viernes, 7 de octubre de 2016

El mundo en Europa


Europa ha vivido retos constantes desde su fundación como CEE en 1958. Reconstruir Europa tras la 2ª Guerra Mundial fue el primero, pero desde entonces hemos vivido 57 años de paz, cierta estabilidad y prosperidad. Es cierto que la crisis económica ha condicionado los últimos 10 años y que vivimos una guerra dentro de las fronteras europeas, pero podemos concluir que en Europa existe un espacio de convivencia, gobernanza democrática y respeto a los derechos humanos. La unión económica ha intentado convertirse en unión política, pero no se ha conseguido aún. Es más, la influencia de la UE disminuye en estos días, coincidiendo con la crisis de los refugiados que ha puesto negro sobre blanco que la Unión no habla con una sola voz, sino con 28, y que el actor global que debería ser consiente una crisis fronteriza sin precedentes que genera inestabilidad e inseguridad. ¿Cómo actúa la UE en su faceta de actor global sobre las diferentes dinámicas mundiales que le rodean? Siguiendo el guión que nos muestra el monográfico El Mundo en Europa, editado por el CIDOB[1] en mayo de 2015, coincidiendo con el Día de Europa[2], fronteras, terrorismo, soberanía nacional, refugiados y asilo, multipolaridad, gobernanza económica y política, las armas de destrucción masiva, la energía, el cambio climático y los valores de la UE son algunas de estas dinámicas mundiales sobre las que se espera encontrar a la Unión.

Rusia y China, junto al resto de los países BRICS[3], suponen una nueva manera de entender la geopolítica y la geoestrategia. Mientras que Rusia parece haber heredado las formas de la extinta URSS en cuanto a su forma de relacionarse con el resto del Mundo, China ha explotado un modelo económico creciente que ha colonizado el orbe. Ambos países, que rivalizan estratégicamente con la UE, han hecho de la multipolaridad el común denominador de nuestros días. Rusia defendiendo un área geopolítica proclive a sus interese que ha motivado la crisis ucraniana, con la anexión de Crimea,  y que ha derivado en sanciones muy importantes de la UE y EE.UU; Rusia por su parte ha vetado diferentes productos de la UE. China expandiendo su potencial económico hacia estados que tradicionalmente acordaban o se asociaban con la UE pero que no exigen la puesta en marcha de los valores propios de Occidente. La UE, mientras tanto, debate si continuar con las sanciones, ya que no existe consenso en los 28 al respecto. Y los países del entorno, que conocen esta dificultad en cuanto la PESC de la UE, se aprovechan de ella.

El terrorismo yihadista y la insurgencia también exigen firmeza en cuanto a las políticas se refiere. Y la UE tiene en la fronteras Sur y Este un grave problema de crisis humanitaria provocada por estas causas. Hoy yihadismo e insurgencia significan también inestabilidad, estados fallidos y crimen organizado; tráfico de armas, drogas y de personas cuestionan una y otra vez la ausencia de una política exterior común, de seguridad y defensa. Por el contrario, determinados intereses en la zona, de Francia o Italia, condicionan la acción exterior de la UE. Sabemos que la insurgencia del DAESH se financia, entre otros métodos,  con droga que llega del otro lado del Atlántico;  Marruecos y Argelia siguen enfrentados por la cuestión saharaui; Libia continua teniendo dos gobiernos estables y reconocidos y el Sahel es campo de entrenamiento de buena parte de los grupos terroristas que operan en el mundo. En este asunto no basta con una política de seguridad común, que no existe, sino una intervención regional que se ha visto lastrada con la incorporación de nuevos actores regionales como China, que ha firmado acuerdos y comprado o condonado deuda en 8 países africanos[4], además de haber llegado a importantes convenios con los países africanos productores de petróleo[5] (China es el gran país importador de energía mundial) a cambio de no interferir en sus disputas regionales. La UE pierde protagonismo, también, en esta zona. En cuanto a la prevención de llegada de europeos al DAESH, los conflictos turco-kurdos en la frontera con Siria han posibilitado nuevos fracasos. Se calcula que han sido 6.000 los europeos que se han enrolado en el DAESH o Al-Nusra[6]. Una vez más los intereses particulares de los estados miembros de la UE han provocado no hablar desde una única voz, sino que son las estrategias unilaterales de seguridad las que se aplican. 

