viernes, 28 de abril de 2017

¿Existe una Banca Islámica?


En muchas ocasiones hemos oído hablar el poder que el dinero islámico ejerce en la zona y en el mundo. Más allá de las repercusiones macro económicas, existen muchas de índole micro que en este artículo de la web El Orden Mundial en el Siglo XXI se exponen de manera meridiana. Os invito a leerlo. 


En la economía y las finanzas actuales a nivel global, el peso del sistema de mercado capitalista es abrumador. Sin embargo, y obviando los estados que todavía se rigen por un sistema económico socialista, otros medios de articular la economía y las finanzas viven una época de crecimiento y popularidad. Los estragos causados por la última crisis económica y el diseño del gigantesco entramado financiero global han provocado ciertos recelos en algunos sectores de la población en diversas partes del mundo. Por ello, otras maneras de entender y actuar en el ámbito financiero se extienden. Si en Occidente podríamos hablar de la banca ética como “tercera vía”, el mundo musulmán parece estar pivotando sobre lo que se conoce como banca islámica.

Esta banca, lejos de seguir las tesis de Adam Smith, actúa bajo las premisas de la shariao ley islámica. En una mezcla entre compromiso social y fe, las entidades adheridas a esta forma de entender la economía han experimentado en los últimos años un espectacular ascenso, y aunque de momento sólo reúnen un 1% de los activos financieros que circulan por el mundo – unos dos billones de dólares –, el peso que empieza a tener en algunos países musulmanes y sobre todo las perspectivas futuras sobre su desarrollo hacen necesario entender los esquemas mentales con los que actúa este mundo financiero paralelo.
Otra forma de entender la economía

El Islam es cerca de un milenio más longevo que el capitalismo moderno, por lo que en buena medida la economía islámica tiene un largo recorrido histórico. No obstante, hasta su resurgimiento en los años setenta del siglo pasado de la mano de la banca homónima, llevaba bastantes siglos relegada a la irrelevancia en la economía global.

La banca islámica, como decimos, se fundamenta en la sharia, todo un compendio de leyes que provienen del Corán y que regulan de manera general numerosos aspectos de la vida, abarcando desde las costumbres sociales a la política y la economía. En este sentido, existe una autolimitación ética en el funcionamiento bancario como consecuencia de la conformidad con las leyes islámicas, además de una aceptación cada vez mayor de algunos sectores sociales que agradecen poder practicar también la economía bajo los preceptos que ordena su religión.

La base del negocio es similar a la de la banca tradicional: recibir depósitos y conceder préstamos. Sin embargo, los parecidos terminan aquí. Todos los porqués de esa actividad divergen enormemente desde la concepción capitalista, resultando en un genuino sistema regulado por la religión. Tampoco hay que concluir que la banca islámica no persigue el beneficio. Al igual que cualquier otro negocio o actividad, intenta maximizar sus beneficios, solo que en este caso los límites de cómo puede y cómo no puede obtenerlos están más o menos definidos, ya que las únicas discusiones vienen dadas por distintas interpretaciones que se hacen de la ley islámica en relación a estos temas. 

En primer lugar, la sharia prohíbe cobrar intereses – la usura o riba –, tanto para prestamistas como para aquellos que depositan su dinero en el banco. Desde el Islam no se concibe ni se aprueba que el dinero de por sí pueda crear más dinero – la premisa básica del funcionamiento bancario moderno –, por lo que la riqueza sólo puede provenir de actividades productivas y del trabajo real. Del mismo modo, la banca islámica tampoco puede invertir ni adquirir elementos financieros que reporten un interés, como la deuda pública. Sin embargo, la prohibición de la riba se elude con cierta facilidad. En la banca islámica, el dinero como tal no se presta – al menos desde la entidad al particular –, sino que el banco actúa de intermediario entre el cliente y el bien o servicio que este pretende adquirir. Así, ambos se ponen previamente de acuerdo sobre qué gastos de gestión va a llevar la operación – partida donde el banco obtiene el beneficio – y cómo va a sufragar dicho pago el cliente. Una vez resuelto esto, el banco compra el bien o servicio que el cliente desea para posteriormente vendérselo a plazos por la cantidad convenida. Para el caso de los negocios o empresas, las peculiaridades también son numerosas. Tanto el empresario como la entidad van a compartir beneficios o pérdidas en una inversión. Y es que bajo los preceptos de la ley islámica, al no poder cobrar intereses, los bancos financian una parte de la inversión, siendo correspondidos con los beneficios de la empresa en la misma proporción que su financiación. Con el tiempo el empresario podrá ir comprando la parte de la empresa que corresponde al banco, mientras tanto, la entidad rentabiliza su inversión con los dividendos. Lógicamente, y al hilo de lo comentado anteriormente, dicha empresa sólo puede dedicarse a una actividad que produzca riqueza real mediante el trabajo.

Sin embargo, tampoco vale cualquier actividad, por manual y laboriosa que sea. Aquí es donde entra el término halal, que refleja la adecuación de las actividades a la ley islámica. Bajo esta premisa, la banca islámica no puede financiar o colaborar con empresas o sectores económicos que contravengan la tradición musulmana y la sharia. Así, no se puede invertir en actividades que estén relacionadas con la fabricación de tabaco, la elaboración y distribución de alcohol, el juego, la pornografía, las drogas, la fabricación y venta de armamento y hasta la industria porcina. Todas ellas contravienen la voluntad de Alá, por lo que el buen musulmán debe estar alejado de ellas hasta en el ámbito financiero.

Otro concepto que tampoco escapa al control islámico es el de gharar. En la relación poco cordial entre Islam y el juego, esta idea tiene una importancia capital. Resumidamente, propugna que en una relación comercial, financiera para la cuestión que nos ocupa, no debe haber ningún elemento de incertidumbre o ambigüedad. En los tiempos recientes esto está orientado hacia los intereses variables. Dentro del sistema bancario capitalista, es bastante habitual que los intereses o rendimientos estén sujetos a algún indicador que fluctúa – tipos de interés especialmente –, haciendo variar la cuantía de la deuda, normalmente con perjuicio para el acreedor y con consecuencias potencialmente desastrosas. Es por ello que este tipo de dependencias de elementos variables están prohibidas en el Islam.

Por último, y relacionado con el gharar, encontramos la idea de maysir. Similar al concepto anterior, el maysir, que significa suerte, no permite jugar con el azar ni con el tiempo. En este sentido, impide las actividades que tengan relación con la especulación pura y dura – aquella por la que se compra algo únicamente para venderlo después a un precio mayor –, lo que saca a la banca islámica de numerosas y habituales actividades de los mercados financieros internacionales, especialmente en temas del llamado arbitraje y los mercados de futuros.

El último precepto a seguir es la evaluación de la solvencia en las inversiones o financiaciones que se van a realizar. Por lo general, la costumbre de esta banca es apoyar a empresas poco endeudadas con proyectos solventes. La lógica que siguen es que al ser más esta banca un socio inversor que un prestamista, como socio exigirá ciertas garantías para que la empresa vaya bien y ver recompensada su inversión. Al fin y al cabo de estos rendimientos y dividendos es donde obtienen buena parte de sus ingresos.

Por tanto, desde un punto de vista económico, la banca islámica se posiciona en una actitud conservadora pero enormemente sólida, ya que aleja de su actividad los mayores peligros de los mercados actuales como son las fluctuaciones y la especulación, dando peso a la economía productiva y real. Esta calidad de sus activos y la negativa a introducirse en arriesgadas empresas financieras es lo que le ha granjeado una notable popularidad en bastantes países musulmanes, además de un robusto crecimiento en los últimos años.
Éxito internacional

El origen de la banca islámica puede situarse, como modelo formal de negocio, en los años sesenta y setenta del siglo pasado en la zona del Golfo Pérsico. El abundante torrente de ingresos que durante aquellos años empezaron a obtener tanto los pequeños emiratos como Arabia Saudí, motivaron en buena medida el surgimiento de este modelo bancario en un intento por diversificar las inversiones en “petrodólares”.

Con los años, estas entidades, además del carácter ético acorde al Islam, han desarrollado productos financieros muy atractivos, y aunque no facturan sumas millonarias como muchos bancos comerciales, el modelo ha ido extendiéndose poco a poco a países musulmanes y no musulmanes. Así, ha acabado implantándose con cierto éxito fuera de Oriente Medio en países como Malasia e Indonesia – este último el país con más musulmanes del mundo –, para luego captar el interés de algunos bancos occidentales, que a su manera han desarrollado filiales o productos acordes a la sharia. 

En la actualidad, aproximadamente unos 38 millones de personas son clientes de los bancos islámicos. Hipotecas acordes a la ley islámica o cuentas de ahorros para la peregrinación a La Meca son algunos de sus productos estrella. Bien es cierto que el perfil del cliente es de cierto estatus, acorde a los hombres de negocios y profesionales asentados de los distintos países arábigos y de la floreciente clase media malaya e indonesia. En este sentido, la penetración de la banca islámica en las clases populares musulmanas es todavía muy limitada, al igual que la de cualquier banco comercial no islámico. No obstante, ni mucho menos esto es un impedimento para su difusión. 

A pesar de haber unos 300 bancos islámicos y 200 entidades afines más como fondos de inversión o aseguradoras, la concentración del capital es, también en este modelo bancario, considerable. Si antes dijimos que sus activos rondaban los dos billones de dólares, la mitad de estos se encuentran repartidos en 17 bancos, especialmente saudíes, qataríes, kuwaitíes y de los Emiratos Árabes. Sin embargo, una marca de esta casa es la difusión internacional del modelo. En 2012, cuando los activos sumaban billón y medio de dólares, el 60% de los mismos se encontraban fuera de la península arábiga y de Malasia e Indonesia. La reproducción de filiales y el interés de cada vez más entidades, musulmanas o no, de reproducir este modelo en otras partes del mundo está llevando a una auténtica descentralización geográfica de la riqueza islámica. Sin embargo, el poder tras estos activos está claro. Incluso tiene un acrónimo: QISMUT, o lo que es lo mismo, Qatar, Indonesia, Arabia Saudí, Malasia, Emiratos Árabes Unidos y Turquía. Entre entidades de esos países controlan algo más de las tres cuartas partes de los activos de la banca islámica global, si bien los dos pesos pesados de este negocio son Arabia Saudí y Malasia.

No obstante, tanto bancos como países con fuerte arraigo de este sector presionan para que las legislaciones de otros estados, adheridos o no al Islam, se abran a este tipo de inversión. Occidente, por un lado, y el África Subsahariana por el otro son sus dos focos de atención, además, cómo no, de seguir profundizando en los países musulmanes asiáticos. En el caso occidental buscan la liquidez y las grandes masas de capital que permanentemente necesitan destino y rentabilidad. Además, el propio diseño de la banca islámica impide que los capitales europeos y norteamericanos actúen como están habituados en los mercados occidentales, esto es, especulando y migrando constantemente. A pesar de ello, varios países europeos se han mostrado receptivos políticamente para que la banca islámica tenga cabida en su entramado financiero. Hasta en el aspecto bursátil ha calado; buena prueba de ello es la creación del Dow Jones Islamic Fund, formado sólo por compañías halal. Para el caso africano buscan la extensión a grandes poblaciones musulmanas en estados donde su presencia es minoritaria pero cuantiosa, caso de Nigeria, Kenia, Tanzania o Uganda, además de haber cierto desarrollo económico que permita la adhesión a este modelo bancario.

Un futuro prometedor. 

Los informes del sector sacan pecho de sus cifras pasadas, presentes y futuras. No es para menos. La banca islámica creció entre 2009 y 2013 un 17,6% alcanzando 1,7 billones de dólares en activos. Así, este modelo ha conseguido vadear con notable éxito la crisis económica y financiera además de los desafíos presentes casi de manera permanente en Oriente Medio.

Las estimaciones más generales apuntan a que la banca islámica irá duplicando el valor de sus activos cada cinco años, un crecimiento exponencial que la situación actual del sector no parece desmentir. Si en 2013 el valor de las compañías de banca islámica estaba en 1,7 billones de dólares, en el 2018 rondarán los 3,4 billones, un crecimiento en el que los comentados QISMUT triplicarán su riqueza; sin embargo, el duopolio malayo-saudí no se romperá. Igualmente, el número de clientes a los que tienen previsto acceder para el 2018 se sitúa en unos 70 millones, una cifra no abrumadora puesto que en el mundo hay unos 1.600 millones de musulmanes pero sí representativa del crecimiento que se vive en el sector. 

Sin embargo, los puntos más interesantes son los de índole político-económica. La banca islámica ya compra deuda pública; incluso el gobierno de Londres emitió deuda pública ad hoc para la banca islámica, los llamados “bonos sukuk”, un elemento financiero que lógicamente no reporta intereses sino dividendos. Al poco tiempo, Luxemburgo siguió la táctica británica con éxito al colocar 200 millones de euros en este tipo de bonos. Y es que hasta los países occidentales, habituados a las finanzas “clásicas”, se están adaptando al estilo de la banca islámica.

Igualmente, la banca islámica es y será una herramienta de control político. En especial para la península arábiga, donde las reservas de los fondos soberanos son cuantiosas y el poder de la banca de inversión y comercial tiene una notable importancia, el fortalecimiento de la banca islámica puede ser una forma de proyección de poder blando –económico– destinado al mundo musulmán, mientras la banca tradicional trabaja en la arena político-económica global y occidental. A cada escenario, la mejor herramienta. Incluso a nivel identitario esta banca es importante. La globalización, ejercida en buena parte unidireccionalmente – del mundo desarrollado/industrializado a la periferia – va cargada de unos valores que no tienen un alto grado de compatibilidad en los mapas mentales de algunas partes del mundo, incluyendo la economía. Así, la banca islámica puede actuar de contrapeso de algunas de las dinámicas económicas globalizadoras que se llevan produciendo a nivel global en las últimas décadas, especialmente en el ámbito “micro”.

No es casualidad que las potencias medias asiáticas – Arabia Saudí, Irán, Turquía, Indonesia o Malasia – estén interesadas en desarrollar y promover este modelo. Por un lado supone la reafirmación en su carácter musulmán y una oportunidad para despuntar económica y políticamente en un contexto regional, bien en Oriente Medio o en el sudeste asiático. La banca islámica será sencilla, pero no cándida.


viernes, 21 de abril de 2017

Declaración de Roma en el 60 aniversario del Tratado

Declaración de los dirigentes de veintisiete Estados miembros y del Consejo Europeo, el Parlamento Europeo y la Comisión Europea La Declaración de Roma (25 de marzo de 2017). 


Nosotros, los dirigentes de veintisiete Estados miembros y de las instituciones de la UE, nos sentimos orgullosos de los logros de la Unión Europea: la construcción de la unidad europea es un empeño valiente y de amplia perspectiva. Hace sesenta años, recuperándonos de la tragedia de dos guerras mundiales, decidimos unirnos y reconstruir nuestro continente desde sus cenizas. 

Hemos construido una Unión única con instituciones comunes y valores firmes, una comunidad de paz, libertad, democracia, derechos humanos y Estado de Derecho, un importante poder económico con niveles de protección social y bienestar sin precedentes. 

La unidad europea, que dio comienzo como el sueño de unos pocos, se convirtió en la esperanza de muchos. En ese momento Europa volvió a ser una. Hoy estamos unidos y somos más fuertes: cientos de millones de personas en toda Europa se benefician de vivir en una Unión ampliada que ha superado las viejas fracturas. 

La Unión Europea se enfrenta a retos sin precedentes, tanto mundiales como interiores: conflictos regionales, terrorismo, presiones migratorias crecientes, proteccionismo y desigualdades sociales y económicas. Juntos estamos decididos a hacer frente a los retos de un mundo en rápida mutación y a brindar a nuestros ciudadanos tanto seguridad como nuevas oportunidades. 

Vamos a hacer a la Unión Europea más fuerte y resiliente, mediante una unidad y una solidaridad aún mayores entre nosotros y el respeto de las normas comunes. La unidad es una necesidad y nuestra libre elección. A nuestros países, tomados uno a uno, la dinámica mundial los condenaría a la marginación; permanecer unidos es nuestra mejor posibilidad de influir en ella y de defender nuestros intereses y valores comunes. Actuaremos juntos, a distintos ritmos y con distinta intensidad cuando sea necesario, mientras avanzamos en la misma dirección, como hemos hecho en el pasado, de conformidad con los Tratados y manteniendo la puerta abierta a quienes quieran unirse más adelante. Nuestra Unión es indivisa e indivisible. 

En los diez próximos años queremos una Unión más segura y protegida, próspera, competitiva, sostenible y socialmente responsable, que tenga la voluntad y la capacidad de desempeñar un papel fundamental en el mundo y de modelar la globalización. Queremos una Unión en la que los ciudadanos tengan nuevas oportunidades de desarrollo cultural y social y de crecimiento económico. Queremos una Unión que siga estando abierta a los países europeos que respeten nuestros valores y se comprometan a promoverlos. 

En estos tiempos cambiantes, conscientes de las preocupaciones de nuestros ciudadanos, nos comprometemos con el Programa de Roma y prometemos trabajar para conseguir lo siguiente: 

1. Una Europa segura y protegida: una Unión en la que todos los ciudadanos se sientan seguros y puedan circular libremente, donde nuestras fronteras exteriores estén protegidas, con una política migratoria eficaz, responsable y sostenible, que respete las normas internacionales; una Europa decidida a luchar contra el terrorismo y la delincuencia organizada. 

2. Una Europa próspera y sostenible: una Unión que genere crecimiento y empleo; una Unión en la que un mercado único fuerte, conectado y en expansión, que asuma la transformación tecnológica, y una moneda única, estable y aún más fuerte abran vías de crecimiento, cohesión, competitividad, innovación e intercambio, especialmente para las pequeñas y medianas empresas; una Unión que promueva un crecimiento sostenido y sostenible, a través de la inversión, las reformas estructurales y el esfuerzo por culminar la Unión Económica y Monetaria; una Unión en la que las economías converjan; una Unión en la que la energía sea segura y asequible y el medio ambiente limpio y seguro. 

 3. Una Europa social: una Unión que, basada en el crecimiento sostenible, promueva el progreso económico y social, así como la cohesión y la convergencia, al tiempo que defiende la integridad del mercado interior; una Unión que tenga en cuenta la diversidad de los sistemas nacionales y el papel fundamental de los interlocutores sociales; una Unión que promueva la igualdad entre mujeres y hombres, así como los derechos y la igualdad de oportunidades para todos; una Unión que luche contra el desempleo, la discriminación, la exclusión social y la pobreza; una Unión en la que los jóvenes reciban la mejor educación y formación y puedan estudiar y encontrar trabajo en todo el continente; una Unión que conserve nuestro patrimonio cultural y promueva la diversidad cultural. 

4. Una Europa más fuerte en la escena mundial: una Unión que siga desarrollando las asociaciones existentes, creando otras nuevas y promoviendo la estabilidad y la prosperidad en su vecindad inmediata al este y al sur, y también en Oriente Próximo, en África y en el mundo; una Unión dispuesta a asumir más responsabilidades y a ayudar a la creación de una industria de defensa más competitiva e integrada; una Unión comprometida con el refuerzo de su seguridad y defensa comunes, también en cooperación y complementariedad con la Organización del Tratado del Atlántico Norte, teniendo en cuenta las circunstancias nacionales y los compromisos jurídicos; una Unión activa en las Naciones Unidas y que defienda un sistema multilateral basado en normas, orgullosa de sus valores y protectora de sus gentes, que promueva el comercio libre y justo y una política climática mundial positiva. 

Para ello perseguiremos estos objetivos en la firme creencia de que el futuro de Europa está en nuestras manos y de que la Unión Europea es el mejor instrumento para lograr nuestras metas. Prometemos escuchar y responder a las preocupaciones expresadas por nuestros ciudadanos y cooperaremos con nuestros Parlamentos nacionales. Trabajaremos juntos al nivel que suponga un avance real, tanto si es en la Unión Europea como a escala nacional, regional o local, y en un espíritu de confianza y cooperación leal, tanto entre los Estados miembros como entre estos y las instituciones de la UE, en consonancia con el principio de subsidiariedad. 
Dejaremos el margen de maniobra necesario a los distintos niveles para reforzar el potencial de innovación y crecimiento de Europa. Queremos una Unión grande para las grandes cuestiones y pequeña para las pequeñas. Promoveremos un proceso decisorio democrático, eficaz y transparente y una mejor ejecución. Como dirigentes, trabajando juntos en el Consejo Europeo y entre nuestras instituciones, velaremos por que se aplique el programa de hoy para que llegue a ser la realidad de mañana. Para fortuna nuestra,
estamos unidos. Europa es nuestro futuro común.

Pinchar aquí  para acceder a la declaración en la web del Consejo Europeo de la UE. 


viernes, 14 de abril de 2017

Más seguridad para la UE

El pasado 9 de marzo los periodistas Claudi Pérez y Lucía Abellán publicaron este interesante artículo en El País donde se enfatiza la importancia de las políticas de Seguridad y Defensa para la UE. Con la crisis del Brexit aún rezumando hormonas, la UE tiene claro que, 60 años después, lo más importante sigue siendo la seguridad de su territorio. A continuación os reproduzco el artículo. 




Declaración de Roma: la UE pasaal ataque en la agenda de seguridad


Europa se declara “dispuesta a asumir más responsabilidades” e incluso capaz de “promover la estabilidad en su vecindario”, según el borrador del texto


Europa presumía de poder blando —no envía tanques, sino legislación—, pero los tiempos están cambiando. Los líderes preparan una declaración solemne para el 60º aniversario del club en la que la UE pasa literalmente al ataque. Las políticas de seguridad y defensa son ya, claramente, la prioridad. El giro retórico es radical: Europa se declara “dispuesta a asumir más responsabilidades”, “orgullosa de proteger sus valores y a su gente”, e incluso capaz de “promover la estabilidad en su vecindario”, según el borrador del texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS.

El Brexit fue el último clavo en el ataúd de una “unión cada vez más estrecha”. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha encendido las alarmas en asuntos tan medulares como el comercio o las relaciones con la OTAN y Rusia. La minicumbre de Versalles, a principios de semana, dio un impulso que se antoja definitivo a la Europa de “distintas velocidades”, a la carta, con cooperaciones reforzadas, geometrías variables, círculos concéntricos o como quiera llamarse a la consagración del método intergubernamental. Y Roma, con el 60º aniversario de la UE, será en apenas un par de semanas el acta de nacimiento de la Europa a 27, ya sin Reino Unido.

Los líderes debatirán en la cumbre de hoy y mañana, en Bruselas, los retos más inminentes y la declaración que llevarán a la capital italiana. Esa declaración muestra una Europa con ganas de pasar al ataque. Literalmente: la prioridad es avanzar en la Europa de la seguridad y de la defensa, “con distintos ritmos e intensidades cuando sea necesario” —guiño a la Europa de las múltiples velocidades consagrada en Versalles entre Francia, Alemania, Italia y España—, y poner fin a la era del poder blando.

“Europa tiene valores e intereses”, solían decir los líderes. La policrisis de los últimos tiempos ha alterado el orden en esa frase: el texto que se prepara para Roma seguirá teniendo el tono declarativo de la “Unión Europea próspera y sostenible”, la pátina keynesiana de la economía social de mercado y las habituales referencias a los valores europeos, que tanto se echan de menos últimamente en algunas agendas. Pero todo eso pasa a un segundo plano. La prioridad es ahora una UE “segura”, en la que sus ciudadanos “se sientan protegidos”. Una Europa en la que “las fronteras sean seguras y donde la emigración se gestione humanamente y con efectividad”, y en la que el continente luche “contra el terrorismo y el crimen organizado”.

Las declaraciones solemnes suelen ser pasto del habitual lenguaje de madera, grandilocuente y esdrújulo de los aniversarios que se lleva el viento. Pero el borrador del texto de Roma, sujeto a cambios, muestra un giro en la narrativa de la nueva UE a 27, ya sin Reino Unido, y en lo que parece un nuevo orden internacional en el que el papel de los EE UU de Trump es menos predecible que antaño. Entre las prioridades destaca la necesidad de activar “una Unión más fuerte en el mundo”. Y a partir de ahí aparece una suerte de declaración de intenciones que habla de una Europa “dispuesta a asumir más responsabilidades, comprometida a reforzar su defensa y seguridad”. “Una Europa con una industria de defensa más integrada, que proteja un sistema multilateral basado en reglas, orgullosa de sus valores y capaz de proteger a su gente”. “Una Europa que promueva la estabilidad y la prosperidad en su vecindario y globalmente”, apunta ese borrador, marcado por una retórica que hace oblicuas referencias a la situación cada vez más complicada en el avispero de los Balcanes, a los conflictos en Ucrania, Siria y Libia y al nuevo rol de Estados Unidos en su relación con Rusia y China.
Múltiples velocidades

Reforzar la seguridad y la defensa de Europa se ha convertido casi en el único elemento que no genera controversias entre los líderes. Paradójicamente, ese modelo de cooperación en asuntos militares ejemplifica también el nuevo rumbo europeo: los avances a varias velocidades. Porque el elemento estrella de la mayor integración militar es la creación de un núcleo duro de países dispuestos a trabajar más estrechamente, con la posibilidad de que el resto se incorpore más tarde.

“No es una cuestión binaria entre avanzar juntos o por separado. Hay necesidad de unidad en muchos asuntos, pero también hay que reservar espacios para quienes quieran avanzar más. Unidad no es igual a uniformidad”, destacan fuentes diplomáticas. Con matices, casi todos los socios defienden esa vía con el argumento de que Europa lleva años avanzando así en el euro, Schengen o las políticas de justicia e interior. Los países del Este, temerosos de quedar rezagados, alertan contra el intento de convertir las múltiples velocidades en la nueva etiqueta de la UE. “Eso nos llevaría a la desintegración”, alertan.

“Los miedos del Este son lógicos, pero el tren europeo no puede avanzar a la velocidad del último vagón”, cierra un diplomático de uno de los grandes socios.

Para ver el artículo en la web de El País pinchar aquí.

viernes, 7 de abril de 2017

Las Directivas de Defensa Nacional de España


Si la Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional es el documento más importante en cuanto a la definición,  proyección y planeamiento de la defensa en España, la Directiva de Defensa Nacional (en adelante DDN) le sigue en importancia. Se trata, con este documento, de establecer las líneas maestras de actuación, así como los objetivos que se persiguen desde el Gobierno en materia de defensa, y que serán llevados a cabo por el Ministerio competente.
Desde 1980 se han sucedido diferentes DDN[1], una por legislatura salvo la V (1993-1996) en la que estuvo vigente la de 1992,  y éstas siempre han incluido entre sus objetivos “la mejora de la estructura orgánica y funcional del Ministerio de Defensa y la modernización de nuestras Fuerzas Armadas, amén de haber orientado la política exterior española hacia la plena incorporación a las organizaciones occidentales de seguridad y defensa[2]”. Lógicamente, cada momento histórico genera sus propios conflictos e hitos en materia de seguridad que serán reflejados convenientemente en las diferentes DDN; la adaptación, por tanto, es clave y esto ha sido posible, también, gracias a las tres leyes orgánicas aprobadas desde 1980[3]. Pero la caída del Muro de Berlín y el final de la denominada Guerra Fría modifica tanto el contenido como los objetivos de éstas. Así, la DDN de 1992 contempla una nueva realidad de la seguridad internacional donde la rivalidad Este-Oeste ya ha desaparecido, basada en la mayor participación en las estructuras de defensa colectiva y un mayor dinamismo en los esfuerzos internacionales de solución de los conflictos internacionales, ya sean interestatales o regionales, pero que pueden afectar a la seguridad global tales como los de la época en África, Oriente Medio, los Balcanes y Golfo Pérsico. De esta forma se incorpora a este tipo de documentos las misiones de paz y ayuda humanitaria, y especialmente relevante es la incorporación de nuevas amenazas, como la del terrorismo, a raíz de los sucesos del 11-S en Nueva York, incidiendo en una cooperación integral de los estados desde los puntos de vista policial, judicial, militar y de inteligencia en un escenario estratégico globalizado. También la de 1992 es la primera Directiva que recoge todo el acervo europeo en virtud de nuestra pertenencia, desde 1986, a las instituciones europeas; no en vano la acción exterior de la UE reflejada en su Política Común de Seguridad y Defensa (en adelante PCSD), que compartimos plenamente, tiene como principios la universalidad e indivisibilidad de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, la democracia, el estado de derecho, la igualdad, la solidaridad entre los hombres y los pueblos y naciones del mundo, el respeto del Derecho Internacional y en particular de los principios contenidos en la Carta de Naciones Unidas (en adelante ONU), la cooperación y  el multilateralismo, del que hablaremos en un capítulo aparte. Llevar a cualquier parte del mundo estos principios es tarea de la UE, a través de la PCSD, y debe formar parte de nuestro ideario en materia de Defensa. Naturalmente nuestro ordenamiento jurídico, así como nuestras directivas y estrategias, está en consonancia con la política adoptada y desarrollada por las organizaciones internacionales a las que pertenecemos.  Además, la de 1992 es la primera de las Directivas que deja de tener carácter reservado.
Otra consideración en la redacción de  las Directivas de 2008 y 2012  es la aprobación en 2005 de la Ley Orgánica 5/2005, de Defensa Nacional, que establece con claridad en su artículo 6.3.a) que será el Presidente del Gobierno el que formule la DDN “.../...en la que se establecerán las líneas generales de la política de defensa y las directrices para su desarrollo”. Tampoco debe dejar de advertirse que entre la DDN08 y la DDN12 se aprueba la Estrategia Española de Seguridad en 2011, la primera de estas características en España, y cuyo objetivo era garantizar la seguridad del Estado y de los ciudadanos, basándose en el análisis de los intereses españoles, el estudio de las amenazas y riesgos que afectan a España. Sugiere  unas líneas de acción para responder a éstos,  enmarcados en una dimensión nacional,  europea y global, incluyendo esta concepción integral de seguridad  nuevas amenazas en el campo de la economía, la energía o la ciberseguridad.
Y un último dato a tener en cuenta, grosso modo, antes de afrontar la comparación de ambas Directivas, es que la de 2008 se realiza bajo un gobierno progresista, con José Luis Rodríguez Zapatero como Presidente del Gobierno, y la de 2012 con las premisas de un gobierno conservador, con Mariano Rajoy como Presidente.  Si bien cada administración otorga importancia a determinados elementos que se reflejan en la Directiva, debemos resaltar el hecho de que sea la Presidencia del Gobierno quien ostente la dirección de la política de defensa, la determinación de los objetivos y la formulación de los instrumentos ejecutivos para su consecución, tal y como se diseño en  Ley Orgánica 5/2005. La de 2012 es la última DDN aprobada en España, donde se incorporan el nuevo concepto estratégico de la OTAN, aprobado en 2010, aunque debemos esperar que, si la situación política lo permite, se apruebe una nueva en 2017.

Hablamos, por tanto, cuando nos referimos a las Directivas de Defensa Nacional, de documentos de ámbito estatal, cuyo objeto es establecer las líneas generales de la política de defensa y las directrices para su desarrollo con el fin de garantizar la defensa de España, colaborar con la seguridad de los españoles y contribuir a preservar la paz y seguridad internacionales.

De modo resumido, podemos decir que la aprobación de la DDN08 vino precedida por una gran transformación del escenario estratégico mundial con nuevos riesgos, nuevas amenazas multidimensionales y nuevas crisis regionales que exigían la atención de la comunidad internacional en un ejercicio permanente de multilateralismo. Estos nuevos contextos obligan a los estados a incrementar la cooperación entre países y, a raíz del 11S, el control de armamentos y el terrorismo transnacional, sin dejar de observar la combinación de éstos con el crimen organizado y los denominados estados fallidos.

También conviene recordar que en el periodo que va entre ambas Directivas que hoy estudiamos, los efectos de la crisis económica internacional se agudizaron hasta alcanzar límites de bancarrota para varios estados. Además, junto a la frontera Sur de la UE, es decir España, Italia y Grecia, surgen diferentes revueltas en el Magreb y Oriente Medio que con el nombre de primavera árabe modifica radicalmente el escenario político y estratégico de la región, afectando al resto del mundo, especialmente a la UE en general y a España en particular.

Durante el primer semestre de 2010 España asume la presidencia de la UE y se esfuerza, sobre todo, en asegurar la estabilidad de la región mediterránea que afecta de lleno a su frontera Sur. Por otro lado en 2011 se aprueba la Estrategia Española de Seguridad, al final del mandato de Rodríguez Zapatero y con un gobierno muy debilitado  por los efectos que sobre la población tiene la crisis económica. 

Por último y para terminar de encuadrar el contexto, podemos decir que la DDN08 dispone de 6 apartados distribuidos en 14 páginas (Introducción, Planteamientos Estratégicos, Objeto, Líneas generales de actuación, Directrices y Disposiciones Finales); la DDN12 es un formato más reducido de 5 apartados (Introducción, Evolución del panorama estratégico y su repercusión para España, Objetivos de la política de defensa, Directrices y una Disposición Final) y 9 páginas.

Principios Generales DDN08
Principios Generales DDN12
Consecuente con la aprobación de la Ley Orgánica 5/2005, de Defensa Nacional. El Presidente del Gobierno dirige la política de Defensa y la determinación de sus objetivos. Enfoque integral de la Defensa. Analiza riesgos, amenazas y vulnerabilidades y las causas que la producen, establece marcos de actuación y proporciona respuesta integral, obviado la situación de crisis económica que ya estaba presente en buena parte del mundo. Esta Directiva está en consonancia con las establecidas en OTAN, UE y ONU avanzando en la Defensa Colectiva y la Seguridad Compartida. Consecuencia de esta Directiva se aprueba en 2011 la Estrategia Española de Seguridad (EES11). Las FAS son instrumento esencial de la acción exterior del Estado.
Los cambios experimentados en el ámbito de la seguridad justifican esta nueva DDN12, sobre todo en nuestro entorno más inmediato. La crisis económica supone una amenaza cierta a nuestra seguridad. Defensa responsable. Optimización de recursos. Solidaridad y lealtad con las alianzas que mantiene nuestro país, especialmente reseñadas en la OTAN, UE y ONU. La mejor aportación que puede hacer España al entorno de la seguridad global es su propia fortaleza, analizando los riesgos, amenazas y vulnerabilidades para la primera mitad del siglo XXI. Se establece la disuasión frente a posibles riesgos como función principal de la Directiva. Se enfatiza más la importancia de la industria española de defensa.

ESCENARIOS ESTRATÉGICOS y ADVERSARIOS IDENTIFICADOS.
La DDN08 describe un escenario complejo y larvado de peligrosidad, donde solo la combinación de diplomacia, política, cooperación, economía y  defensa puede detener los conflictos regionales de impacto global. Los actores públicos y privados, gubernamentales y no-gubernamentales junto a los factores étnicos y religiosos determinan unos escenarios de riesgos y adversarios perfectamente identificados, siendo éstos el terrorismo, el crimen organizado, la proliferación de armas de destrucción masiva, los estados fallidos, los conflictos regionales, la lucha por los recursos básicos, el cambio climático y el ciberespacio (coincidente con el catálogo de riesgos y amenazas de la UE[4]). El escenario es multidimensional por el creciente aumento de los actores, además de globalizado y sin solución definitiva en el horizonte, lo que condiciona el proceso sine die ya que éste puede volver a reiniciarse en cualquier momento.  La seguridad y la defensa, por tanto, son competencias que el Estado debe garantizar con una política inclusiva e integradora manejando los instrumentos que y la hemos definido anteriormente. Tal y como dice la propia DDN08:“.../... exige un enfoque multidisciplinar y una actuación integral del conjunto de las administraciones públicas competentes y la confluencia de instrumentos civiles y militares, públicos y privados[5].

En este panorama conflictual, los escenarios en los que se mueven las grandes decisiones estratégicas son el Mediterráneo, Iberoamérica, el África Subsahariana, Sahel, Oriente Medio y la región Asia-Pacífico. Nuestra seguridad está ligada a la seguridad de estas zonas, especialmente el área mediterránea en tanto en cuanto es frontera sur de la UE; la continuación de las políticas de vecindad y de cooperación regional permite que España disponga de relativa calma, además de un adecuado suministro de materias primas y energía. Así mismo España es el puente natural[6] de Europa (y la UE) con Iberoamérica; además del multilateralismo concreto, que impregna toda la Directiva, se explicita una mayor cooperación bilateral y regional en materia de defensa con los estados iberoamericanos. Y por último, se hace necesaria la estabilización regional de diferentes zonas del África Subsahariana[7] y de Asia-Pacífico[8].

Se explicita, con la misma importancia, la necesidad de que nuestras FAS mantengan una adecuada defensa de España, en cuanto a las capacidades militares se refiere, pero también que sean partícipes de la salvaguarda de nuestro estado en cuanto a situaciones de emergencia, riesgo y catástrofes se refiere, incorporando a este concepto el acceso a la alimentación, la energía, el agua o el cambio climático[9].

La DDN12 se aprueba en agosto y mantiene, básicamente, los mismos conceptos y constantes vitales que la de 2008, aunque motivado por el cambio en el escenario estratégico incorpora importantes novedades en un contexto económico todavía más adverso y con un cambio de signo político en el gobierno. Con una marcada vocación atlántica, apuesta por la continuidad de una alianza fuerte con Estados Unidos para mantener a raya los riesgos y amenazas globales y declara que la OTAN “.../... permanece como el vínculo de seguridad y defensa colectiva más apropiado para España[10]”. 

Para la Directiva, en el actual escenario estratégico predomina una amenaza de carácter híbrido, mezcla de conflictos convencionales con los nuevos asimétricos, incorporando el ciberespacio a los tradicionales escenarios de Tierra, Mar y Aire[11]. Esta directiva otorga una relevante importancia a la crisis económica como factor desestabilizador en las relaciones humanas dentro de los estados que sufran sus consecuencias al no poder garantizar la cobertura necesaria del acceso a los recursos básicos por parte de la población.  Los escenarios que la Directiva tiene en cuenta son prácticamente los mismos que la de 2008: Mediterráneo en general, pero especialmente los estados de la primavera árabe en el Magreb y Masreq, Oriente Medio, Sahel, Iberoamérica, Golfo de Guinea y África Subsahariana. Especialmente importante, desde mi punto de vista,  es la vinculación de la seguridad de España a la plena estabilidad del mediterráneo que solo podrá conseguirse controlando la insurgencia del Sahel, los tráficos ilícitos de Iberoamérica y Golfo de Guinea y el acceso de los Agentes No Estatales Violentos y el crimen organizado a los estados africanos y asiáticos más débiles, lo que debe controlarse con un una adecuada relación de colaboración y control “.../... con los países de ambas orillas[12]”, entendidas las orillas tanto del atlántico como del pacífico. Desde una concepción generalista, la Directiva explicita que España debe estar preparada para contraponer los riesgos globales en “.../... un mundo en el que la interconexión, la calidad y velocidad de la información, la gestión telemática de las transacciones, la libertad de los movimientos y de intercambios comerciales, cuyos beneficios son tan evidentes para la sociedad, no configuren un escenario en el que jueguen con ventaja grupos terroristas y de la delincuencia organizada[13]”. Una vez más la globalización de la economía sale a colación al albur de un liberalismo económico en crisis. Pero podemos concluir que los adversarios identificados serían los mismos que en la Directiva anterior, con algunas incorporaciones fruto, como ya hemos dicho, del nuevo panorama estratégico internacional: ataques cibernéticos, proliferación de armas de destrucción masiva, tráfico de personas, piratería, extensión de movimientos y grupos fanatizados (ya sean armados o no), la quiebra de la seguridad aeroespacial, el terrorismo, el crimen organizado, la inmigración ilegal, el narcotráfico y la seguridad  económica y financiera, fruto de la crisis económica internacional. Aunque no se hace mención de las catástrofes naturales y el cambio climático y sus efectos en la seguridad energética y alimentaria, y la consecuente generación de los llamados refugiados climáticos, entendemos que esta Directiva hace suya lo explicitado en la de 2008, ya que sí aparecen reflejados como tales en el Informe Anual de Seguridad de 2014[14] salvo la referencia al Cambio Climático y sus efectos, que el gobierno español actual parece querer obviar de manera pertinaz a pesar de haber firmado los acuerdos de la Conferencia de la ONU de París del año pasado (COP21) y de los esfuerzos de la UE en su mitigación y la adaptación de los estados, así como en la configuración de un modelo energético sostenible y basado en las energías renovables.

La Directiva renueva una alianza leal con los principios y valores de la OTAN y la UE. También con sus socios, claro está. Queda explicitado en diferentes partes de la Directiva y forma parte de la estrategia del estado español. La lógica de nuestra pertenencia a estas dos superestructuras me hace pensar que, aunque no se expresa de manera categórica (salvo una mención escueta en la página 5, párrafo 3), también se haga con respecto de nuestra pertenencia a la ONU, toda vez que España ha formado parte de su Consejo de Seguridad, como miembro no permanente, desde enero de 2015 hasta diciembre del 2016. Tampoco se hace mención a la OSCE, como sí hacía la Directiva de 2008 al igual que la referencia a la ONU y su Consejo de Seguridad.

En 2013 el gobierno de Mariano Rajoy aprueba la Estrategia Nacional de Seguridad, que sustituye a la de 2011, e incorpora buena parte de lo contemplado en esta Directiva, ampliando muchos de los conceptos ya que se trata de un documento más amplio. Los escenarios y los adversarios identificados coinciden, ampliando algunos, tales como el Cambio Climático, que aparece expresamente definido en el capítulo de Emergencias y Catástrofes (página 34), así como sinónimos perfectamente identificables con este riesgo tales como la sostenibilidad medioambiental (página 29) o riesgos medioambientales (página 32). La ONU también aparece en la ENS13 en el capítulo de las líneas de actuación estratégica en materia de Defensa Nacional (página 40).

Escenarios estratégicos y adversarios identificados DDN08
Escenarios estratégicos y adversarios identificados DDN12.
Escenario complejo y peligroso. Necesaria la combinación de diplomacia, política, cooperación, economía y  defensa para detener los conflictos regionales de impacto global. Terrorismo, crimen organizado, la proliferación de armas de destrucción masiva, los estados fallidos, los conflictos regionales, la lucha por los recursos básicos, el cambio climático y el ciberespacio. Escenario multidimensional. Actuación integral de todas las administraciones públicas en la defensa. El Mediterráneo, Iberoamérica, África Subsahariana, Sahel, Oriente Medio y la región Asia-Pacífico son los escenarios. Nuestra seguridad está ligada a la seguridad de estas zonas. Multilateralismo y relaciones bilaterales y regionales. Enfoque multidisciplinar y actuación integral de todas las administraciones públicas.
Nuevo escenario estratégico ya que las amenazas son de carácter híbrido, aumentando el riesgo en el ciberespacio. Marcado carácter atlantista y vocación de mantener una relación especial con EE.UU. La crisis económica configura buena parte de la Directiva. Mediterráneo en general, pero especialmente los estados de la primavera árabe en el Magreb y Masreq, Oriente Medio, Sahel, Iberoamérica, Golfo de Guinea y África Subsahariana son los escenarios estratégicos que se definen. Los adversarios identificados serían los ataques cibernéticos, la proliferación de armas de destrucción masiva, el tráfico de personas, la piratería, la extensión de movimientos y grupos fanatizados, la quiebra de la seguridad aeroespacial, el terrorismo, el crimen organizado, la inmigración ilegal, el narcotráfico y la seguridad  económica y financiera. La Directiva no habla expresamente del multilateralismo, pero sí de las relaciones bilaterales y regionales.


OBJETIVOS DE LA POLÍTICA DE DEFENSA  y FUERZAS ARMADAS.
La DDN08 establece con claridad el objetivo de la consecución de la paz  y un orden internacional estable para asegurar la protección de los valores propios e intereses esenciales de España[15]. Se basa, por tanto, en el principio de seguridad compartida y defensa colectiva que, como ya sabemos, comparte con la OTAN, la UE y la ONU. La DDN12 expresa que el objetivo primordial debe ser el de asegurar la fortaleza de España mediante el empleo de las capacidades propias que deben servir para detener las amenazas no compartidas[16]. Entendemos que, aunque basa la seguridad en la pertenencia de España a la OTAN y UE, ésta está supeditada a la defensa y protección de los intereses nacionales.
Analizando más pormenorizadamente la DDN08 nos encontramos con la voluntad de desarrollo de una acción única del Estado en materia de Seguridad y Defensa, de respeto a la legalidad nacional e internacional, en el desarrollo de una política de Estado que lleve a identificar a la sociedad con sus FAS. No podemos olvidar que la DDN04 había puesto importantes deberes al gobierno de Rodríguez Zapatero que se saldaron positivamente (desarrollo de la PCSD de la UE en materia de capacidades, creación de Battlegroups y Agencia Europea de Defensa, nuevas capacidades OTAN, relaciones UE-OTAN, Diálogo Mediterráneo OTAN y UE, elaboración de la Ley Orgánica de Defensa Nacional, continuar con las medidas de transformación de las FAS, etc.). Recordar que se elaboró la Estrategia Española de Seguridad en 2011, directriz expresa de esta Directiva y que el Consejo de Defensa Nacional asesoró al Presidente del Gobierno en la toma de decisiones relativas a la seguridad y defensa de España. Desde mi punto de vista no se trabajó con el denuedo necesario el fomento de la cultura de la defensa en la sociedad. Desde el punto de vista más interno, nuestra pertenencia a organizaciones internacionales nos obliga a mantener actualizados nuestro sistema de gestión de crisis, incorporando a las FAS en la lucha de nuevos riesgos, amenazas y emergencias (la creación de la Unidad Militar de Emergencia (UME), por ejemplo).

La DDN12 sitúa objetivos en materia de cohesión territorial nacional al decir con claridad que prevalece garantizar la seguridad propia para coadyuvar a la global; también establece la necesidad de replantear el actual diseño de las estructuras de las FAS, mejorando la coordinación entre los distintos ministerios y departamentos ministeriales, fundamentalmente la inteligencia[17]. Esta Directiva expresa con mayor intensidad la necesidad, que convierte en objetivo, de impulsar la industria nacional de la defensa, aprovechando el recoveco de convertir ésta en un motor de recuperación económica cuando debería haber utilizado la recomendación europea de impulso a la industria de la Defensa[18]. Son objetivos concretos de esta Directiva el asegurar un estado español fuerte, incrementando la coordinación de los instrumentos públicos de seguridad y defensa, manteniendo un nivel de disuasión creíble y suficiente que nos alejen de los escenarios de riesgo del entorno geográfico; la transformación de la FAS sigue siendo tarea a desarrollar junto con la voluntad de hacer de la cultura de la defensa algo propio de todos los españoles.

OBJETIVOS DDN08
OBJETIVOS DDN12
Establecer las líneas generales de la política de defensa y las directrices para su desarrollo. Conseguir la paz y un orden internacional estable para asegurar la seguridad de España. Seguridad compartida y Defensa Colectiva de acuerdo con OTAN, UE y ONU. Acción única del Estado en materia de seguridad y defensa; compromiso con la defensa de la paz y la seguridad internacional; multilateralismo efectivo; respaldo social y parlamentario; seguridad compartida y defensa colectiva. Transformación dinámica y permanente de las FAS.
Asegurar la fortaleza de España gracias a las propias capacidades de nuestras FAS; supeditamos nuestra pertenencia a OTAN y UE a la protección de los intereses españoles. Mayor grado de incertidumbre en cuanto a la situación de la seguridad en el mundo. Contención presupuestaria mayor que en 2008 pero sin renunciar a los niveles de seguridad exigidos. Asegurar una España fuerte. Coordinar los instrumentos de las administraciones públicas. Tener un nivel de disuasión aceptable. Seguir modernizando las FAS. Llevar la cultura de la defensa a todos los ciudadanos.


EL MULTILATERALISMO en las DIRECTIVAS de DEFENSA NACIONAL 2008 Y 2012.
No hay una única definición de multilateralismo válidamente aceptada por todos, por lo que debemos sumar algunas para tener un concepto más o menos claro de su significado. Así, multilateralismo en relaciones internacionales sería la acción concertada de tres o más países sobre un determinado asunto, materializada a través de organizaciones internacionales o multilaterales[19]. Concretamos, además, que por asunto entendemos los que se refieren a conflictos territoriales, políticos o de variado interés que afecte, en nuestro caso, a la seguridad y la defensa global, pero debe quedar claro que el multilateralismo hoy puede ejercerse en una gran variedad de asuntos que van desde las relaciones comerciales hasta las financieras. Es, por tanto, una actividad de varios países sobre una cuestión determinada. Este sistema asocia a varios estados en el viejo anhelo de la paz perpetua kantiana, vinculándose voluntariamente con obligaciones iguales y mutuas para la solución de un problema que, no siendo propio, podría afectarle. Hablamos de un acuerdo incluyente e igualitario, con mecanismos de control y supervisión de las decisiones que regulan la acción multilateral,  y España es un estado activo en esta materia por su pertenencia a diferentes estructuras supranacionales y regionales. Si bien el paradigma de multilateralismo es la ONU, su mejor instrumento y con cuya organización nuestro país participa activamente, aplicamos un multilateralismo normativo supranacional en materia de seguridad y defensa, igual al de los países miembros de la UE y OTAN, que otorga estabilidad en el escenario internacional gracias las clausulas de apoyo mutuo y/o Defensa Colectiva. El multilateralismo no es uniformidad de criterios ya que es necesario conciliar opiniones e intereses. Como instrumento es eficaz en tanto en cuanto ningún estado puede resolver por sí solo los retos, peligros, riesgos y amenazas comunes. Por tanto, podemos concluir que el multilateralismo es un instrumento útil y capaz para asentar el orden internacional. Al menos para intentarlo.
España ejerce, como decíamos, un multilateralismo normativo por su pertenencia a instituciones supranacionales, a la vez que multipolar por la variedad de situaciones internacionales que la globalización ha provocado después del fin de la bipolaridad EE.UU.-URSS, con el fin de la guerra fría, y la unipolaridad de EE.UU. que le siguió. Ya hemos comentado que nuestra pertenencia a la ONU, OTAN y UE nos exige la participación activa en acciones multilaterales. Y así se recoge en nuestros documentos normativos en materia de defensa. En la DDN08 se recoge, de principio a fin, una voluntad claramente multilateralista en nuestras relaciones con Iberoamérica que quiere sean así en materia de cooperación, sin renunciar a las relaciones bilaterales y regionales[20]. También aparece en el capítulo cuatro, al hablar de las líneas generales de actuación del Estado, por tanto de los objetivos de la Directiva; en concreto unimos nuestro compromiso con la defensa de la paz y la seguridad internacional con el ejercicio del multilateralismo[21]. De su literalidad deducimos que nuestra política de seguridad y defensa, al igual que la de nuestros aliados OTAN y UE, pasa por la resolución de conflictos a través de este procedimiento.



Sin embargo no encontramos referencias concretas al multilateralismo en la DDN12 lo que, desde mi punto de vista, no debe decantar nuestra opinión sobre la nula voluntad multilateralista del gobierno de España, ya que hacemos nuestros en la propia Directiva las iniciativas de la OTAN y la UE, que son organizaciones que ejercen el multilateralismo de manera permanente, a pesar de la crisis que sufre en la actualidad el sistema de misiones internacionales[22], que repercute, en este caso, en un refuerzo de la bilateralidad del Gobierno de España tanto con la OTAN como con la UE. Esta opinión se ve refrendad cuando encontramos en la Estrategia Nacional de Seguridad de 2013 menciones expresas al multilateralismo[23]. Por otro lado, en la medida en la que la Directiva habla de participar en las iniciativas de la OTAN y la PCSD UE estamos participando activamente del la acción multilateral. Sin embargo sí se explicita con claridad la bilateralidad “.../... con aquellos actores que compartan intereses y/o amenazas, que puedan aportar estabilidad a nuestro entorno o mejoren la posición de España en el ámbito de las relaciones estratégicas[24]”. Apreciar un giro en cuanto a la aplicación de la política nacional de seguridad y defensa sería arriesgado, dado el entorno en el que nos movemos y que ya hemos descrito. Sin embargo resulta llamativo que no se haga mención en el documento más ejecutivo en estas materias; puede ser que el signo político del gobierno dirija la política internacional española hacia la bilateralidad, pero prefiero opinar, a la vista de los documentos y de los planteamientos estratégicos de las organizaciones a las que pertenecemos, que esta Directiva es complementaria de la anterior de 2008 y asume, de facto, los principios allí establecidos. No en vano nuestra participación en misiones internacionales y en diferentes organizaciones en materia de seguridad, defensa, financieras o comerciales nos hace practicar el multilateralismo de manera prioritaria, sin dejar de ejercer nuestra posición como país en la defensa de nuestros intereses a través de procedimientos bilaterales que mantienen los principios y valores de las organizaciones supranacionales a la que antes me refería y que forman parte de nuestra manera de hacer seguridad y defensa.



[1] 1980, 1984, 1986, 1992, 1996, 2000, 2004, 2008 y la actual de 2012.
[2] Alfonso J. Iglesias Velasco. El Rumbo marcado por la nueva Directiva de Defensa Nacional. Página 2. file:///C:/Documents%20and%20Settings/rgomezm/Mis%20documentos/Downloads/Dialnet-ElRumboMarcadoPorLaNuevaDirectivaDeDefensaNacional-1143404%20(2).pdf
[3] Ley Orgánica 6/1980, de 1 de julio, por la que se regulan los criterios básicos de la Defensa Nacional y la organización militar, modificada por la Ley Orgánica 1/1984, de 5 de enero, y la vigente Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de Defensa Nacional.
[4] Documento Estrategia de Seguridad Interior de la UE. Hacia un modelo europeo de seguridad. Consejo de Justicia e Interior 25 y 26 de marzo de 2010. Páginas 13 a 15.
[5] DDN08, página 7.
[6] DDN08, página 5.
[7] República Democrática del Congo, Ruanda, Malí (con terroristas de Al Qaeda), Níger y Guinea, entre otros conflictos.
[8] Afganistán, Bangladesh, China-Tíbet, China-Xinjiang, Corea del Norte, Filipinas, India-Pakistán, Irán o Nepal, entre otros.
[9] Miguel Ángel Franco García. De las Directivas de Defensa Nacional a la Estrategia de Seguridad Marítima Nacional: Tendencia a la integración de capacidades cívico-militares en el ámbito marítimo. Página 7 y ss.
[10] DDN12. Página 3.
[11] Revista española de defensa. Septiembre 2012. Página 6.
[12] DDN12. Página 4.
[13] DDN12. Página 3.
[14] Informe Anual de Seguridad del Reino de España de 2014. Páginas 93 y siguientes, y 125 y siguientes. http://www.lamoncloa.gob.es/espana/eh15/defensa/Documents/150424_Informe%20Anual%20de%20Seguridad%20Nacional_14.pdf
[15] DDN08. Página 6. “España defiende como intereses esenciales la soberanía, la integridad territorial y el ordenamiento constitucional, así como asegurar la libertad, la vida y la prosperidad de sus ciudadanos .../... la consecución de un orden internacional estable de paz, seguridad y respeto a los derechos humanos es también un objetivo esencial de España”.
[16] DDN12. Página 5. “La primera contribución de España a la paz y seguridad internacional no es otra que garantizar la propia con fortaleza y decisión, y para ello procurarse las capacidades que aseguren la disuasión ante las que tradicionalmente se han denominado “amenazas no compartidas”.
[17] La Directiva de Defensa Nacional 2012. Instituto Español de Estudios Estratégicos. 7 de agosto de 2013. Documento de análisis 35/2012. Página 11.
[19] Luis Caamaño Aramburu. Documento de opinión 87/2014 de 8 de agosto. Instituto de Estudios Estratégicos. La eficacia del multilateralismo en las relaciones internacionales.
[20] DDN08. Página 6.
[21] DDN08. Página 8.
[22] Félix Arteaga. La directiva de defensa nacional 1/2012: tiempos de cambio para cambiar a tiempo. ARI 58/2012 Real Instituto Elcano. Septiembre 2012.
[23] Estrategia Nacional de Seguridad 2013. Página 12.
[24] DDN12. Página 8.