viernes, 3 de abril de 2015

La Paz Perpetua, de Inmanuel Kant



En todas las biografías sobre Immanuel Kant (1724-1804) que he tenido la oportunidad de leer aparece, en primer lugar, que fue un filósofo prusiano de la Ilustración. En segundo lugar figura como el filósofo crítico por excelencia. En tercer lugar como el precursor del llamado Idealismo alemán. También coinciden en definir a Kant como uno de los filósofos y pensadores más influyentes de la filosofía universal. Veamos, como aproximación, su contexto. Prusia es fundamental para entender el estado alemán y la actual configuración de Europa. Como Reino, fue potencia hegemónica europea durante casi dos siglos, con distintos nombres, guerreando e interactuando con una docena de países de su entorno y jugando un importantísimo papel en acontecimientos tanto mundiales como continentales. Kant vivió, por tanto, hitos históricos tales como la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776) y la Revolución Francesa (1789). Como Ilustrado, participó de la modernización cultural y académica del continente, ayudando a transformar las caducas instituciones del Antiguo Régimen. Como el resto de autores, Kant participa que la razón es el único medio para conseguir la verdad. Ésta y el progreso, son los únicos caminos para que el hombre alcance la felicidad. Como crítico epistemológico, sus pensamientos son, quizá, los más relevantes, para quien los límites del conocimiento residen en hacer siempre, y en todo lugar, el uso público de la razón. El idealismo alemán, como escuela filosófica creada por el propio Kant, establece que la realidad no es reconocible tal y como es en sí misma, sino que requiere de la razón para saber qué es cada cosa en cada momento. Este movimiento se enraíza, lógicamente, en la Ilustración y en el Romanticismo, y comparte escuela con Fitche y Hegel.

Tal y como nos dice Antonio Trunyol [1], Kant fue de producción tardía. Publicó su Crítica de la razón pura a los 57 años, y el opúsculo La paz perpetua en 1795, con 71 años. En ese año Polonia deja de existir al concertar Prusia, Austria y Rusia el reparto de su territorio. En Francia se instituye el actual sistema métrico. Jenner descubre la vacuna de la viruela. Volta crea la primera pila eléctrica y Laplace expone su teoría de la formación del sistema solar, hablando ya de los agujeros negros. 

Este es el contexto en el que Kant escribe su obra La paz perpetua, quizá imbuido en la creencia de que los grandes cambios van asociados a las movilizaciones sociales, caracterizadas éstas por las revoluciones y las guerras [2]. Para él, paz perpetua es la visión cosmopolita del derecho y la justicia universal, el derecho de las gentes o globalización de la justicia; también lo que hoy día llamaríamos la internacionalización del derecho, la regulación de los conflictos bélicos, el pacifismo mundial o el progreso moral de la especie. La razón es unidad, armonía, por lo que la guerra es algo antinatural, irracional [3]. Planteamientos como los de Montesquieu, Diderot, Rousseau o el Abate de Saint-Pierre condicionan el pensamiento de Kant y le inducen a escribir esta obra de 69 páginas (aproximadamente). 

El proyecto Kantiano, comprende artículos y máximas destinadas a la consecución de la paz perpetua. En total son seis artículos preliminares, donde Kant explicita leyes prohibitivas, para evitar la guerra, y tres definitivos, donde el filósofo nos dice cómo conseguir la paz, concretándolo en dos condiciones fundamentales: el perfeccionamiento de las constituciones republicanas de los estados y la extensión del modelo contractual de los individuos a los estados. Kant entiende la república como lo más parecido a la democracia actual, como la participación de los ciudadanos en el gobierno del estado. Como veremos más adelante, Kant dice que la paz está garantizada con una constitución que reconoce fueros a cada miembro, donde la ley sustituye a la fuerza. También es importante el concepto federación, donde los pueblos se unen en un estado de naciones (un solo organismo estatal universal) donde cada estado conserva su autonomía [4]. Diez años antes, en su libro Metafísica de las costumbres el autor nos había hablado de un congreso permanente de estados; esta confederación serviría para acercarse a la paz perpetua, como el deber ser y hacer de los estados. 

En los artículos preliminares para la paz perpetua entre los estados, Kant identifica la paz como el fin de las hostilidades. Así, tenemos la base del entendimiento mínimo entre estados, unas máximas de orden jurídico y moral que aparecen en la sección primera: 1. Cualquier tratado firmado entre estados, que mantenga reserva secreta alguna sobre el futuro, no podría ser considerado como la paz, sino como armisticio [5]; 2. Como los estados no son patrimonio de nadie, salvo de la sociedad libre de hombres y mujeres que los conforman, no podrá ser adquirido por otro [6]; 3. La ausencia de ejércitos [7]; 4. La prohibición de que la política exterior de los estados genere deuda pública, ya que de otra manera, un estado estaría en manos de otro siempre [8]; 5. No intervenir en los asuntos particulares de cada estado [9]; y 6. Entre los estados en guerra debe existir cierto “código” que impida utilizar estrategias y conductas que puedan evitar la paz futura [10]. Todas estas leyes se consideran prohibitivas por el autor para todos aquellos que detenten el poder. Ahora bien, de todas ellas, las números 1, 5 y 6 no pueden dejar de ser aplicadas, si bien los número 2, 3 y 4 puede dilatarse su aplicación en el tiempo. De esta forma quedan configurados los llamados “artículos preliminares” necesarios para la paz perpetua entre los Estados. 

Es la sección segunda la que contiene los artículos definitivos para la paz perpetua. Kant asegura que el estado natural del hombre es el de la guerra, por lo que la búsqueda de la paz entre semejantes no es natural. Bajo la constante amenaza de la guerra, la paz debe ser instaurada. Desarrolla tres artículos a los que denomina definitivos para la paz perpetua:

1. “La constitución civil de todo estado debe ser republicano”. Kant basa su república en tres conceptos: Libertad de todos los hombres, estado de derecho e igualdad de derechos y deberes. La constitución republicana no solo busca la paz en origen, sino que todo su contenido está pensado para que la paz sea duradera. Hay que recordar que Kant bebe del pensamiento platónico en tanto en cuanto los hombres son enemigos de los hombres; éstos son sociales por naturaleza por lo que la aparición del Estado es concebida como algo lógico con el fin conseguir la paz educando para la guerra. Al contrario que Platón, Aristóteles pensaba que el hombre no es malo por naturaleza. Sin embargo, pensaba lo mismo sobre que el objetivo de la guerra no es otro que restaurar la paz. En la medida en la que los estados se rigen por constituciones republicanas, son los ciudadanos los que decide si existe guerra o no. Cuando no existe la república, es el jefe del estado, sin contar con los ciudadanos, el que decide si el país declara la guerra o no. El estado ya no es, por tanto, propiedad de sus ciudadanos, sino del jefe del estado. Esta constitución republicana, el republicanismo, es el principio político de la separación de poderes (Kant habla de los poderes ejecutivo y legislativo) y de la soberanía popular. 

2. “El derecho de gentes debe fundarse en una federación de estados libres”. Los pueblos, como los hombres, se perjudican unos a otros en su estado de naturaleza. Todos aquellos que cuenten con una constitución republicana donde se puedan garantizar los derechos deben asociarse en una federación de estados libres. Kant piensa en una confederación de Estados donde no existe una instancia superior que los controle. El derecho es, por tanto, esa instancia superior que domina el principio malo que mora en el hombre y que lo hace guerrear, que lo pondera y domina. Un pueblo fuerte e ilustrado se gobierna por una constitución republicana y ésta, por definición, busca la paz perpetua. Toda federación de estados libres, de pueblos, busca acabar con las guerras para siempre (federación de la paz) y no solo el pacto por la paz, que significa acabar con una guerra determinada. 

3. “El derecho cosmopolita debe limitarse a las condiciones de la hospitalidad universal”. El extranjero no será tratado hostilmente por el hecho de haber llegado a un territorio que no es el suyo. En este caso Kant nos habla del principio de hospitalidad universal. Su razonamiento es sencillo en sí mismo: la superficie de la tierra es propiedad de todos los hombres por lo que todos tienen derecho a estar en cualquier lugar de la finita extensión terrestre. La inhospitalidad es contraria al derecho natural. Sin embargo, Kant afirma que la única conducta inhospitalaria es la de los comerciantes. En su libro Fundamentación de la metafísica de las costumbres habla de ellos con algo más de profusión [11]. Cuando éstos visitan a países y pueblos extranjeros tratan de conquistarlos [12]

En virtud de estos tres artículos definitivos para la paz perpetua Kant nos demuestra que sentía desconfianza en los pactos de paz y la ruptura casi sistemática de los compromisos políticos internacionales, tal y como nos lo describe Teresa Santiago Oropeza [13]. La paz entre estados republicanos lo es entre territorios que deciden abandonar su estado de libertad salvaje para formar parte de una comunidad pacifica donde ningún estado pierde su soberanía gracias a una constitución republicana [14] (y sometidos al imperio de la ley, donde reina un sentido de justicia global). Así, libertad, igualdad y valoración del individuo, principios de la Ilustración, son asumidos plenamente por Kant. La capacidad legislativa del ser humano forma parte de la ética y la moral kantianas, siendo uno de sus imperativos categóricos [15] desarrollado en su libro anterior Metafísica de las costumbres

Kant en el suplemento primero de su Paz Perpetua, vuelve a insistir en las garantías de dicha paz, siendo nítido en cuanto a quién la suministra: la naturaleza. Destino o Providencia son sinónimos de naturaleza que los hombres utilizan indistintamente, en función de si cargan su significado en las leyes de la misma o el devenir de sus actos. Ahora bien, ¿cómo se organiza la naturaleza? Ésta ha “cuidado” que los hombres de la tierra puedan vivir en cualquier parte de la misma, siendo la guerra la que ha llevado al hombre a territorios inhóspitos (primer arma de guerra del hombre, el caballo), desde el prisma natural del hombre como animal (recordar que Heráclito habla del principio de la discordia de la guerra como motor de cambio social). En cuanto a la consideración del hombre como ser racional, la naturaleza impone su finalidad moral y ética, asegurando que los hombres hagan uso de la libertad en virtud de las leyes. El derecho tiene por objeto hacer compatibles las libertades de todas las personas, es decir, la libertad. El fin del Estado es garantizar la eficacia del Derecho y, por tanto, la libertad también. Para Kant, el derecho Público es el que impera en el estado civil y es el conjunto de leyes positivas, públicamente sancionadas, por las que se rige un Estado o grupo de Estados. El Derecho Público, para Kant, se divide en: Derecho Político [16], Derecho de Gentes [17] y Derecho Cosmopolita [18]. Además, la naturaleza se sirve de dos medios para diferenciar a los pueblos, la religión y la lengua, que conllevan a la guerra por su propensión al odio mutuo. Pero también une pueblos, gracias al espíritu comercial que NO puede coexistir con la guerra, pero que se apodera de todos los pueblos. El poder del dinero es el más fiel de los poderes subordinados al Estado, que se ve obligado a fomentar la paz con negociaciones cuando se amenaza el poder económico de un estado. La naturaleza, así, garantiza la paz perpetua mediante los instintos humanos. 

La última parte del libro versa Sobre la discrepancia entre la moral y la política respecto a la paz perpetua. Kant define la moral como el conjunto de leyes obligatorias según las cuales debemos actuar. La política, en tanto en cuanto es derecho aplicado, no puede confrontar con la moral [19], que es teoría del derecho. Después de varias reflexiones sobre la honradez, el político moral y el moralista político, Kant muestra su apoyo a que los pueblos alcancen por medio de la revolución la capacidad de gobernarse desde una constitución republicana y desterrar estados despóticos (algo que defenderá también en De la armonía de la política con la moral según el concepto trascendental de derecho público). De esta manera sigue defendiendo el principio de justicia universal (“reine la justicia y húndanse todos los bribones que hay en el mundo”) volviendo a su receta de la paz perpetua: Estado de derecho [20], constitución, unión de estados... Concluye Kant que no existe conflicto entre moral y política esgrimiendo que es el concepto de derecho el que puede fundar una paz duradera. Si existiera algún tipo de incompatibilidad entre ellas, se utilizaría el principio de publicidad, que no es otra cosa que la legitimidad de la norma haciéndose públicos y notorios sus propósitos, asegurándose su cumplimiento. 