La UE ha dejado de prevenir (y reprimir) estos conflictos, y la zona MENA[7] se ha convertido en un auténtico problema para la UE y para el mundo, ya que se es la zona más radicalizada, más pobre y con serios problemas de gobernanza democrática. Siria e Irak, o lo que es lo mismo, DAESH contra Al-Nusra, o Suníes contra Chiíes, representan la otra cara de la moneda[8]. Insurgentes y terroristas hacen suya Siria, dejándola a punto de convertirse en estado fallido,  y provocan la mayor hégira de personas desde la segunda guerra mundial. Este conflicto, el sirio, ha provocado que más de 626.000 personas soliciten asilo político en la UE. Mientras que la UE vende democracia y respeto a los derechos humanos por el mundo, hasta ahora ha sido incapaz de responder con una única voz a este dramático acontecimiento provocado por la guerra, donde uno de cada cuatro refugiados es un menor de edad. La UE aprobó diferentes resoluciones sobre el asilo pero ningún país miembro lo ha traspuesto a su normativa. Este asunto ha provocado una pérdida de credibilidad de la UE ante el mundo. Así la UE, que ha estado de perfil en esta crisis, se ha visto obligada a actuar por el avance del DAESH hacia la frontera turca. Pero mientras unos pocos países han participado en la campaña militar liderada por EE.UU[9], otros se han limitado a suministrar armas y entrenamiento a las fuerzas peshmerga kurdos. España, por ejemplo, ha hecho lo propio con el suministro de armas y entrenamiento a los iraquíes. Una vez más vemos cómo la UE no actúa con una sola voz y sufre, como nadie, las consecuencias de unos terribles atentados contra la población civil en España, Reino Unido, Francia o Bélgica.

Hasta ahora la UE era considerada un gigante económico. El mercado y la moneda única fueron un éxito sin precedente. Pero también han surgido competidores y los BRICS, encabezados por China, han creado el denominado Banco de Desarrollo[10] con 100.000 millones como fondo de reserva, y que se ha convertido en una alternativa al Fondo Monetario Internacional. Los rescates a Grecia, Irlanda, Portugal y España por parte de la UE han provocado un airado debate en el seno de la Unión sobre la conveniencia de seguir perteneciendo al club de los 28 (Reino Unido, Austria y República Checa, sobre todo). Incluso en el terreno económico, que todo el mundo reconoce como muy positivo, la UE hace aguas y hace vulnerable a una región que necesita, ante todo, de energía, ya que, al menos, 14 estados dependen de la energía generada en Asia y África. Éste se convierte en asunto de primer nivel ya que la seguridad en la zona MENA u Oriente Próximo significa tranquilidad energética para la mitad de los europeos. Pero cuando hablamos de seguridad no lo hacemos exclusivamente desde el punto de vista de la conflictividad militar, sino que hablamos, también,  de la seguridad energética, sanitaria y alimentaria, que pueden verse agravadas por los efectos del Cambio Climático. En tanto en cuanto que la UE provee de instrumentos para paliar sus efectos o revertirlos, la meta de conseguir que el calentamiento global no llegue a los 2º centígrados con respecto de la era preindustrial es vital, sobre todo en los países que dependen de los combustibles fósiles. Después de los históricos acuerdos de la COP-21[11] de París, la UE debe seguir jugando un papel dinamizador, preventivo y vigilante de los mismos. Hoy tenemos acuerdo, máximo histórico de países firmantes, financiación para los estados menos desarrollados, pero nos faltan instrumentos independientes con capacidad de sanción para vigilar que el acuerdo se cumpla.

Europa no tiene estrategia de seguridad común, ya que ésta es la suma de las 28 estrategias nacionales. Tampoco de defensa ni de política exterior. El gran reto europeo en este siglo es convertir a la UE en una unión política efectiva, como ya lo es en la economía. Si no es así la UE perderá poder en el nuevo orden multilateral regional que gobierna, de facto, la geoestrategia internacional. 





[1] El Mundo en Europa. Varios autores coordinados por Pol Morillas. CIDOB. Colección Monografías. Barcelona 2015.
[2] Se celebra cada 9 de mayo conmemorando el célebre discurso del ministro de Asuntos Exteriores francés Robert Schumann.
[3] Brasil, India y Sudáfrica.
[4] La polémica por la ayuda exterior de China y sus efectos sobre África. http://blog.africavive.es/2015/10/ayuda-exterior-china-efectos-africa/
[5] Sudán, Angola, Chad y Nigeria.
[6] Ibídem nota 1. Moussa Bourekba. Prevenir el extremismo violento.
[7] Acrónimo de Middle East and North Africa.
[8] No quisiera dejar pasar esta oportunidad para denunciar el genocidio que los insurgentes del DAESH están cometiendo contra los integrantes (sobre todo mujeres) del credo yazidí.
[9] Reino Unido, Francia, Holanda, Bélgica y Dinamarca. Ibídem nota 1. Eckart Woertz. Estabilizar Siria e Irak.
[11] La Cumbre de París cierra un acuerdo histórico contra el Cambio Climático http://internacional.elpais.com/internacional/2015/12/12/actualidad/1449910910_209267.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario