se encuentra recluida desde 2002 en las áreas tribales de Pakistán, AQPA tiene limitado su espacio de influencia en las zonas de Yemen y AQMI fracasó en mantener el condominio que durante 2012 instauró, junto al MUYAO y AD, en el norte de Malí. Al-Shabab, pese a sus actividades en Kenia, no atraviesa por su mejor momento en Somalia.

Mientras que al-Qaeda pretende, desde al menos mediada la década de los 90, restablecer el califato, el EI lo proclamó en la práctica hace ya un año y ha convertido a su propio líder en el nuevo califa que reclama autoridad política y religiosa sobre todos los musulmanes del planeta sin excepción. Poco importa que los dirigentes de aquella insistan en que no se dan las condiciones favorables para crear y consolidar el califato. Habiéndose anticipado en ello y disponiendo de una base territorial donde ejerce poder y que otorga credibilidad a su propaganda, al EI se le atribuyen un éxito y unas expectativas de éxito que le son negadas a al-Qaeda. A este respecto, unas palabras de Osama bin Laden permiten aprehender con particular rotundidad lo que, en definitiva, tiene o se percibe que tiene el EI que en estos momentos no tiene o no se percibe que no tiene al-Qaeda. En noviembre de 2001, apenas dos meses después de los atentados de Nueva York y Washington, dirigiéndose a unos partidarios suyos reunidos en la localidad afgana de Kandahar, afirmó: “cuando la gente ve un caballo fuerte y un caballo débil, preferirá el caballo fuerte”.

Ese éxito y esas expectativas de éxito atribuidas al EI refuerzan extraordinariamente las motivaciones individuales para la implicación en actividades yihadistas basadas en criterios de racionalidad que se interiorizan mediante el proceso de radicalización. Tampoco cesa el EI de fomentar un acendrado odio hacia quienes cataloga como infieles o apóstatas. Ni en el empeño de trocar en sentimientos de humillación asociados con la condición islámica las injusticias y las frustraciones que por otras razones aquejan a grandes segmentos de las poblaciones musulmanas. En nuestro entorno europeo, la movilización yihadista relacionada con el EI afecta mucho más a naciones donde la población musulmana está básicamente compuesta por descendientes de inmigrantes procedentes de países islámicos, es decir, las llamadas segundas o incluso terceras generaciones. Ello sugiere que dicha movilización incide muy especialmente sobre jóvenes que, en un período crítico de su ciclo vital individual, atraviesan por una crisis de identidad para la que el EI está ofertando una solución, como puede leerse en un reciente número de Dabiq, su principal órgano de propaganda en inglés: “el resurgimiento del Califato proporciona a cada individuo musulmán una entidad concreta y tangible para satisfacer su natural deseo de pertenecer a algo grande”.

En suma, lo que al-Qaeda central y sus extensiones territoriales ofrecen en estos momentos a jóvenes musulmanes radicalizados o vulnerables a la radicalización, en países con poblaciones mayoritariamente musulmanas o entre musulmanes que habitan en otras sociedades, es pertenecer a una organización yihadista que, aunque degradada en su núcleo, mantiene capacidades operativas nada desdeñables en determinadas áreas del mundo islámico y, pese a las adversidades que afronta, continúa persiguiendo la restauración del califato. Pero lo que el EI ofrece a esos mismos individuos es algo más. Les ofrece nada menos que formar parte de una nueva sociedad de base yihadista, de un califato con territorio limitado pero al que sus arquitectos logran dar visos de mantenimiento y expansión, de un orden social y político en el que reiniciar sus vidas, incluso emigrando en familia, con un nuevo sentido y una nueva identidad colectiva en la que reconocerse a sí mismos y ser reconocidos por los demás.

Un año después de que el EI impusiera su dominio sobre millones de personas en Siria e Irak, proclamando aquel califato que ha ido expandiendo, evidencia capacidades y recursos para la acción terrorista fuera de ese escenario común de insurgencia yihadista que son comparables si no ya superiores a los medios que al-Qaeda fue progresivamente acumulando la pasada década. La amenaza terrorista del EI, que por el momento se añade pero cabe descartar que en un futuro no muy lejano, según sea el curso de los acontecimientos, complemente o se combine con la todavía nada desdeñable de al-Qaeda, es muy diversa. Incluye desde la planificación y preparación de atentados altamente letales e incluso coordinados, como se han producido en Túnez, Yemen o Kuwait, hasta la actuación por su propia cuenta, en el seno de las sociedades occidentales, de seguidores de Baghdadi, hayan estado o no en Siria o Irak.
Conclusiones

Ni al-Qaeda dejó de existir tras el 11 de septiembre de 2001 y la pérdida de su santuario en Afganistán, ni el yihadismo global se convirtió en un fenómeno amorfo del cual apenas cabía esperar otra amenaza que la de los terroristas yihadistas independientes. Tampoco al-Qaeda se desvaneció con la muerte de Osama bin Laden y los estallidos populares en algunos países del mundo árabe durante 2011, como tampoco dejó de existir la ya para entonces diversificada amenaza del terrorismo yihadista. Más aún, en el tercer período de la evolución del yihadismo global en que nos encontramos, este fenómeno se encuentra más extendido que nunca antes, ha alcanzado cotas mundiales de movilización inusitadas y la amenaza inherente al mismo está en auge. Ello obedece, en gran medida, a la irrupción del denominado EI como matriz del yihadismo global alternativa a la fundacional, es decir a al-Qaeda. Entre ambas estructuras globales existe en estos momentos una rivalidad que, sin embargo, podría trocarse a medio plazo, según se desarrollen los condicionantes internos y externos sobre sus respectivos liderazgos, en alguna fórmula de cooperación.

Fernando Reinares
Investigador principal de Terrorismo Internacional en el Real Instituto Elcano y catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos | @F_Reinares

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