Sin duda, la obra de Kant adelanta muchas de las ideas sobre las que descansa el mundo de la política internacional hoy día. Conceptos tales como federación de pueblos, derecho de gentes, justicia global, república serían sinónimos de los actuales Naciones Unidas, imperio de la ley, derecho internacional y democracia. Su forma de regular los conflictos bélicos también parece preceder a los actuales convenios de La Haya y Ginebra. Y el concepto de progreso moral de la especie tiene mucho del pacifismo global que hoy día se defiende intensamente. 






[1] A. Trunyol. La Paz Perpetua. Presentación. Madrid. Tecnos. 1985. P 10. 


[2] Teresa Santiago Oropeza. Kant y su proyecto de una paz perpetua. Revista Digital Universitaria. Número 11. 2004. 


[3] José García Caneiro. Revista A Distancia. UNED. PP 98-102. 


[4] Federación libre de estados republicanos. 


[5] No debe considerarse válido ningún tratado de paz que se haya celebrado con la reserva secreta Sobre alguna causa de guerra en el futuro. (Kant. La paz perpetua. Tecnos. Madrid. 1985. P5). 


[6] “Ningún estado independiente podrá ser adquirido por otro mediante herencia, permuta, compra o donación”. (Kant. La paz perpetua. Tecnos. Madrid. 1985. P6) 


[7] “Los ejércitos permanente deben desaparecer totalmente con el tiempo” (Kant. La paz perpetua. Tecnos. Madrid. 1985. P7). 


[8] “No debe emitirse deuda pública en relación con los asuntos de política exterior” (Kant. La paz perpetua. Tecnos. Madrid. 1985. P8). 


[9] “Ningún estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y gobierno de otros” (Kant. La paz perpetua. Tecnos. Madrid. 1985. P9) 


[10] “Ningún estado en guerra con otro debe permitirse tales hostilidades que hagan imposible la confianza mutua en la paz futura, como el empleo de asesinos, envenenadores, el quebrantamiento de capitulaciones, la inducción a la traición, etc. (Kant. La paz perpetua. Tecnos. Madrid. 1985. P10) 


[11] Dice Kant que “.../... un comerciante puede estar tentado de engañar a un comprador incauto y cobrarle fraudulentamente más de lo que corresponde. Si no lo hace es por miedo a que lo pillen. Pero habría que ver qué haría uno en caso de ser un comerciante seguro de no ser pillado.” 



[12]Kant. La paz perpetua. Tecnos. Madrid. 1985. P28. 


[13]Kant y su proyecto de una paz perpetua. Revista digital universal. Volumen 5. Número 11. 2004. P8. 


[14]“.../... la única perfectamente adecuada al derecho de los hombres, pero también la más difícil de establecer y, más aún, de conservar, hasta el punto de que muchos afirman que es un derecho de ángeles, porque los hombres no están capacitados, por sus tendencias egoístas, para una constitución de tan sublime forma.” (KANT. La paz perpetua. Tecnos. Madrid. 1985. P38). 


[15]Mandamiento autónomo y autosuficiente capaz de regir el comportamiento humano en todas sus manifestaciones. 


[16]Este principio se refiere a los miembros de la sociedad civil en tanto que sujetos activos que participan en la legislación a través de voto, dentro de una constitución republicana donde exista separación de poderes: libertad, igualdad y ciudadanía. 


[17]El que rige las relaciones entre Estados y debe fundarse en una Federación de Estados libres que garantice la paz. Podríamos considerar este derecho como el actual Derecho Internacional. 


[18]Conjunto de leyes de deben regular las relaciones entre los Estados y los ciudadanos de otros Estados, pero como miembros de una comunidad humana mundial. Hospitalidad Universal. 


[19]Kant nos dice que la moral es teoría general de la prudencia, es decir, aplicar los medios adecuados a los propósitos. (Kant. La paz perpetua. Tecnos. Madrid. 1985. P45). 


[20]“.../... El derecho de los hombres debe mantenerse como cosa sagrada por grandes que sean los sacrificios del poder dominante”. (Kant. La paz perpetua. Tecnos. Madrid. 1985. P60).

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